¡Vaya pelos!
Sea escaso o abundante, largo o corto, rubio o negro, el pelo del bebé se irá cayendo y lo sustituirá otro más fuerte.
Marina acaba de nacer. Sus padres la miran embelesados. “Qué bonita", exclama su madre, “Mira, tiene los ojos azules”, dice su padre. Pero el rasgo de la niña que más llama su atención es su rebelde y abundante cabellera negra.
En la habitación de al lado, Lucas y Paula se relajan en el pecho de su madre. Se han adelantado más de tres semanas a la fecha prevista para su nacimiento, por eso son dos niños menudos, aunque en sus tres días de vida han hecho tantos progresos que sus padres están orgullosos de su fortaleza. Ni Lucas ni Paula tienen un solo pelo en sus lindas cabecitas. Son dos niños pelones.
Juan está a punto de abandonar la maternidad en brazos de su mamá. Han venido a recogerles, solícitos, los padres de su madre. “Se parece a ti”, dice la abuela, emocionada, a su marido. Juan tiene la cabeza poblada por caracolillos. “Menos en el pelo”, responde el abuelo que luce calvicie.
Abundante o escaso; largo o corto, el cabello de los bebés al nacer es siempre fino y en la mayoría de los casos oscuro. Si han sido prematuros, lo más probable es que no exista. No tiene importancia: ese primer pelo, si lo hay, se irá cayendo en los próximos meses y será remplazado por otro más grueso y fuerte.
A veces la caída es paulatina, poco a poco el pelo va siendo sustituido por el definitivo; otras veces es rápida y el bebé se queda con grandes zonas despobladas, casi siempre en la parte posterior de la cabeza, debido al roce con la cuna, ahora que pasa tantas horas durmiendo boca arriba.
¿Y cómo será el nuevo cabello? ¿Tendrá Marina una indomable cabellera negra? ¿Lucas y Paula lucirán un pelo más bien escaso? ¿Juan rizos tipo afro? Para hallar una pista no hay que fijarse en el pelo que estos niños trajeron al mundo, sino en el de sus padres y abuelos. Porque las características del cabello vienen escritas en los genes: ¿Rubio? ¿Moreno? ¿Liso? ¿Rizado? ¿Abundante o escaso?
Cuando uno de los padres tiene el pelo negro o castaño, es probable que el hijo también lo tenga porque el gen del color oscuro predomina sobre el del color claro, lo mismo que el gen del cabello rizado prima sobre el lacio. Pero a veces la genética da sorpresas. Es así de caprichosa. Hacia el año o año y medio habrá nacido el nuevo pelo que todavía no cubrirá toda la cabeza. Entonces se irá despejando la incógnita. Cuando el niño apegue dos velas, lucirá su cabello definitivo, más espeso, que, eso sí, puede ir cambiar ligeramente de color a lo largo de los años.