La diabetes, especialmente la diabetes infantil, ha pasado a convertirse, junto con la obesidad y el sobrepeso, en una auténtica preocupación para muchos médicos, y también para muchas madres y padres.
Ya en el año 2012 la Asociación Diabetes Madrid alertaba de que los casos de diabetes entre los niños se había incrementado en un 3,8 por ciento en todo el mundo, especialmente entre los menores de 5 años de edad.
De acuerdo a datos recogidos por la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica (SEEP), en nuestro país entre 10 a 25 niños por cada 100.000 menores de 14 años de edad son diagnosticados de diabetes mellitus tipo 1, cada año se registran alrededor de 1.100 casos nuevos, y la enfermedad afectaría a alrededor de 30.000 menores de 15 años.

Como ya se alertó en aquellos momentos, el debut de la diabetes infantil ocurría principalmente en la pubertad. Sin embargo, desde hace apenas unos años, cada vez tiende a ser más habitual su diagnóstico en niños menores de 5 años de edad.
En el caso de la diabetes mellitus tipo 1, aunque no se conoce la causa exacta que origina su aparición, sí se han encontrado algunos factores de riesgo frecuentes, como: genéticos, ambientales y autoinmunes; así como una serie de desencadenantes, entre los que debemos mencionar la presencia de la propia herencia genética, alguna infección que puede provocar que el organismo ataque sus propias células beta, y la exposición a pesticidas (estos últimos son considerados como los factores ambientales más importantes como desencadenantes de la enfermedad).
Pero también debemos diferenciarla de la diabetes mellitus tipo 2, una enfermedad crónica que evita que el cuerpo utilice la insulina como en realidad debería hacerlo, y que se convierte en el tipo más común de diabetes. Aunque se suele desarrollar en la edad adulta, también afecta a niños y a adolescentes. Y en la mayoría de los casos es debido a la obesidad infantil.

La diabetes en el niño y la sed excesiva
Si bien es cierto que, ante el incremento de casos de obesidad y sobrepeso infantil, muchos padres y madres están preocupados por la diabetes en general, es cierto que la mayoría suelen estar preocupados por la diabetes tipo 1, la cual suele debutar o comenzar en la infancia, y que requiere de un tratamiento médico a base de inyecciones de insulina.
A pesar de ello, se trata en realidad del tipo de diabetes menos común, afectando únicamente a un 5 por ciento de las personas que tienen la enfermedad. En este sentido, la diabetes tipo 2, que hasta hace bien poco solía ser considerada como la “diabetes del adulto”, se ha vuelto muchísimo más común.
Debido principalmente al aumento de la obesidad infantil, es común que hoy en día muchos pediatras busquen activamente la presencia de diabetes tipo 2 tanto en preadolescentes como en adolescentes.
Es habitual que muchos padres acudan preocupados a la consulta del pediatra cuando, de repente, observan que el niño/a presenta una micción frecuente (mayores ganas de orinar, y además con mayor frecuencia), y una mayor sed.

No debemos olvidarnos que estos son algunos de los síntomas clásicos de la diabetes, los cuales se producen cuando los riñones no son del todo capaces de procesar el exceso de glucosa en el cuerpo lo suficientemente rápido, y de forma que el azúcar se mezcle y sea excretado con la orina, lo que llevará consigo también otros líquidos.
¿El problema? Muchos niños, sobre todo los niños pequeños y los que se encuentren en edad preescolar, pedirán y beberán tantos líquidos como les dejen, incluso aunque necesariamente no tengan sed. Además, si beben muchos líquidos (agua y jugos de frutas principalmente), esto significará que, posteriormente, tendrán que orinar más.
Aunque se convierte en motivo de alarma, la realidad es que muchos de los niños que acuden al pediatra únicamente con estos dos síntomas -sed excesiva y micción frecuente- generalmente no suelen tener diabetes.

Síntomas de la diabetes mellitus tipo 1
Es fundamental saber cómo reconocer los síntomas de la diabetes, puesto que los niños con diabetes tipo 1 pueden acabar en coma diabético si el diagnóstico médico se realiza demasiado tarde.
Por lo general, es común que los síntomas se desarrollen en un período más bien corto de tiempo (días a semanas), y a menudo incluyen:
- Poliuria (micción frecuente).
- Polidipsia (tener mucha sed, o beber mucha cantidad de líquidos).
Por otro lado, la preocupación aumentaría si existen otros síntomas clásicos relacionados con la diabetes, como por ejemplo podría ser el caso de:
- Polifagia (comer mucho, o tener un hambre extrema).
- Pérdida de peso inusual.
- Irritabilidad.
- Visión borrosa.
- Fatiga extrema.
La pérdida de peso sí se convierte en un síntoma de alarma, especialmente importante para la diabetes mellitus tipo 1. Así, si un niño/a presenta síntomas clásicos de diabetes, como aumento de la sed, micción frecuente y pérdida de peso, es posible que el médico sospeche la presencia de una diabetes, incluso antes de tener los resultados del análisis de orina o de la prueba de azúcar en la sangre.
En el caso de la pérdida de peso, suele ocurrir como consecuencia de la deshidratación, por una pérdida de calorías por el aumento de azúcar en la orina del niño (pérdida de grasa corporal), o ambas.