¿Es bueno anticipar a los niños más pequeños que el final del curso se acerca?

La importancia de la anticipación no solo es tal a corto plazo, también tiene peso en cambios bruscos que están próximos y el final del cole lo es.
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Mayo avanza imparable. El termómetro ya no engaña en buena parte del país y los parques se llenan de globos de agua por las tardes: el verano está al caer. Y esto implica, irremediablemente, que el curso escolar 21-22 se acabe.

Los niños que ya empiezan a entender el concepto tiempo saben, porque lo hablan en clase y con sus amigos y amigos además, que en un visto y no visto estarán de vacaciones, pero los más pequeños no terminan de entenderlo. Es normal porque muchos de ellos, sobre todo en la etapa de educación infantil, siguen intentando buscarle el sentido al tiempo. Los más mayores ya saben que todo no es mañana, hoy y ayer, pero no así los peques de 3 años, por ejemplo.

Esto es un factor a tener en cuenta a la hora de valorar cuándo explicarles que el cole llega a su fin por una temporada. La edad y el nivel de madurez del niño son factores que debemos tener en cuenta para decidir con cuánto tiempo de antelación decírselo a aquellos que por sí solos todavía no lo sepan. 

Al mismo tiempo, debemos tener en cuenta lo importante que es allá anticipación como herramienta con los peques. Pensad en vosotros mismos, lo mal que os sientan las noticias repentinas o los cambios de rutina sin previo aviso. Es así, ¿verdad? Pues con los peques esta sensación se puede multiplicar, sobre todo en aquellos niños y niñas que sean más rígidos.

Por lo tanto, explicarles que el colegio se acaba es fundamental, pero más lo es encontrar el momento perfecto para hacerlo en función de la edad y características de vuestro peque. 

La importancia de anticipar

La anticipación es una herramienta muy eficaz para mejorar la respuesta de los niños a un cambio en su actividad o un cambio de rutina. Lo es a corto plazo; por ejemplo, si están jugando en el parque y pronto tendréis que iros. Y lo es también a medio plazo: si el fin de semana va a venir alguien que no esperan a verles o si se tienen que quedar con los abuelos, por ejemplo. “Cuando se enfrentan a situaciones desconocidas o con las que no están muy familiarizados, si no se les explica previamente aquello que sucederá, posiblemente desencadenarán en llantos, rabietas o malestar”, señala el equipo del gabinete de psicología y educación infantil Papallona al respecto. 

Explicarles anticipadamente lo que va a ocurrir les ayuda a crear una idea en su cabeza que limitará reacciones no deseadas en los niños porque el riesgo de que aparezcan la frustración, el temor o la sorpresa en un sentido negativo es menor si anticipamos. Así lo explica el equipo de Papallona: “Anticipar sirve para avisar a los niños (y a los adultos) de aquello que sigue de manera clara, contundente y, sobre todo, respetuosa hacia lo que hace en ese momento”, afirman. “De esta manera, al mismo tiempo, estamos definiendo los límites sin ejercer una posición de autoridad y control”, continúan. Por ello, concluyen, “Anticiparnos a los acontecimientos, por tanto, nos prepara para aquello que va a venir, nos hace sentir tranquilos y nos reporta seguridad”. 

Si podemos evitar que se sientan mal por un cambio brusco, parece evidente que la anticipación es un hábito muy positivo. Solamente puede ser contraproducente si nos precipitamos con cambios para los que todavía queda cierto tiempo y el niño o niña que recibe el mensaje no está capacitado para entender que no ocurrirá a corto plazo. En el caso del fin de curso, una buena idea para evitar este problema es hacer un calendario a mano con ellos del mes de junio (hasta el último día de cole) y que tachen ellos mismos los días a medida que pasan. Así, además, pueden practicar los números. 

En definitiva, tal y como concluye el equipo de Papallona, “Al anticipar al niño en aquello que va a suceder, estaremos acompañándolo en sus miedos, temores y emociones”. 

Con los mayores, flexibilidad

Con los niños más mayores, que ya son plenamente conscientes varias semanas antes de que ocurra de que el cole se acabe, el consejo más repetido entre los expertos es el de la flexibilidad bien entendida.

Para que el paso de cole a vacaciones no sea brusco, es aconsejable potenciar los planes al aire libre entre semana con ellos durante las últimas semanas de curso. Si el tiempo lo permite, por ejemplo, podéis facilitar que pasen más tiempo en el parque con sus amigos y amigas. También que se acuesten un poquito más tarde, dado que en verano solemos dormir algo menos y que el horario de verano hace complicado que nos acostemos a la misma hora que en invierno.

No implica la flexibilidad que quienes los tengan pierdan de vista los exámenes finales, pero sí que potenciemos una transición más lineal entre el final de curso y el verano, de manera que sea más sencillo para los niños y niñas el cambio que se produce en sus vidas de un día para otro. A esto también ayuda la comunicación y la anticipación, ya que podéis hablar con ellos lo que viene por delante. Podéis explicarles cuál va a ser el plan aproximado para vuestro verano o incluso, si tienen edad para ello y existen distintas alternativas posibles, hacerles partícipes del diseño del mismo. 

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