Cuando un bebé vomita, los padres suelen preocuparse sobre si deben alimentarlo nuevamente. Es crucial diferenciar entre regurgitación y vómito, ya que la primera es común y generalmente inofensiva en bebés debido a un sistema digestivo inmaduro, mientras que el vómito puede indicar problemas serios como infecciones o estenosis pilórica. Tras un vómito, nos podemos preguntar qué hacer si mi bebé vomita o si le puedo volver a dar de comer. Mantener al bebé en posición vertical y asegurarse de que expulse los gases puede reducir la regurgitación. Es importante conocer la evolución del estómago del bebé para conocer su alimentación mejor. Si el vómito es persistente, está acompañado de fiebre o pérdida de peso, se debe consultar al pediatra. Por lo que, en el caso de que un bebé recién nacido vomite leche, estos son los consejos que ofrecen los expertos y los organismos públicos de salud sobre qué hacer en estos casos.
Diferencias entre vómito y regurgitación en bebés
Antes que nada, es necesario hacer una diferencia entre vomitar y regurgitar. En los bebés, el regurgitar es común porque su sistema aún está en desarrollo. Mientras que los vómitos pueden ser más delicados y requerir de valoración médica. De hecho, hay diferentes tipos de vómito en niños.
¿Qué es la regurgitación y por qué es común en bebés?

La regurgitación se trata de un fenómeno común en los bebés, especialmente durante los primeros 6 a 12 meses de vida. Esto se debe a la inmadurez del sistema digestivo, que aún está en desarrollo. La enfermera pediátrica Marta Espartosa asegura que es bastante común "que en ocasiones los bebés vomiten o regurgiten, es decir, que echen una pequeña cantidad de leche, proveniente del estómago". Durante este tiempo, es normal que los bebés expulsen pequeñas cantidades de leche materna o de fórmula sin que esto les cause malestar. La regurgitación suele ser una salida de líquido blanquecino o transparente, y no suele ser motivo de preocupación a menos que se presente en exceso o acompañada de otros síntomas.
La regurgitación ocurre porque el esfínter esofágico inferior, que separa el esófago del estómago, no está completamente desarrollado en los bebés. Esto permite que el contenido del estómago suba con facilidad hacia el esófago y la boca. A medida que el bebé crece, este músculo se fortalece y la regurgitación tiende a disminuir. Es importante no confundir regurgitación con vómito, ya que este último puede indicar problemas más serios.
En la mayoría de los casos, la regurgitación no afecta el crecimiento ni el bienestar del bebé. Sin embargo, si los padres observan que el bebé no está ganando peso adecuadamente o muestra signos de incomodidad, es recomendable consultar con un pediatra para descartar problemas como el reflujo gastroesofágico en bebés.
¿Cuándo el vómito puede ser preocupante?
El vómito en bebés es normal, pero se puede convertir en un signo de alerta. A diferencia de la regurgitación, el vómito puede ser un síntoma de enfermedades como infecciones gastrointestinales, obstrucciones intestinales o incluso gastritis. Es importante observar la frecuencia y el volumen del vómito, así como otros síntomas asociados, como fiebre o irritabilidad.
Los vómitos persistentes pueden ser indicativos de condiciones más graves, como la estenosis pilórica, que es un estrechamiento del píloro que impide el paso adecuado de los alimentos del estómago al intestino delgado. Esta condición requiere atención médica inmediata. Además, los vómitos verdes o con sangre son señales de alarma que no deben ignorarse.
Si el bebé presenta vómitos acompañados de pérdida de peso, deshidratación o cambios en el estado de ánimo, es crucial buscar atención médica. Estos síntomas pueden indicar que el bebé no está recibiendo la nutrición adecuada y puede estar en riesgo de complicaciones más serias.
Cómo manejar el vómito en bebés

La Asociación Española de Pediatría tiene la clave para empezar a manejar el vómito en bebés cuando estos episodios se puedan reproducir en la vida real. Normalmente se denomina reflujo gastroesofágico, que es cuando el contenido del estómago vuelve hacia el esófago y alcanza la boca.
¿Se puede alimentar de nuevo al bebé si ha vomitado?
Después de que un bebé vomita, es natural que los padres se pregunten si deben ofrecerle alimento de inmediato. En caso de regurgitación, si el bebé lo solicita, se puede ofrecer el pecho o el biberón nuevamente. La regurgitación suele ser inofensiva y, a menudo, el bebé continúa con sus actividades normales sin mostrar signos de malestar.
En el caso de vómitos, es recomendable esperar al menos 30 minutos antes de intentar alimentar al bebé nuevamente. Durante este tiempo, es importante observar al bebé para asegurarse de que esté tranquilo y no presente más episodios de vómito. Ofrecer pequeñas cantidades de leche o fórmula puede ayudar a evitar que el estómago del bebé se sature de golpe.
Si el bebé muestra signos de hambre y está tranquilo, se le puede ofrecer alimento en pequeñas cantidades, fraccionando las tomas para facilitar la digestión. Es importante no forzar al bebé a comer si no lo desea, ya que esto puede provocar más vómitos o malestar.
Trucos para reducir las regurgitaciones
Existen varias estrategias que pueden ayudar a reducir la frecuencia de las regurgitaciones en los bebés. La enfermera pediátrica aconseja "mantener al bebé en una posición más vertical durante y después de las tomas, durante al menos 30 minutos o una hora". Esto facilita que la gravedad ayude a mantener la leche en el estómago y reduce la probabilidad de que el contenido suba al esófago.
Al evitar que el bebé se acueste inmediatamente después de alimentarlo es una buena estrategia para evitar vómitos o regurgitaciones. Dejar que el bebé permanezca en posición vertical durante al menos 20 a 30 minutos después de comer puede disminuir las regurgitaciones. Además, es importante asegurarse de que el bebé expulse los gases durante y después de las tomas, ya que el aire en el estómago puede contribuir a la regurgitación.
Algunas técnicas adicionales incluyen ofrecer tomas más pequeñas y frecuentes, y asegurarse de que el bebé esté bien posicionado durante la alimentación. Si las regurgitaciones persisten o el bebé muestra signos de malestar, es aconsejable consultar con un pediatra para obtener más orientación.
Cuidados inmediatos tras un vómito

Después de un episodio de vómito, es esencial prestar atención a la hidratación del bebé. Los vómitos pueden provocar una pérdida significativa de líquidos, lo que puede llevar a la deshidratación. Ofrecer pequeñas cantidades de líquidos claros, como agua o soluciones de rehidratación oral, puede ayudar a reponer los líquidos perdidos.
Es importante evitar dar al bebé alimentos sólidos inmediatamente después de vomitar. El estómago necesita tiempo para recuperarse, y la introducción prematura de sólidos puede provocar más vómitos. Esperar al menos 8 horas después del último episodio de vómito antes de reintroducir alimentos sólidos es una buena práctica.
Durante este periodo, observar al bebé para detectar signos de deshidratación, como boca seca, llanto sin lágrimas o disminución de la orina, es crucial. Si se detectan estos signos, se debe buscar atención médica de inmediato para garantizar que el bebé reciba el cuidado adecuado.
Señales de alerta para consultar al pediatra
Existen señales que hacen que nos tengamos que preocupar por la salud de nuestro bebé.
¿Cuándo es importante consultar al médico?
Es vital saber cuándo un episodio de vómito requiere la intervención de un pediatra. Si el bebé llora al vomitar o parece tener dolor, es una señal de que algo puede estar mal. Otros signos de alerta incluyen la pérdida de peso, diarrea o estreñimiento persistente, y dificultad para alimentarse.
Si el bebé se arquea o se muestra irritable al tomar el pecho o el biberón, esto puede ser indicativo de reflujo o de otro problema digestivo que necesita evaluación médica. Además, cualquier cambio en el comportamiento del bebé, como letargo o irritabilidad extrema, debe ser motivo de preocupación y consulta médica.
La intervención temprana puede prevenir complicaciones y asegurar que el bebé reciba el tratamiento adecuado. No dudar en consultar al pediatra ante cualquier duda es fundamental para el bienestar del bebé.
Vómitos repentinos y otros síntomas preocupantes
Los vómitos repentinos y abundantes son una señal de que se debe buscar atención médica de inmediato. Si los vómitos empeoran con el tiempo o están acompañados de fiebre, malestar general o erupciones cutáneas, es crucial acudir a urgencias. Estos síntomas pueden indicar una infección o una condición médica que requiere tratamiento urgente.
El vómito de color verde o con sangre es particularmente preocupante y debe ser evaluado por un médico sin demora. Estos síntomas pueden ser indicativos de una obstrucción intestinal o de una hemorragia interna, condiciones que requieren intervención médica inmediata.
La vigilancia constante y la respuesta rápida ante estos síntomas pueden marcar la diferencia en la salud del bebé. Siempre es mejor pecar de precavido y buscar atención médica cuando se presentan signos alarmantes.
Importancia de la rehidratación y dieta tras los vómitos
Uno de los elementos más importantes que hay que tener en cuenta es la hidratación de los bebés, ya que una mínima deshidratación puede causar problemas en la salud del pequeño.
Cómo rehidratar adecuadamente a un bebé
La rehidratación es un aspecto crucial después de que un bebé ha vomitado. Los vómitos pueden causar una pérdida significativa de líquidos, lo que puede llevar a la deshidratación rápidamente en los bebés. Ofrecer pequeñas cantidades de líquidos claros, como soluciones de rehidratación oral, puede ayudar a reponer los líquidos y electrolitos perdidos.
Es importante administrar estos líquidos en pequeñas cantidades y con frecuencia, para evitar sobrecargar el estómago del bebé. Evitar bebidas azucaradas o gaseosas, ya que pueden empeorar los síntomas o provocar más vómitos. Si el bebé no puede retener líquidos o muestra signos de deshidratación, es crucial buscar atención médica.
La rehidratación adecuada no solo ayuda a recuperar el equilibrio de líquidos, sino que también prepara al bebé para una reintroducción gradual de alimentos sólidos. Mantener la calma y seguir las recomendaciones del pediatra es esencial para manejar la situación de manera efectiva.
Recomendaciones dietéticas tras un episodio de vómito
El Hospital Universitario General de Catalunya, en su protocolo sobre vómitos en pediatría, aconseja dos recomendaciones generales: reposo y dieta fraccionada y sin forzar. Después de que el bebé haya dejado de vomitar durante al menos 8 horas, se puede comenzar a reintroducir alimentos sólidos de manera gradual. Optar por alimentos blandos y fáciles de digerir, como purés de frutas o cereales infantiles, puede facilitar la transición. Es importante observar cómo reacciona el bebé a estos alimentos y ajustar la dieta según sea necesario.
Es importante evitar alimentos que puedan irritar el estómago, como productos lácteos o alimentos muy condimentados, es recomendable durante los primeros días después de los vómitos. Incrementar la variedad y cantidad de alimentos gradualmente, asegurando que el bebé tolere bien cada nuevo alimento antes de introducir otro.
La paciencia es clave durante este proceso del vómito en bebés. Cada bebé es diferente, y algunos pueden necesitar más tiempo para volver a su dieta normal. Consultar con el pediatra si hay dudas sobre qué alimentos introducir o si el bebé muestra signos de intolerancia a ciertos alimentos es siempre una buena práctica.