Cómo elegir el vestido de comunión de tu hija

Repasamos las claves para encontrar la pieza ideal para este día señalado en el calendario familiar por su significado religioso.
Primera comunión

La temporada de comuniones, cuando no ocurre nada extraordinario como pasó la primavera del año pasado con el confinamiento, se desarrolla en los meses de abril y mayo, y elegir vestido es una de las tareas más bonitas pero también más difíciles que existen para un día así.

La mayoría de las marcas especializadas recomiendan adelantar la búsqueda a comienzos de año para poder tomar la decisión con tiempo, habiendo valorado propuestas suficientes como para dar con la ideal. Es por ello recomendable la previsión para elegir el vestido de Primera Comunión de niña perfecto, para lo cual hay que tener en cuenta los siguientes factores:

Vestido de comunión - iStockphoto

Tener en cuenta el gusto de la niña

Lo ponemos por encima de cualquier otro factor porque se nos olvida con facilidad a los adultos que es la niña quien va a llevar el vestido. Por supuesto, se les debe guiar, recomendar, aconsejar y orientar en el proceso porque no es una decisión solo de ellas, pero es fundamental que la niña se sienta a gusto con la pieza escogida y que sea cómodo porque estará todo el día con él puesto.

Nada de excesos

Hay una tendencia hacia el exceso de ornamentación en los vestidos de comunión cuando debería ser todo lo contrario en la comunión porque “las niñas deben mantener su inocencia”, afirman desde Hortensia Maeso. Es mejor dejar los vestidos de gusto barroco para otro momento.

Texturas y color

El color no permite mucho margen de maniobra porque el vestido ha de ser blanco, aunque puede optarse por alguna tonalidad de este color que no sea el blanco puro y virgen clásico. Más margen dejan las texturas, ya que hay infinidad de telas: tul, organza, piqué, algodón e incluso la seda. Desde Hortensia Maeso recomiendan “mantener siluetas elegantes pero aplicarles tejidos relajados” que no caigan, eso sí, en lo casual. Además, recomiendan que el vestido proporcione “movimiento y libertad”, de manera que el vestido “presente su caída natural y sea el cuerpo de la niña el que termine de definirlo”.

Que no sean vestidos para un solo día

¿Cuántos vestidos de comunión se habrán pasado la vida guardados esperando que pasen años para que otra niña pueda reutilizarlo? Muchísimos. Pero hoy en día se puede priorizar al elegir vestido que tenga elementos reutilizables para alargar su vida. Incluso se puede apostar por un diseño de segunda mano, ya que también existen tiendas especializadas en ropa de ceremonia seminueva. Esta última es, sin duda alguna, la opción más económica.

Los complementos

El imprescindible es el lazo, que más que un complemento es un elemento protagonista del vestido en cuestión. No hay que olvidar que un lazo mal hecho puede arruinar la imagen al completo. Así que no debe ser excesivamente grande y es fundamental que no le falte fuerza.

Por supuesto, hay que olvidarse de recargar el look de comunión de la niña con otros accesorios muy llamativos y nada de maquillar a la pequeña, uno de los errores más habituales que cometemos los adultos en este día tan señalado.

Rosario comunión - iStock

El rosario

Aunque no forma parte del vestido como tal, el rosario o la cruz tiene un peso sobresaliente en el resultado final de la imagen de la niña, y desde Hortensia Maeso recomiendan renovar su clásica imagen “apostando por materiales novedosos como la madera o flores teñidas”.

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