Que un niño coma menos cuando está enfermo es algo completamente normal. Sin embargo, suelen existir dudas acerca de que alimentos ofrecer. En muchas ocasiones esto va a depender de la patología que tenga el pequeño. Repasemos las situaciones más frecuentes.
Vómitos, ¿qué puedo darle?
Pues si el niño está con vómitos lo mejor es no darle nada. En los cuadros de gastroenteritis lo normal es que los niños empiecen a vomitar de forma repetida las primeras horas. En este caso, es mejor dejar al pequeño en ayunas al menos durante 30-45 minutos, y ofrecer después suero oral en pequeñas cantidades. Es importante señalar que el estómago estará inflamado por la gastritis y, por este motivo, se puede perpetuar el ciclo de “le doy de comer y vomita, le doy de beber y vomita, básicamente le doy y vomita” del que se quejan los padres cuando acuden a urgencias. La única manera de cortar este círculo es no dar nada hasta que el estómago “se asiente” que dirían nuestras abuelas. Es normal que el niño tenga sed y pida líquidos, pero hay que ofrecerlos poco a poco; se suelen recomendar tomas de entre 2 y 5 ml de suero oral cada tres o cinco minutos. Si dejamos que el niño coja la botella y beba de golpe una gran cantidad, lo más probable es que vomite. Lo que “entra rápido, sale rápido”, así que mejor ir despacio.

Tras dos horas tomando suero oral, si no hay vómitos, podemos ofrecer otros alimentos como yogur, pan, sopa, tortilla… pero lo más importante, sin forzar nunca. Si el pequeño nos dice “no quiero más” pararemos, ya que es mejor que coma poco, pero lo retenga a que obliguemos a comer y el niño acabe vomitando, empezando de nuevo todo el proceso.
Diarrea, ¿solo manzana y arroz?
La mayoría de los cuadros de diarrea de los niños pequeños son de causa viral, y lo habitual es que duren de 3 a 7 días. Es muy típico que los padres limiten la alimentación a manzana, plátano y crema de arroz, cuando realmente esto no es necesario. Los estudios no demuestran que dar una dieta tan estricta realmente disminuya los días que durará la diarrea. Lógicamente evitaremos alimentos procesados, picantes, chucherías, salsas, fritos o rebozados, pero son opciones que normalmente no están incluidas en la dieta de los niños pequeños. Podemos seguir dando frutas, verduras, carnes, pescados, cereales, legumbres…
Pero ¿leche no, verdad? Esto es un mito muy extendido: la creencia de que debemos evitar los lácteos en un niño con diarrea. Pues no. En primer lugar, la leche suele ser de los alimentos mejor tolerados y en segundo, aporta agua, proteínas y azúcares.

En el caso de lactancia materna por supuesto seguir ofreciendo el pecho que, además será, en muchas ocasiones, el único alimento que el bebé demande cuando esté enfermo. Los yogures también son alimentos recomendados, puesto que además de ser bien aceptados, ayudarán a nuestra flora intestinal a recuperarse. Diferente es que la diarrea se alargue más de 7- 10 días o aparezcan otros síntomas, como enrojecimiento intenso en la zona anal, en cuyo caso debemos acudir al pediatra.
Aftas y vesículas en la boca, ¿frío o calor?
Existen varias patologías en pediatría que tienen llagas, aftas o vesículas en la mucosa bucal entre sus síntomas. Por ejemplo, el famoso síndrome boca- mano- pie, las gingivoestomatitis o la herpangina. En este tipo de enfermedades es común que los niños babeen profusamente ya que hasta tragar su propia saliva les resulta doloroso. Suelen demandar agua con frecuencia, pero dejan de comer de forma radical, con la consecuente alarma de los padres. En muchas ocasiones se comete el error de ofrecer alimentos calientes como sopas o cremas de verduras porque ”Como está con la garganta, mejor algo calentito”. Pues nada más lejos de la realidad. Para bajar la inflamación de la garganta y facilitar que el niño pueda tragar es mejor dar alimentos frescos y blandos. Yogures o gelatinas serán bien aceptados o alimentos a temperatura ambiente. Las frutas ácidas suelen rechazarse por parte de los niños por producir sensación de quemazón cuando tienen llagas o aftas en la garganta, pero podemos optar por un plátano maduro a trocitos.