Intentar llevarles al máximo de sitios posibles, gastarnos todo el dinero que tenemos en darles caprichos, hacerles sentir especiales y, de alguna manera (en alguna que otra ocasión) comprarle ese regalo para intentar paliar el sentimiento de culpa por no poder pasar más tiempos con ellos. Estas son solo algunas de las cosas que muchos padres hacen sin miramientos para intentar que sus hijos sean los más felices del mundo en verano (y durante el resto del año).

Sin embargo, ni todo el oro del mundo puede comprar la verdadera felicidad infantil. Lo que hace felices a los niños durante sus vacaciones está mucho más cerca de lo que creemos. Ellos no miran el dinero que gastamos, no les importa, y tampoco les importa que les llevemos a los sitios más caros o que les compremos mil juguetes; esto no lo recordarán cuando sean mayores (¿o acaso tú recuerdas todas esas cosas de tu infancia?).
Tal y como afirma el neuropsicólogo Álvaro Bilbao en su cuenta de Instagram con más de un millón de seguidores, todos podemos hacer felices a los niños con muy poco esfuero y con nada de dinero. Todo lo que necesitan los niños está al alcance de nosotros, sus padres.
Cómo hacer feliz a un niño en verano
“Los niños no necesitan grandes viajes ni muchos juguetes para jugar”, explica el profesional en un post que ya alcanza los 4000 likes. “Lo que esperan de sus vacaciones es estar tranquilos, conectar con la vida, pasar tiempo con vosotros y disfrutar con mamá y con papá”, prosigue descubriendo el secreto de la felicidad infantil.
“Tan solo tirar piedras al río, tumbarse en la hierba contigo o jugar con las olas del mar”, dice Álvaro Bilbao.
Y es que, los niños no necesitan prisas, ni llenar su día de planes y no tener tiempo de disfrutar del aburrimiento y de los placeres de los pequeños momentos. “Este es el ritmo que los niños y niñas necesitan; el que tantas veces echa de menos y el que grabara recuerdos imborrables que siempre os conectarán”, termina.
Los niños recuerdan experiencias: no regalos
Las palabras de Álvaro Bilbao solo corroboran las del profesor de psicología en la Universidad de Cornell Thomas Gilovich, que ha centrado su trabajo de investigación en la felicidad. Después de muchos estudios llegó a la conclusión de que ofrecer a los niños experiencias que impliquen pasar tiempo en familias, en lugar de juguetes, les brinda mayor alegría y más duradera.
También están en armonía con los resultados del mayor estudio de la felicidad, el Harvard Study of Adult Development. Un estudio que, después de recopilar datos desde 1938 sobre lo que nos hace felices como humanos descubrió que el motor de una vida buena es nuestra conexión con los demás.