Javier tiene 5 años. Hasta la fecha ha sido un niño sano, si exceptuamos que desde siempre ha tenido tendencia al estreñimiento. Últimamente, su madre ha notado que está varios días sin defecar, aunque se da cuenta de que el pequeño tiene ganas. Aguanta y aguanta hasta que un día se le escapa y mancha la ropa interior en el colegio. Su padre va a recogerlo y le pregunta a Javier si ha notado que tenía que ir al baño o no. El pequeño le contesta que sí, pero que le da miedo hacer caca porque duele. Esta situación se repite a los pocos días. Javier se siente triste y no quiere ir al colegio porque los niños se ríen de él. Ante esta situación, los padres acuden al pediatra que diagnostica una encopresis.
¿Qué es la encopresis?

La encopresis o incontinencia fecal es el escape continuo y repetido de heces que se produce en un niño mayor de cuatro años en lugares no apropiados para ello, ocasionando frecuentemente el manchado de la ropa interior. Esto provoca muchas veces falta de autoestima y problemas en el entorno escolar.
¿Cuáles son las causas?
La causa más frecuente es el estreñimiento de larga duración, es decir, la incontinencia fecal retentiva. Básicamente, el niño aguanta las ganas de defecar de forma voluntaria hasta que ya no puede más y se producen escapes. El estreñimiento pertinaz hace que las heces sean voluminosas y secas, de forma que el niño siente dolor al intentar eliminarlas. Al relacionar la defecación con dolor, el pequeño prefiere aguantar las ganas a ir al baño. Si a esto añadimos que, con los escapes, el niño sentirá vergüenza o incluso le regañarán por ello, se cierra el círculo que condiciona que siga reteniendo las heces y vuelta a empezar.
Cuando la encopresis no se relaciona con el estreñimiento, se denomina incontinencia fecal no retentiva. Sus causas son mucho menos frecuentes y variadas, desde hipotonía de las paredes del intestino hasta problemas psicológicos.
¿Qué se puede hacer?
Lo primero, tratar el estreñimiento, que es la primera causa, consultando con el pediatra. Es muy importante evitar regañar, amenazar o reprimir al niño. Se debe tener una actitud comprensiva para evitar que su autoestima se afecte aún más.
Debemos tratar con un laxante prescrito por el médico. En estos casos es muy importante tratar de forma continua el tiempo que sea necesario, de forma que las heces sean muy blandas, para romper la asociación de “defecación” con “dolor” que suelen tener los niños. Al inicio, puede ser necesario tratar con dosis altas de laxantes, puesto que suele haber heces retenidas de varios días.

Una vez conseguido esto, es muy aconsejable poner un horario, preferentemente tras las comidas, para intentar que el pequeño elimine las heces. Para esto, lo sentaremos en el váter unos diez minutos, le diremos que el objetivo no es defecar, solo que esté sentado y relajado un rato.
Puede llevarse un libro o cuento que le guste, para que esté entretenido y tranquilo. Tras las comidas, se activa todo el aparato digestivo, incluyendo la peristalsis del intestino, y por eso es más fácil que nos den ganas de ir al baño.
Esto puede ayudarnos en estas situaciones. Combinando laxante y horario es muy probable que el pequeño consiga defecar, de forma indolora, rompiendo esta asociación y perdiendo el miedo al váter. Con estas medidas el pronóstico es bueno y la mayoría de los niños responden en pocos meses.
¿Cómo se puede prevenir?
A veces las expectativas de los padres no son realistas en cuanto al control de los esfínteres. La mayoría de los niños no lo consiguen antes de los dos años, así que no hay que correr. No debemos obligarlos a una tarea que quizá aun no estén preparados para realizar.
No se recomienda, en ningún caso, castigar o amenazar, ya que estas actitudes solo empeorarán la situación. La encopresis suele darse en niños de al menos cuatro años, que son totalmente conscientes de su situación. Bastante tienen con soportar las burlas de otros niños como para que encima sus padres los castiguen. Debemos mantener una actitud comprensiva y animarles, dentro de poco lo conseguirán.
En cuanto al estreñimiento, que suele ser la primera causa de este problema, debemos recordar que una dieta sana, rica en frutas, verduras, fibra y una ingesta regular de agua nos ayudarán a prevenirlo. Además, es muy recomendable evitar el exceso de lácteos y realizar ejercicio físico a diario.