Carlos González, pediatra, sobre la alimentación infantil: “Lo decisivo no es lo que tu hijo coma a los 6 o 12 meses, sino lo que vea comer en casa durante toda su infancia y adolescencia”

El popular pediatra hace hincapié en la importancia de dar ejemplo a lo largo de toda la infancia y adolescencia: lo que tú comes será lo que tus hijos coman.
Familia sentada a la mesa disfrutando de una comida saludable con frutas y verduras.
Una familia comparte la cena con frutas y verduras frescas en la mesa, recordando que el ejemplo en casa es clave para la alimentación de los niños. Midjourney-RG

El popular pediatra Carlos González insiste en algo que muchos padres olvidan: los niños y niñas aprenden a comer observando. Más allá de las papillas, los purés o la introducción al método Baby-Led Weaning (BLW) del primer año, a partir del sexto mes de vida, cuando se acaba la lactancia exclusiva, lo decisivo es el ejemplo que damos a lo largo de toda su infancia y adolescencia. Lo que tú comes será, en gran medida, lo que tus hijos terminen comiendo.

En su videopódcast, Carlos González subraya que el acto de comer debería vivirse con naturalidad, sin luchas de poder ni chantajes emocionales. Y advierte de que los trastornos alimentariosanorexia, bulimia y obesidad— están aumentando tanto en jóvenes como en adultos.

Para él, obligar a un niño o niña a comer cuando no tiene hambre, o negar fruta porque “ya casi es la hora de cenar”, son mensajes que confunden sus señales naturales de saciedad y hambre. “Si no quiere comer, no come, porque eso es lo normal”, afirma.

Aunque no tenga mucha hambre, comer poco a poco es mejor que dejarle en ayunas
Un niño sin hambre delante de un sándwich (Midjourney_RG).

Alimentar con naturalidad: haz caso a tu hijo

“Cuando un niño es pequeño y no tiene que ir a la escuela lo normal es que coma cuando tiene hambre y que no coma cuando no tiene hambre”, explica el pediatra, que siempre que tiene ocasión incide en que el gran poder de la crianza conlleva una gran responsabilidad.

Desde su perspectiva, prácticas habituales como el “Venga, pruébalo al menos”, “Dos cucharaditas más por el cariño con que lo he preparado” o el clásico “No te puedes ir a la cama sin cenar” son innecesarias y pueden llegar a ser contraproducentes.

En el fondo, dice González, obligar a comer, aunque el niño o niña no lo necesite, alimenta una relación poco saludable con la comida. En este sentido, el médico recuerda que la obesidad no es más que “seguir comiendo aunque en realidad ya no tenías hambre” y la anorexia es “tener hambre y no comer”.

También cuestiona Carlos González la idea de prohibir un alimento saludable —pone el ejemplo de un plátano— porque falta media hora para cenar: “Si falta media hora para cenar y si como un plátano, pues ya está, ha cenado un plátano”. Para un niño o niña pequeño puede ser suficiente; para uno mayor, quizá sea solo una parte de la cena, añade el experto, que recuerda también que la fruta es saludable a cualquier hora, mientras que un caramelo es igual de poco recomendable a las cinco de la tarde que a las ocho y media de la noche.

“La decisión de si le doy un caramelo o no le doy un caramelo no puede depender de si falta o no falta media hora para cenar o de si se ha portado bien y se ha comido cuando”, sostiene.

Mi hijo tiene alergia a alimentos
Un niño rodeado de comida

La importancia de dar ejemplo

En el mensaje del pediatra Carlos González hay una idea clave: los hijos e hijas copian nuestros hábitos. “Con 30 años hay diferencia en la salud de una persona que ha comido mal durante 30 años frente a otra que solo ha comido mal durante 29 porque durante el primer año mamá le hacía la pechuguita a la plancha sin sal”.

Por eso, González insiste en que lo que de verdad marca la diferencia no son los menús de los seis o doce primeros meses de vida, sino la alimentación que se mantiene durante toda la infancia y adolescencia. Y esa alimentación —advierte— será la misma que tengan los adultos en casa.

Niño pequeño sonriente sentado a la mesa mientras come verduras frescas como zanahorias y brócoli en un ambiente hogareño.
Un niño disfruta de una comida saludable llena de verduras frescas, aprendiendo a comer bien desde la infancia.. Midjourney-RG

“Si te animas, ponte a comer sano. Y si crees que estoy diciendo tonterías y que no vale la pena comer sano, entonces deja al niño en paz. No tiene que ser el pobre niño el único de la familia que coma verdura”, argumenta Carlos González.

El pediatra concluye con un recordatorio directo a los padres: cada adulto toma sus propias decisiones de salud y de placer. “Si tú sabes que comer esto o lo otro aumenta el riesgo de infarto, pero no te importa porque prefieres disfrutar de tus pasteles, pues bueno, tomas tú la decisión”. Pero no obligues a tu hijo o hija a cargar con un estilo de vida que tú mismo no estás dispuesto a seguir.

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