El otoño es una estación especial para las familias. Es verdad que cuesta acostumbrarse a los días más cortos y a que el verano se haya escapado, pero una vez se retoma la rutina, esta es una estación que ofrece un sinfín de opciones para disfrutar con niños y niñas. Aunque el sol se esconda antes, las hojas alfombren las calles y el aire fresco invite a planes diferentes, "más calrntitos", el otoño es una gran oportunidad para hacer planes en familia.
No solo paseos y meriendas calientes, o salidas a la naturaleza para comporbar in situ la espectacular paleta de colores del otoño y, de paso, y con cuidado, recoger setas, sino también planes festivos inspirados en las muchas celebraciones otoñales que tienen lugar en diferentes lugares de España en esta época del calendario.
El Magosto, la Castañada, Halloween y las fiestas de Todos los Santos son cuatro ejemplos de cómo la cultura popular y las costumbres más modernas pueden convertirse en planes perfectos para hacer con niños en otoño. Cada una tiene su propia historia, sus rituales y, lo más importante, maneras de disfrutarlas en familia. Te los presentamos.

Magosto: fuego, castañas y tradición en Galicia y el norte
“Por san Martín se hace el magosto con castañas asadas y vino o mosto”, dice el refrán.
El Magosto se celebra sobre todo en Galicia, Asturias y León entre finales de octubre y principios de noviembre, coincidiendo con la festividad de San Martín (San Martiño en Galicia), el 11 de noviembre. Su origen es ancestral: un rito de fuego y cosecha en torno a las castañas, que hoy sigue vivo en hogueras colectivas, música tradicional y meriendas compartidas.
En ciudades como Ourense, miles de personas suben al Monte de O Pino para asar castañas, saltar sobre las brasas y tiznarse la cara con ceniza, una costumbre que a los niños les fascina.
Para recrear el espíritu del Magosto en casa puedes simular una pequeña hoguera (de mentira) en el jardín o asar castañas, y antes chorizo, también típico de esta fiesta, acompañarlas de cuentos populares y hasta de un poco de música tradicional. Como se hacía antiguamente en Galicia: "El fuego del hogar en las frías noches de primeros de noviembre convidaba a compartir cuentos y leyendas antiguas", explica Turismo de la Xunta de Galicia.
A los más pequeños les encantará participar en el ritual de pelar las castañas y escuchar historias de cómo lo vivían sus abuelos.
Castañada: panellets y dulces para la noche de Todos los Santos
En Cataluña, Aragón y Baleares, la protagonista es la Castañada, que se celebra el 31 de octubre o el 1 de noviembre, coincidiendo con Todos los Santos. La tradición cuenta que los campaneros recibían alimentos energéticos —castañas, boniatos y dulces— para resistir la larga noche de vigilia. Con el tiempo, esta costumbre dio lugar a una fiesta gastronómica y familiar.
Los niños disfrutan especialmente con la preparación de panellets, esos pequeños dulces de almendra recubiertos de piñones, coco o chocolate. Muchas escuelas organizan talleres de repostería para que los alumnos los elaboren y luego los compartan con sus familias.
Además, en muchos pueblos y ciudades catalanas se organizan ferias de la castaña con música, juegos y actividades para todas las edades. Una buena oportunidad para que los niños conozcan la riqueza de la gastronomía local y la vinculen con una tradición cultural.
Y si os pilla lejos y no podéis ir, siempre podréis hacer vuestros panellets en casa y vuestra propia castañada casera. Lo importante es pasar tiempo de calidad juntos, y esta es una excusa inmejorable.
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Halloween: calabazas, disfraces y parques temáticos
La noche del 31 de octubre España también se rinde a Halloween. Qué decir a estas alturas de esta fiesta anglosajona que ya hemos hecho nuestra. Aunque la tradición viene de fuera, ya es un clásico en muchos barrios organizar el “truco o trato” entre vecinos, decorar las casas con calabazas y telarañas, y disfrazar a los niños de personajes terroríficos.
En paralelo, en Galicia se mantiene vivo el Samaín, la versión local de origen celta que recuerda al Samhain irlandés y que, en muchos lugares, se mezcla con el Magosto. Un buen momento para hablar a los pequeños de cómo distintas culturas celebran el cambio de estación y el vínculo con sus ancestros.
Los parques de atracciones y temáticos aprovechan Halloween para organizar túneles del terror, pasajes infantiles y espectáculos especiales que atraen a miles de familias. Una forma de vivir Halloween que combina ocio y emoción para los niños más atrevidos. Y en casa, siempre queda la opción de preparar una cena temática con crema de calabaza, galletas decoradas y una pequeña sesión de cuentos de miedo.
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Todos los Santos y el Día de Muertos: recuerdos y meriendas de otoño
El 1 de noviembre es el Día de Todos los Santos, una celebración de carácter más íntimo en la que las familias visitan a sus difuntos en los cementerios. En algunas zonas, esta jornada se combina con fiestas populares conocidas como calbote en Castilla y León o la Chaquetía en Extremadura, donde los niños y niñas salen al campo a merendar frutos de otoño: higos secos, nueces, granadas o las inevitables castañas asadas.
En Lagunilla (Salamanca), por ejemplo, se celebra la Fiesta de los Calvotes, en la que el ayuntamiento reparte castañas y todo el pueblo participa en la gran hoguera. Una costumbre que une a generaciones y que permite a los más pequeños descubrir un modo diferente de relacionarse con la comunidad.
En las ciudades grandes, en cambio, ha calado otra fiesta importada, el Día de Muertos, la tradición mexicana en la que está inspirada la famosa película Coco, responsable, al menos en parte, de que se haya extendido la fiesta más allá del país azteca. Esta es una fiesta muy llamativa para los niños y niñas, con una paleta de colores y formas realmente especial.
Aunque pueda parecer una fecha solemne, con los niños se puede enfocar como un día de memoria y agradecimiento, compartiendo recuerdos familiares y combinándolos con meriendas típicas del otoño.

Los beneficios de celebrar estas fiestas con niños
Vivir estas fiestas no solo es divertido: también tiene beneficios educativos y emocionales. Ayuda a transmitir cultura e identidad, permite a los niños y niñas sentirse parte de una comunidad y les enseña a respetar las tradiciones locales. Compartir recetas, cuentos o rituales crea un vínculo intergeneracional muy valioso.
Además, estas celebraciones ofrecen la oportunidad de desconectar de las pantallas, pasar tiempo al aire libre, reforzar la creatividad y disfrutar de alimentos de temporada. Y, sobre todo, se convierten en recuerdos compartidos que los niños llevarán consigo durante toda su vida.
Halloween y el Día de Muertos son más conocidas a nivel global, pero quizá no conocías las fiestas tradicionales de otoño que se celebran en nuestro país, una excusa ideal para aprender y disfrutar en familia durante el otoño.