Te explicamos por qué aparecen cómo evitarlos y, si llegan a presentarse, cómo solucionarlos.

Heridas o fisuras muy pequeñas que se van agrandando con el paso de los días. Producen dolor en el pezón durante la toma, pueden llegar a sangrar e incluso infectarse si no se curan a tiempo.
Para curar heridas en los senos por amamantar lo más aconsejable es ponerles tu propia leche. Aplicar un poco de tu leche en el pezón después de cada toma y dejarla secar al aire puede hacer mucho a la hora de curar las grietas, gracias a sus propiedades antiinflamatorias y antibacterianas. Puede que esto último no lo sabías, pero como hemos comentado en numerosas ocasiones, la leche materna es oro puro en lo que a salud se refiere... no solo para el niño; en este caso para la salud de los pechos de una madre en plena lactancia.
Ingurgitación mamaria
La congestión de los pechos por una acumulación excesiva de leche en los conductos lácteos y líquido en los tejidos que los rodean. Suele aparecer a los tres o cuatro días del parto, pero se puede producir en cualquier momento de la lactancia. El pecho está brillante, edematoso, caliente, doloroso y en ocasiones enrojecido. Al bebé le cuesta coger el pezón y la leche no fluye o lo hace con dificultad.
En este caso lo mejor es aplicar calor antes de la toma y sobre todo mejor si es un calor húmedo; extraer la leche estimulando lo menos posible el pecho; aplicar frío tras cada toma para bajar el dolor y la inflamación y si lo recomienda el médico, solo en ese caso, tomar algún antiinflamatorio.
Conducto bloqueado
Cuando se obstruye un conducto lácteo aparece bulto duro, doloroso y enrojecido en una parte del pecho o una ampollita blanquecina en la punta del pezón.
Porque la leche queda retenida en el conducto durante mucho tiempo por una ingurgitación, un vaciado insuficiente, o porque el pecho está demasiado apretado. Y eso al final causa problemas y dolor a la madre.
Mastitis
La mastitis suele aparecer tras una ingurgitación no tratada a tiempo. Los síntomas son muy parecidos a los de la gripe: fiebre, escalofríos, dolores musculares y de cabeza, cansancio y náuseas. El pecho afectado aparece inflamado, caliente, enrojecido y con dolor agudo.
En la mayoría de los casos, la mastitis se produce durante las primeras seis semanas tras el parto, aunque también se puede dar en cualquier otro momento durante el periodo de lactancia.
Hongos
La candidiasis es una infección producida por un hongo, conocido con el nombre de Candida albicans, el cual vive normalmente en nuestro cuerpo sin causar problemas. Sin embargo, cuando se dan las condiciones óptimas, puede acabar provocando una infección, como la candidiasis del pezón, que habitualmente surge durante la lactancia materna.
La infección por cándidas da al pezón un aspecto rosado y húmedo y produce un dolor agudo (como si se clavasen agujas) que no remite tras la toma, acompañado de quemazón, picor e incluso grietas.
Asesora: Pilar de la Cueva, ginecóloga y experta en lactancia.