No te vayas sin despedirte

La primera vez que los padres dejan a sus peques al cuidado de otras personas suele ser difícil tanto para los padres como para los hijos. ¿Es mejor decirles adiós o desaparecer por arte de magia? En el siguiente artículo te lo contamos.
No te vayas sin despedirte: cómo actuar ante despedidas

¿Me voy sin decirle adiós para que no llore o le explico, aunque no lo entienda, que me tengo que ir pero volveré en un rato? ¿Qué será mejor para el bebé? Esta es una de las cuestiones que se plantean todas las madres y padres cuando se finaliza la baja de maternidad o de paternidad

Saber actuar ante los momentos en los que nos despedimos del bebé para irnos es importante para que el niño se sienta bien. Toma nota de estos consejos para las despedidas.

Después de solucionar el dilema sobre con quién dejar a nuestro hijo: guardería, cuidadora, abuelos, madre de día… nos surge la gran duda del primer día: ¿Espero a que el niño esté entretenido y huyo? ¿Le digo adiós con la mano desde lejos? ¿Me acerco y le doy un beso aunque eso suponga que se agarre a mi pierna y se ponga a llorar como un loco para que no me vaya?

Para nosotros los padres es un momento duro: nos separamos por primera vez del bebé, le dejamos a cargo de otra persona durante horas, inseguridades sobre su cuidado, dudas sobre su estado de ánimo… Lo primero de todo debemos saber que es bueno para nosotros recuperar nuestra identidad, y bueno para ellos adaptarse a otros brazos, otras formas, otros cuidados…su capacidad de adaptación es mucho mayor que la nuestra.

Para nuestro hijo puede suponer angustia de separación. De hecho, en general el primer día, debido a la novedad, no suele ser tan traumático dejarle en la guardería como los siguientes días, donde vuestro hijo ya sabe a los que se enfrenta.

Foto Istock

Llorará, pero es mejor decirle adiós

En todos los casos la respuesta es la misma: es mucho mejor despedirse, aunque llore, a no decirle nada y que descubra, después, que no estás. No decirle que nos marchamos puede ser contraproducente, ¿por qué? Aquí te comento algunas razones:

  • Genera desconfianza en el niño, que entiende que no puede “fiarse” mucho de mamá a partir de ahora porque de repente desaparece. Si lo hace una vez, puede hacerlo en cualquier momento y eso le crea inseguridad.
  • Aumenta la ansiedad del niño cuando se separa de sus padres. Los peques pueden desarrollar miedo o inseguridad, ya que no tienen la certeza de cuándo o si los padres regresarán. Esto puede manifestarse a través de comportamientos como llanto excesivo, aferrarse a los padres o negarse a separarse de ellos en futuras ocasiones.
Si queremos que los niños aprendan a ir solos por la calle, es importante que les enseñemos algunos puntos de seguridad vial. Descubre algunas claves que debe aprender un niño.
  • Puede hacer que al niño le resulte más difícil adaptarse a nuevas situaciones y entornos. Además, puede tener dificultades para separarse de sus padres en otros contextos, como ir a la escuela o quedarse en casa de amigos. Esto puede obstaculizar su capacidad para desarrollar habilidades de independencia y autonomía.
  • Si los padres de un niño no se despiden de él, puede hacer que éste se sienta menos valioso o importante. Puede interpretar la ausencia de una despedida como una señal de que no es lo suficientemente importante para que sus padres se tomen el tiempo de despedirse. Esto puede afectar su autoestima.
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  • El niño puede desarrollar dificultades emocionales y comportamentales. Es posible que muestre cambios en su estado de ánimo, como tristeza, irritabilidad o enojo.

Así pues, acercarse, darle un beso y explicarle que te tienes que ir es la mejor opción sea cual sea su reacción posterior. Eso sí, es importante que la despedida sea serena y no trasmitir nerviosismo. Y tampoco prolongarla excesivamente para compensar el tiempo que no se va a estar con el pequeño.

Ocurre lo mismo al dejarle en la guardería. Es mejor despedirse, aunque el pequeño tenga una buena rabieta, que desaparecer cuando no se da cuenta. Probablemente, y eso es muy tranquilizante, dejará de llorar enseguida. Muchas veces las madres transmitimos a nuestros hijos la pena de dejarles en otras manos y en cuanto nos vamos, los niños se tranquilizan.

Nunca debemos desaparecer por arte de magia

Muchos adultos creen que lo mejor es dejar al niño en la sala y desaparecer mientras el niño esta distraído y así evitar el llanto de despedida. Algunos padres lo hacen porque se sienten mejor si no ven al pequeño llorar y otras, por desconocimiento, por definitivamente, como hemos visto, esta acción no es recomendable.

Debe haber comunicación entre todos en la adaptación y explicarle lo que va a suceder para no causarle una angustia añadida al hecho propio de la separación. Decirle al niño: “Ve tranquilo, mamá o papá te vendrá a buscar luego”.

Es muy probable que aunque nos despidamos el niño llore, es normal que sienta angustia al separarse de sus padres. Así que haced la despedida corta. Si se alarga en el tiempo solo conseguimos alargar el sufrimiento...

Casi todas las guarderías adaptan los periodos de adaptación en función de cómo estén los niños. Unos tardan más, otros menos... Cada uno a su ritmo. Con el tiempo, con la repetición de las rutinas del niño irá entrando más contento a la sala y además tendrá la seguridad de que papá o mamá volverán a recogerle. El periodo de adaptación irá llegando a su fin.

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