Estoy todo el día trabajando y no puedo cuidar a mis hijos

La conciliación entre trabajo y maternidad puede ser un gran reto para las mujeres. Aquí te contamos cómo sobrellevar esta etapa sin culpas y aprovechando las ayudas disponibles.
Estoy todo el día trabajando y no puedo cuidar a mis hijos
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Las madres tienen derecho a compaginar profesión e hijos sin remordimiento de conciencia. Pero a veces la maternidad es especialmente dura para las mujeres que desempeñan una profesión fuera del hogar. Por un, lado, deben seguir cumpliendo laboralmente al ritmo de siempre, pero por otro, también deben ejercer como madres con todo lo que conlleva: mayor número de tareas domésticas, dedicación al bebé, organización de su cuidado durante el horario laboral… Esto suele desembocar en mamás agotadas que padecen el Síndrome de Burnout, te contamos todos los detalles de esto en el artículo.

La reincorporación de las madres al trabajo

Dicha situación, supone un exceso de exigencia para hacer bien los dos papeles (el de madre y el de trabajadora) y también puede generar un sentimiento de culpabilidad por pensar que, pese a todos los intentos, no se atiende a los hijos como se debiera. Aquí confluyen varios factores. Por una parte, el especial vínculo entre madre y bebé, pero también aspectos de educación, cultura, presión social (por ejemplo, el padre no suele vivir este dilema, o lo vive mucho menos).

Por eso, el momento de separarse del niño para reincorporarse al trabajo puede suponer una especie de desgarro acompañado de sentimientos de culpa, que se ve incrementado en momentos críticos, por ejemplo cuando el niño se pone enfermo y no es posible estar todo el tiempo a su lado, o si la madre debe viajar por motivos laborales. Pero la investigación acumulada sobre este tema indica que los niños no se ven perjudicados por la ausencia diaria de la madre, una vez que se cumplan ciertas condiciones.

Esas condiciones son principalmente la naturaleza y valía de los cuidados sustitutos, cuya estabilidad y calidad son esenciales. Por otro lado, prácticamente no hay diferencias en el desarrollo intelectual, social y emocional entre los hijos de mujeres trabajadoras y no trabajadoras. No hay razón objetiva por la que las madres trabajadoras deban sentirse culpables.

Siempre que mantengan una relación continua con sus hijos, el hecho de que los atiendan otras personas no tiene por qué producir efectos adversos e incluso puede ser una experiencia enriquecedora para ellos. Únicamente existen aún ciertas dudas sobre los efectos de la jornada laboral completa de la madre durante el primer año de vida del niño, por lo que se recomienda, si se tiene opción, posponer el trabajo a jornada completa hasta que el niño cumpla un año.

Si este es tu caso y no te queda otra opción que volver al trabajo, recuerda que existen varias ayudas que pueden pedir las madres trabajadoras, el mal trago es el mismo, pero al menos obtendrás una ayuda económica para mejorar en parte tu situación. De hecho, si eres madre trabajadora y llevas a tu hijo a la guardería, Hacienda tiene que cubrir este gasto, así que te invitamos a que conozcas todos los detalles en este artículo para que no se te pase nada por alto.

Consejos para equilibrar la vida laboral y familiar

  • El padre también debe involucrarse en las ausencias laborales relacionadas con los hijos, como citas médicas y reuniones escolares.
  • Renunciar al perfeccionismo y recordar que no es necesario ser una "supermujer" que cumpla perfectamente todos los roles de madre, esposa y trabajadora.
  • Enfocarse en el tiempo de calidad con los hijos, como los fines de semana o la hora del baño, en lugar de centrarse en el tiempo que no se puede dedicarles.
  • Evitar compensar el sentimiento de culpa con un exceso de consentimiento o compras impulsivas para los niños.
  • Informarse sobre las opciones de reducción de jornada, excedencias y permisos por enfermedad de los hijos, para poder disponer de más tiempo en momentos clave.

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