¿Qué es la motricidad? Diferencias entre la motricidad gruesa y fina?

Hemos oído hablar mucho de psicomotricidad, motricidad gruesa y motricidad fina… pero, ¿a qué se refieren exactamente estos términos? En el siguiente artículo te lo explicamos detalladamente.
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La psicomotricidad tiene múltiples concepciones. Sin embargo, todas ellas tienen en común el integrar elementos psíquicos y motrices. (De ahí, psico- motriz).

Motricidad del bebé

Partiendo de esta relación existente entre cuerpo y la psique, la psicomotricidad va a tener como principales objetivos educar las capacidades sensitiva, perceptiva, representativa y simbólica. Dotará a los niños de capacidad para dominar y expresarse a través de diferentes habilidades de su cuerpo. La psicomotricidad busca comprender y trabajar con la relación entre el cuerpo y la mente, considerando aspectos como la coordinación motora, la percepción espacial, la lateralidad, el equilibrio, la expresión corporal y la comunicación no verbal.

En resumen, la psicomotricidad busca promover un desarrollo integral y armónico de la persona, considerando tanto sus aspectos físicos como mentales y emocionales. Desde la perspectiva de la psicomotricidad, hay dos tipos de motricidad en el niño: la motricidad gruesa y la motricidad fina. A continuación te contamos de qué se tratan estos conceptos.

La motricidad gruesa y su desarrollo

Es aquella que implica movimientos de grandes grupos musculares. Incluye movimientos musculares de piernas, brazos, cabeza, abdomen y espalda.

Es, además, la responsable de la integración del niño en su entorno a través de la exploración de su propio cuerpo mediante el juego libre y el movimiento.

Se establece primero un control de movimientos de cabeza, que luego se irá extendiendo a los brazos, las manos, el abdomen, las piernas y los pies.

De manera orientativa usaremos “la regla de los 3 meses” para explicar su desarrollo:

  • 0 meses: el bebé tendrá postura fetal y permanecerá acostado boca arriba o boca abajo.
  • 3 meses: el bebé empieza a ser capaz de mantener la cabeza erguida.
Bebé con juguetes
  • 6 meses: el bebé comienza a permanecer en postura de sentado.
  • 9 meses: el bebé empieza a desplazarse voluntariamente y comienza a gatear sobre las manos y las rodillas.
  • 12 meses: el bebé comienza a sostenerse de pie. Primero agarrándose a algún objeto y después consigue mantenerse de pie solo. Y al final del primer año es capaz de caminar cogido de la mano y después solo.

Otros ejemplos de habilidades de motricidad gruesa en edades posteriores incluyen:

  • Saltar y correr: estas actividades involucran movimientos de todo el cuerpo, donde los músculos de las piernas, los brazos y el tronco trabajan juntos para lograr el movimiento.
  • Trepar: escalar objetos requiere coordinación y fuerza en varios grupos musculares.
  • Lanzar y atrapar: habilidades como lanzar una pelota o atraparla implican movimientos sincronizados de los brazos, las manos y, en algunos casos, el cuerpo en movimiento.
Motricidad de los niños - Getty Images/iStockphoto
  • Equilibrio: mantenerse en equilibrio en una sola pierna o al realizar actividades como andar en bicicleta o patinar implica la coordinación de múltiples músculos y sistemas sensoriales.
  • Saltar a la cuerda: requiere la coordinación de saltos rítmicos y el uso de las piernas y los brazos.

La motricidad fina y su desarrollo

 

Podemos definir esta motricidad como: las acciones que implican pequeños grupos musculares de cara, manos y pies, concretamente, a las palmas de las manos, los ojos, dedos y músculos que rodean la boca. Este grupo de músculos son los que posibilitan mover la lengua, sonreír, soplar, la coordinación mano-ojo, coger objetos, mover los ojos, etc.

Intervienen movimientos controlados que requieren el desarrollo muscular y la madurez del sistema nervioso central. Es decir, cuando los bebés recién nacidos mueven sus manos o brazos, estos son movimientos reflejos y no son controlados conscientemente propios de la motricidad fina.

Su desarrollo comienza en los primeros meses cuando el bebé descubre sus manos y poco a poco a través de experimentar y trabajar con ellas, podrá empezar a manejarse mejor. Cuando dejamos juguetes a su alcance, el bebé tratara de dirigirse a ellos y agarrarlos. Así, logrará coordinar la vista con la mano, después comenzará a trabajar el agarre, el cual hará inicialmente con toda la palma de la mano. Luego, iremos ofreciendo objetos que le obliguen a usar las dos manos y para acabar buscar el movimiento individual de los dedos.

Este desarrollo es decisivo para experimentar y aprender sobre su entorno. Juega un papel central en el aumento de la inteligencia.

Algunos ejemplos de motricidad fina en años posteriores pueden ser:

- Escribir y dibujar: usar un lápiz para trazar letras, números y formas requiere la coordinación óculo-manual.

- Recortar: utilizar las tijeras para cortar papel implica un control cuidadoso de las manos, los dedos y la vista para seguir una línea y recortar formas específicas.

- Abotonar y desabotonar: manipular botones en la ropa implica movimientos pequeños y precisos de los dedos.

- Amasar y modelar: por ejemplo trabajar con plastilina u otros materiales para crear formas y figuras implica movimientos delicados de los dedos.

- Construir con bloques: colocar bloques de construcción en una estructura implica también coordinación fina para posicionarlos con precisión.

- Usar cubiertos: manipular tenedores, cucharas y cuchillos para comer requiere control de los músculos pequeños de las manos y los dedos.

- Atar cordones: hacer un nudo en los cordones de los zapatos implica movimientos finos y coordinados de los dedos.

- Pintar y colorear: aplicar colores en un dibujo requiere precisión en el control del pincel, lápiz o el crayón.

- Otras actividades de precisión: actividades como armar rompecabezas, tocar un instrumento musical y trabajar en manualidades detalladas.

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