Por qué el permiso parental de cuatro días por imprevistos es un alivio para muchas familias
La nueva ley de Familias contempla tres permisos especiales, uno de ellos de cuatro días por urgencias e imprevistos que es un respiro para las familias trabajadoras.
Si tienes hijos o hijas pequeños escolarizados y no dispones de ayuda en casa para cuidarlos, o no tienes a los abuelos cerca y disponibles para echar una mano en caso de urgencia, seguro que sabes lo que es hacer encaje de bolillos esas mañanas en las que alguno de tus peques se levanta enfermo después de una mala noche. Muchas veces, al menos así es en nuestro caso, ya vamos poniendo en preaviso a compañeros y responsables en el trabajo cuando de madrugada el termómetro marca fiebre en alguna de nuestras hijas, o cuando sufren cualquier otro tipo de dolencia que tenga pinta de impedirles ir al cole a la mañana siguiente. Esto es un motivo de incertidumbre, inseguridad y nervios para nosotros, y ocurre igual en los hogares de familias trabajadoras con niños pequeños. Por eso, creo que para todos nosotros es un alivio importante el nuevo permiso de cuatro días por imprevistos que refleja la nueva ley de Familias recién aprobada en el Consejo de Ministros.
Actualmente, la ley vigente no contiene un permiso parental o familiar de este tipo. Por lo tanto, si los trabajadores de una familia tenemos que atender a un familiar que requiere atención inmediata por una cuestión de urgencia o imprevista, dependemos de los compañeros y, sobre todo, de si la empresa es flexible y nos permite llegar más tarde, trabajar en casa o cualquier otra solución similar que permita la conciliación.
En busca de la conciliación
No tenemos a nuestra disposición una herramienta que nos garantice que podremos atender a nuestros hijos si se ponen malos o sufren una emergencia de la noche a la mañana, nunca mejor dicho, en un día laborable. Y, ojo, atender también al otro miembro adulto si lo hay en el núcleo familiar, que también puede ocurrir.
Por eso, más allá de colores políticos, que cada uno tenemos los nuestros, como padre de dos niñas pequeñas escolarizadas que no se pueden quedar solas en casa si se levantan con gripe o con un virus estomacal, por ejemplo, es un respiro saber que cuando la nueva ley de Familia entre en vigor tendremos la posibilidad mi pareja y yo de pedir a la empresa este permiso de cuatro días por imprevistos para el cuidado de nuestras hijas. Y tendremos la seguridad, que no es poco, de que nuestras respectivas empresas lo aceptarán sí o sí porque así lo dice la ley.
Este permiso, además, se puede disfrutar por horas, no hace falta ni siquiera coger el día entero, ni mucho menos los cuatro seguidos. Y es que son muchísimas las mañanas en las que nos bastaría con dos horas de margen, dos horas de flexibilidad laboral, para encontrar una solución y garantizar el cuidado de nuestros hijos e hijas sin que afecte a nuestra capacidad laboral. Es indudable que si estamos tranquilos ante una situación imprevista que genera tanto caos e incertidumbre como esta, cuando nos pongamos delante del ordenador (o donde corresponda) a trabajar, aunque sea un poquito más tarde que otros días, lo haremos a pleno rendimiento, y no viniendo de una mañana de nervios y sudores que es imposible que no afecten a la capacidad de trabajo de ese día.
Por lo tanto, en mi opinión, si bien el permiso parental no retribuido de ocho semanas es también lo suficientemente importante como para ser merecedor de haberse convertido en el más viral de los tres contemplados por la nueva ley de Familia, es el permiso de los cuatro días por imprevistos el que tiene un impacto positivo mayor en el día a día de un gran número de familias. Nos debería ayudar a muchos. Es un alivio.