¿Es el azúcar una droga para los niños? Responde el psicólogo infantil Alberto Soler

Alberto Soler profundiza en el impacto del consumo de azúcar en la infancia y responde a si es una droga o no.
Una niña relamiendo una cuchara mientras come un producto azucarado. En la imagen de detalle, Alberto Soler

Más allá del consenso general que existe a nivel médico en lo que respecta al consumo de azúcar y cómo afecta al desarrollo de los niños, hay una afirmación más o menos extendida que sigue dando vueltas en la cabeza de muchas madres y padres: ¿el azúcar es una droga? ¿Puede generar adicción a mi hijo o hija su consumo descontrolado?

El consumo de azúcar en la infancia es fruto de debate a nivel científico, sanitario y también social desde hace años. Hay opiniones para todos los gustos entre las familias, quienes prefieren prohibir los productos azucarados, quienes no ponen límites porque “nosotros nos críamos comiendo galletas todos los días y estamos perfectamente” y quienes buscan el equilibrio, limitando el acceso pero sin prohibirlo.

A nivel científico, en cambio, el consenso es amplio sobre las consecuencias del azúcar en la infancia y sobre todo el exceso con el que se consume. Aquí te contamos más, por ejemplo, de cómo las golosinas dañan la salud de tus hijos. Y la Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva años recomendando aplicar medidas en todo el mundo para reducir el consumo productos malsanos como las bebidas azucaradas.

Además, la ciencia ha demostrado que reducir el consumo de azúcar en los 2 primeros años de vida asegura una mejor salud a largo plazo. Pese a ello, según el mismo organismo, en España se consume de media el doble de azúcar de lo recomendado por la OMS.

Consecuencias del consumo de azúcar

Dicho esto, y teniendo en cuenta que ya nos hemos detenido antes en Ser Padres en consejos avalados por un pediatra para combatir el sobrepeso infantil y reducir, de la mano, el consumo de azúcar en la infancia, en este caso nos centramos en lo más elemental de este asunto: si el azúcar es o no una droga.

Lo hacemos a raíz de una interesante publicación en redes sociales de Alberto Soler, coautor de ‘La gran guía de la crianza’, y uno de los psicólogos especializados en crianza de los hijos e infancia más populares del país.

Advierte Alberto Soler que, aunque pueda parecer una exageración, se ha vinculado al azúcar con las drogas en el ámbito científico. “Seguro que lo has oído por ahí, que activa los mecanismos del cerebro de las drogas, que si crea adicción…”, apunta el psicólogo. Prueba de lo comentado, sin necesidad de profundizar mucho en las búsquedas de Google, es este artículo de Claudia Narbona, de la Academia de Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Chile, titulado “Azúcar, dulce y letal droga alimentaria”.

En el texto, la experta en alimentación y nutrición afirma que “en estudios con animales de laboratorio se ha encontrado que el azúcar produce más síntomas de los necesarios para ser considerada una sustancia adictiva, incluso los datos demuestran que el consumo de azúcares añadidos a alimentos y bebidas tiene efectos similares a otras drogas como la nicotina, la cocaína, la heroína y el alcohol, con un poder adictivo igual o mayor, puesto que los alimentos endulzados artificialmente tienen ingredientes que no encontramos en los alimentos naturales y que nuestro cuerpo no puede controlar”.

Un niño comiendo dulce
Un niño comiendo dulce (RG)

Alberto Soler, en su publicación, también hace referencia a estudios que han investigado las consecuencias del azúcar en animales y en seres humanos. “En animales se ha observado fenómenos como tolerancia, craving o incluso abstinencia cuando se les retira el azúcar”, dice. Y en lo que respecta al impacto del azúcar en los seres humanos, agrega Soler, “hay estudios que demuestran que el azúcar libera dopamina, y esto activa los circuitos de recompensa cerebral de una manera muy parecida a la forma en la que lo hacen las drogas”.

Si a un ser humano, niño o adulto, se le retira el azúcar, lo que ocurre es similar a lo descrito en animales, dice Alberto Soler: “Pasa algo parecido, especialmente con alimentos que son hiperpalatables, esos que tienen mucho azúcar, mucha grasa, pocas vitaminas y que nos vuelven locos a todos”, explica. “No solo es que estén buenísimos, sino que pueden llevarnos a patrones de consumo compulsivo, sobre todo cuando estamos estresados o cuando tenemos un mal día”, añade.

Una niña disfruta comiendo un producto con azúcar y cacao
Una niña disfruta comiendo un producto con azúcar y cacao (RG)

¿Es el azúcar una droga?

Una vez expuesto el contexto del por qué se vincula en determinados foros al azúcar con las drogas y a lo que la evidencia científica ha demostrado — que el consumo de productos azucarados libera dopamina y activa el sistema de recompensa del cerebro—, el psicólogo Alberto Soler responde a la pregunta que se plantea en su vídeo divulgativo y que, por extensión, nos preguntamos en estas líneas.

A la pregunta de si el azúcar es una droga, si es cierto o se trata de una exageración, esto es lo que responde el experto en infancia y adolescencia: La adicción al azúcar como tal no está reconocida oficialmente, no la vas a encontrar en manuales diagnósticos como el DSM”.

Por comparar, cabe señalar que hay adicciones que no son las drogas que todos tenemos más o menos en la cabeza que sí están descritas como tal. Es el caso de la adicción al juego. No ocurre así con el azúcar, producto del que no hay suficiente evidencia como para describirlo como droga.

Eso sí, Alberto Soler advierte: “Esto no significa que no haya comportamientos (con el azúcar) que puedan ser preocupantes”, dice, recordando esa activación que provoca su consumo en los circuitos de recompensa cerebral. La ciencia ha demostrado, por ejemplo, que el azúcar afecta al comportamiento y a la concentración de los niños.

En conclusión, Alberto Soler señala que “el azúcar no es una droga exactamente pero sí que sabemos que lo consumimos demasiado”, de manera que aconseja, “aunque sea un bajón, controlar (su consumo, en niños y adultos) un poquito más”.

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