La dispraxia infantil es un trastorno que afecta la psicomotricidad de los niños, sin implicar una deficiencia intelectual. Este trastorno se caracteriza por la torpeza y lentitud motora, así como por dificultades en el aprendizaje y el lenguaje. Es crucial entender las manifestaciones de la dispraxia para proporcionar el apoyo adecuado a los pequeños que la padecen.

¿Qué es la dispraxia infantil?
Si crees que tu hijo puede padecer este trastorno, sigue leyendo para descubrir qué es exactamente y cómo poder ayudarle de una mejor manera.
Definición y significado de la dispraxia
La dispraxia es un trastorno neurológico que afecta la planificación y ejecución de tareas motoras. Aunque no está relacionada con problemas intelectuales, sí interfiere en la capacidad del niño para realizar movimientos coordinados. Este trastorno del desarrollo de la coordinación se manifiesta en la dificultad para llevar a cabo acciones que requieren precisión y destreza. La dispraxia es, por tanto, un problema de comunicación entre el cerebro y el cuerpo, lo que impide que los niños ejecuten movimientos de manera fluida y controlada.
Dado que la dispraxia no afecta la musculatura, sino la coordinación cerebral, los niños que la padecen pueden presentar dificultades tanto en habilidades motoras finas, como escribir o abotonarse la camisa, como en habilidades motoras gruesas, como correr o saltar. La identificación temprana de los signos de dispraxia es esencial para iniciar un tratamiento adecuado y minimizar su impacto en el desarrollo del niño.
Tipos de dispraxia: ideomotora, ideatoria, oromotora y constructiva
La dispraxia se clasifica en diferentes tipos según las áreas afectadas. La dispraxia ideomotora se refiere a las dificultades para realizar tareas sencillas de un solo paso, como ponerse los zapatos. En cambio, la dispraxia ideatoria afecta la capacidad para completar tareas que requieren varios pasos, como atarse los cordones de los zapatos. La dispraxia oromotora se manifiesta en problemas para coordinar los movimientos necesarios para el habla, haciendo que el lenguaje sea menos comprensible.
Por último, la dispraxia constructiva impacta la habilidad para comprender y aplicar relaciones espaciales, lo que puede dificultar tareas como ensamblar bloques o entender gráficos. Cada tipo de dispraxia presenta desafíos únicos que requieren enfoques específicos en el diagnóstico y tratamiento. La identificación precisa del tipo de dispraxia es fundamental para desarrollar estrategias de intervención efectivas.
Síntomas de la dispraxia en niños
Los síntomas más comunes de quienes sufren dispraxia es la dificultad de llevar a cabo tareas motoras sencillas del día a día. Una torpeza que puede limitarles un poco en su desarrollo personal.
Manifestaciones de torpeza y lentitud motora
Los síntomas de la dispraxia en niños suelen ser evidentes desde una edad temprana. Los padres pueden notar que sus hijos presentan torpeza y lentitud motora al realizar tareas cotidianas. Los niños con dispraxia a menudo tienen dificultades para abotonarse la camisa, peinarse o manejar utensilios de forma adecuada. Esta torpeza no se debe a una falta de esfuerzo, sino a la dificultad inherente del trastorno para coordinar movimientos.
A medida que los niños crecen, estas dificultades pueden afectar su autoestima y provocar frustración. Es común que los niños con dispraxia eviten actividades físicas o juegos que requieran habilidades motoras complejas. Además, pueden mostrar una falta de interés por actividades que involucren coordinación, como deportes o manualidades, lo que puede limitar su participación social y desarrollo personal.
Dificultades en el aprendizaje y el lenguaje
La dispraxia no solo afecta las habilidades motoras, sino también el aprendizaje y el lenguaje. Los niños con dispraxia pueden enfrentar dificultades en el aula debido a problemas para escribir de manera legible o para completar tareas a tiempo. La dislalia, o pronunciación incorrecta de palabras, es común en estos niños, lo que puede llevar a problemas de comunicación y comprensión en el entorno escolar.
El lenguaje inmaduro es otro síntoma frecuente, y los niños pueden tener problemas para formar oraciones complejas o seguir instrucciones verbales. Estas dificultades pueden resultar en un rendimiento académico inferior al esperado para su edad, lo que requiere estrategias de apoyo específicas para mejorar su capacidad de aprendizaje y comunicación.
Problemas de coordinación desde bebés hasta los 7 años
Desde la infancia, los problemas de coordinación son evidentes en niños con dispraxia. Los bebés pueden mostrar retrasos en el gateo o en aprender a caminar, lo que puede ser un indicador temprano del trastorno. Entre los 3 y los 5 años, los niños pueden tener dificultades para subir escaleras, correr o saltar, mostrando un desarrollo motor más lento que sus compañeros.
Entre los 5 y los 7 años, estos niños pueden tener problemas para vestirse solos o para comer sin ayuda. Además, pueden experimentar dolores de cabeza y náuseas, especialmente en situaciones estresantes o que requieran un esfuerzo mental significativo. La dispraxia también puede afectar la capacidad de concentración, lo que puede llevar a dificultades en el entorno escolar y social.

Causas de la dispraxia
Saber lo que provoca este trastorno es importante para poder evitarlo dado que los estudios sugieren que las alteraciones en el desarrollo neuronal pueden desempeñar un papel crucial.
Lesiones cerebrales y alteraciones neurológicas
La dispraxia puede tener múltiples causas, aunque en muchos casos es difícil identificar una única razón. Las lesiones cerebrales durante el desarrollo neuronal pueden ser un factor contribuyente, afectando la maduración de las conexiones neuronales responsables de la coordinación motora. Estas alteraciones neurológicas pueden interferir en la comunicación entre el cerebro y el cuerpo, dando lugar a las dificultades características del trastorno.
Aunque no siempre es posible determinar la causa exacta de la dispraxia, los estudios sugieren que las alteraciones en el desarrollo neuronal pueden desempeñar un papel crucial. Estas alteraciones pueden ser el resultado de factores genéticos o ambientales que afectan el desarrollo del cerebro durante el embarazo o en la primera infancia.
Factores de riesgo: nacimiento prematuro y consumo de sustancias
Existen varios factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de que un niño desarrolle dispraxia. El nacimiento prematuro, antes de la semana 37 de gestación, es uno de los factores más significativos, ya que el cerebro del bebé puede no estar completamente desarrollado. Además, el consumo de sustancias como alcohol, drogas o tabaco durante el embarazo puede afectar el desarrollo cerebral del feto y aumentar el riesgo de dispraxia.
Estos factores de riesgo no garantizan que un niño desarrollará dispraxia, pero pueden contribuir a la aparición del trastorno. Es importante que las madres embarazadas eviten el consumo de sustancias y reciban atención prenatal adecuada para minimizar estos riesgos y favorecer un desarrollo saludable del bebé.
Diagnóstico y tratamiento de la dispraxia
Independientemente de la enfermedad o el trastorno que se padezca, hacer un buen diagnóstico es esencial para dar con un tratamiento adecuado y específico para cada persona.
Pruebas neuropsicológicas para el diagnóstico
El diagnóstico de la dispraxia se realiza mediante una serie de pruebas neuropsicológicas que evalúan el desarrollo motor e intelectual del niño en comparación con los hitos esperados para su edad. Estas pruebas ayudan a identificar las áreas específicas de dificultad y a determinar el tipo de dispraxia presente. Es esencial realizar un diagnóstico temprano para comenzar el tratamiento lo antes posible y mejorar el pronóstico del niño.
Las pruebas neuropsicológicas son realizadas por profesionales especializados que observan el comportamiento del niño en diferentes situaciones y evalúan su capacidad para realizar tareas motoras y cognitivas. Estos resultados proporcionan una visión detallada de las áreas afectadas por el trastorno y guían el desarrollo de un plan de tratamiento personalizado.
Tratamientos según el tipo de dispraxia
El tratamiento de la dispraxia varía según el tipo y la gravedad del trastorno. Los fisioterapeutas se encargan de abordar las dificultades motoras, ayudando a los niños a mejorar su coordinación y habilidades físicas. Para los problemas de lenguaje asociados con la dispraxia oromotora, los logopedas trabajan en la mejora de la articulación y la fluidez del habla.
En casos de dispraxia ideatoria, los psicólogos pueden intervenir para desarrollar estrategias que ayuden al niño a planificar y ejecutar tareas de varios pasos. La intervención temprana y constante es clave para mejorar las habilidades motoras y lingüísticas del niño, permitiéndole alcanzar su máximo potencial.
Importancia de fisioterapeutas, logopedas y psicólogos
El tratamiento de la dispraxia requiere un enfoque multidisciplinario que involucre a fisioterapeutas, logopedas y psicólogos. Cada uno de estos profesionales desempeña un papel crucial en el desarrollo y ejecución de un plan de tratamiento integral. Los fisioterapeutas se centran en mejorar la coordinación y la fuerza muscular, mientras que los logopedas abordan las dificultades del lenguaje y la comunicación.
Los psicólogos, por su parte, ayudan a los niños a desarrollar habilidades de afrontamiento y a mejorar su autoestima, lo que es esencial para su bienestar emocional. La colaboración entre estos profesionales y la familia del niño es fundamental para asegurar un tratamiento exitoso y una mejora continua en las habilidades del niño.
El papel de los padres y la familia en el tratamiento
Como en cada problema, los padres juegan un papel fundamental a la hora, no solo de poner el tratamiento a sus hijos, sino de ayudarles en todo el proceso con el trastorno.
Implicación de los padres en la evolución del trastorno
La implicación de los padres es fundamental en el tratamiento de la dispraxia. Los padres desempeñan un papel crucial en el apoyo diario a sus hijos, ayudándoles a practicar las habilidades aprendidas en terapia y proporcionándoles un entorno seguro y alentador. La constancia y el compromiso de los padres son esenciales para el éxito del tratamiento y para mejorar la calidad de vida del niño.
Además, los padres deben estar informados sobre el trastorno y las estrategias más efectivas para ayudar a sus hijos. La comunicación abierta y el trabajo en equipo con los profesionales de la salud son clave para asegurar que el niño reciba el apoyo necesario en todas las áreas de su vida.
Educación familiar y ejercicios en casa
La educación de la familia es un componente crucial en el manejo de la dispraxia. Los padres deben aprender sobre el trastorno y las técnicas que pueden utilizar en casa para apoyar el desarrollo de sus hijos. Los ejercicios en casa, como la repetición de secuencias motoras y actividades de coordinación, son fundamentales para reforzar las habilidades aprendidas en terapia.
La práctica regular de estos ejercicios ayuda al niño a asimilar los patrones correctos de movimiento y a superar las dificultades asociadas con la dispraxia. La paciencia y el apoyo constante de la familia son esenciales para el progreso del niño y para fomentar su independencia y confianza en sí mismo.
Tipos de dispraxia y sus manifestaciones
La dispraxia se cataloga en dependencia de sus formas de manifestación:
- Ideomotora. El niño presenta dificultades para realizar tareas sencillas que implican un solo paso, como ponerse los zapatos o peinarse.
- Ideatoria. El pequeño tiene dificultades para llevar a la práctica tareas de varios pasos, como atarse los cordones de los zapatos o cepillarse los dientes.
- Oromotora. El niño tiene problemas para coordinar los movimientos necesarios para la pronunciación.
- Constructiva. En este caso se encuentra afectada la capacidad para entender y aplicar las relaciones espaciales.
Dispraxia ideomotora
La dispraxia ideomotora se caracteriza por la dificultad para realizar tareas motoras simples que requieren un solo paso. Los niños con este tipo de dispraxia pueden tener problemas para acciones cotidianas como ponerse los zapatos o peinarse. Estas tareas, que para otros niños son automáticas, requieren un esfuerzo consciente y pueden ser frustrantes para aquellos que padecen dispraxia ideomotora. La torpeza y lentitud en la ejecución de movimientos son signos comunes de este tipo de dispraxia.
Este tipo de dispraxia afecta la capacidad del niño para traducir una intención en acción. Aunque el niño puede comprender lo que necesita hacer, la ejecución del movimiento es lo que presenta el desafío. Esto puede llevar a una baja autoestima y frustración, ya que el niño es consciente de su dificultad para realizar tareas que sus compañeros realizan con facilidad. La intervención temprana y la práctica constante de estas tareas pueden ayudar a mejorar la coordinación y reducir la frustración.
Los terapeutas ocupacionales suelen trabajar con niños que tienen dispraxia ideomotora para desarrollar estrategias que faciliten la ejecución de tareas motoras. Estas estrategias pueden incluir el uso de ayudas visuales o físicas que guíen al niño en la ejecución de movimientos. La repetición y la práctica son fundamentales para ayudar al niño a internalizar los patrones de movimiento correctos y mejorar su coordinación motora.
Dispraxia ideatoria
Este tipo de dispraxia no solo afecta la ejecución de tareas físicas, sino también la capacidad de planificación. Los niños con dispraxia ideatoria pueden tener problemas para organizar sus pensamientos y acciones en una secuencia lógica. Esto puede impactar su rendimiento académico y social, ya que las tareas cotidianas y las interacciones sociales a menudo requieren una planificación secuencial.
La intervención para la dispraxia ideatoria a menudo implica el uso de técnicas de enseñanza que descomponen las tareas en pasos más manejables. Los terapeutas pueden trabajar con los niños para desarrollar rutinas y estrategias que faciliten la planificación y ejecución de tareas complejas. La práctica constante y el refuerzo positivo son esenciales para ayudar al niño a mejorar su capacidad de planificación y secuenciación.
Dispraxia oromotora
La dispraxia oromotora afecta la coordinación de los movimientos necesarios para la articulación del lenguaje. Los niños con este tipo de dispraxia pueden tener dificultades para pronunciar palabras correctamente, lo que puede llevar a problemas de comunicación. Estos problemas pueden ser especialmente desafiantes en el entorno escolar, donde la comunicación clara es vital para el aprendizaje y la interacción social.
Este tipo de dispraxia se centra en la dificultad para coordinar los músculos de la boca y la lengua, lo que puede afectar tanto la claridad del habla como la capacidad para comer y beber. Los niños con dispraxia oromotora pueden necesitar terapia del habla para mejorar su pronunciación y comunicación. El apoyo de un logopeda puede ser crucial para ayudar al niño a desarrollar habilidades de comunicación efectivas.
La intervención temprana es fundamental para minimizar el impacto de la dispraxia oromotora en el desarrollo del lenguaje. Los logopedas pueden trabajar con los niños para fortalecer los músculos orales y desarrollar técnicas de pronunciación. La práctica regular y el refuerzo positivo son esenciales para ayudar al niño a superar las dificultades de comunicación y mejorar su confianza en sus habilidades de habla.
Dispraxia constructiva
La dispraxia constructiva se refiere a la dificultad para entender y aplicar relaciones espaciales. Los niños con este tipo de dispraxia pueden tener problemas para construir o ensamblar objetos, como bloques de construcción o rompecabezas. Esta dificultad puede afectar su capacidad para realizar tareas que requieren una comprensión de la orientación espacial, como dibujar o escribir.
Este tipo de dispraxia puede impactar el rendimiento académico, ya que muchas actividades escolares requieren habilidades de construcción y orientación espacial. Los niños con dispraxia constructiva pueden tener problemas para alinear correctamente las letras y números al escribir, lo que puede afectar su legibilidad y comprensión escrita. La intervención temprana y el apoyo educativo son esenciales para ayudar al niño a desarrollar estas habilidades.
Los terapeutas ocupacionales y educadores pueden trabajar con niños con dispraxia constructiva para desarrollar estrategias que mejoren su comprensión espacial. Esto puede incluir el uso de ayudas visuales y táctiles que faciliten la construcción y la orientación. La práctica constante y el refuerzo positivo son fundamentales para ayudar al niño a mejorar sus habilidades constructivas y espaciales.

Los síntomas principales de la dispraxia en diferentes etapas
A lo largo de su desarrollo, los niños que sufren este trastorno van experimentando una serie de cambios que se manifiestan de diferentes maneras según la edad en la que se encuentran.
Síntomas en bebés y niños pequeños
Normalmente los padres notan estas dificultades antes de los dos años de vida. Casi siempre se dan cuenta porque a los pequeños les resulta difícil realizar tareas sencillas como abotonarse la camisa, atarse los cordones de los zapatos o peinarse.
Normalmente se trata de bebés que mostraron dificultades al gatear o se retrasaron al caminar. De hecho, el desarrollo motor de los bebés con dispraxia es más lento y también suelen presentar dificultades al hablar.
Síntomas en niños de 3 a 5 años
Entre los 3 y los 5 años aún se suele apreciar cierta torpeza o dificultad al realizar los movimientos, casi siempre debido a la falta de coordinación. Estos niños a menudo también presentan una propensión a tener rabietas, se caen con frecuencia y pueden presentar aleteo de las manos. Además, tienen problemas para subir y bajar escaleras y el lenguaje suele ser inmaduro para su edad.
Síntomas en niños de 5 a 7 años
Entre los 5 y los 7 años los niños aún pueden tener problemas para vestirse y comer solos correctamente. Algunos comienzan a manifestar a esta edad dolores de cabeza y náuseas. En la escuela pueden tener dificultades para concentrarse, suelen terminar las tareas después que sus compañeros y en algunos casos su escritura es prácticamente ilegible.