Uno de los primeros mensajes que te llegará después de dar a luz a tu hijo si vas a darle el pecho es que recuerdes no tomar determinados alimentos que puedan cambiar el sabor de la leche y hacerla desagradable para el bebé, de modo que pueda rechazarla.
Te llegará desde cualquier parte. Incluso desde varias. Es lo que tiene la fuerza de un mensaje tan arraigado a nivel cultural, que se hace tan fuerte que no hay forma de desterrarlo. Sí, has leído bien, de desterrarlo porque no es cierto que tengas que restringir tu dieta por este motivo.
Esto no lo decimos nosotros, sino que insisten en ellos todas las instituciones especializadas en maternidad, crianza y lactancia materna. Una de las de referencia en nuestro país es la Asociación Española de Pediatría, cuyo Comité de Lactancia dice lo siguiente en un documento que enumera todos los falsos mitos relacionados con la lactancia materna: “Los cambios en el sabor de la leche según los alimentos ingeridos por la madre favorecerá que el bebé acepte los nuevos sabores cuando se introduzca la alimentación complementaria”.

Además, también se explica en dicho documento que “ningún alimento consumido por la madre provoca gases en el niño”, que es el otro motivo por el que alguien -tu abuela, tu madre, tu padre, algún compañero de trabajo, etcétera- te dirán que no comas determinado alimento.
Alimentos
La lista es larga: verduras y hortalizas como el ajo, la cebolla, el brócoli, la coliflor, los espárragos, los trigueros, las alcachofas o la col, entre otras; hierbas aromáticas como el cebollino; legumbres como las judías o los garbanzos; especies como el curry; lácteos; y hasta salsas como la mayonesa y el ketchup. Afina bien los oídos porque oirás de todo y nada será cierto a excepción de lo elemental: que es verdad que los alimentos que se ingieren por parte de la madre lactante repercuten en el sabor de la leche materna, lo cual puede ser percibido por el bebé. Pero esto no quiere decir que sea malo para él.
Por ello, si estás leyendo con atención lo que te estamos contando en estas líneas, a partir de este momento puedes practicar esa gran frase hecha de nuestro idioma: por un oído me entra y por el otro me sale. Y lo puedes hacer para evitar perder el tiempo en algo que ya sabes que desde la mismísima Asociación Española de Pediatría catalogan como mito falso ya que no solo no hay problema en comer estos alimentos durante la lactancia, es que incluso es positivo para que el bebé se adapte antes a probar distintos sabores. Además, la mayoría de los ingredientes mencionados son saludables y por lo tanto ideales para completar una dieta rica y variada para la lactante que tendrá a su vez un impacto positivo en su hijo.
De todos modos, si no te quedas tranquilo con nuestra explicación, que no es más que citar la recomendación de los expertos en la materia, puedes consultar a tu pediatra o a la matrona en una de las primeras visitas que hagas junto a tu bebé durante sus primeros días de vida.