Durante más de cien años, la dislexia ha sido objeto de controversia entre investigadores, educadores y profesionales de la salud. Su definición ha cambiado según el enfoque teórico, el contexto educativo y los avances en neurociencia. Sin embargo, un reciente estudio internacional publicado en Journal of Child Psychology and Psychiatry podría marcar un punto de inflexión.
Un panel de 71 expertos de diferentes disciplinas y países alcanzó un consenso sobre una definición moderna, integral y basada en evidencia de la dislexia. Utilizando el método Delphi, los investigadores lograron que el 80% o más de los participantes estuvieran de acuerdo en 42 declaraciones clave sobre la naturaleza, las causas y las implicaciones de este trastorno del aprendizaje.
Este consenso podría unificar criterios diagnósticos, orientar intervenciones más eficaces y mejorar el acceso a apoyos educativos, terminando con la variabilidad y ambigüedad que afecta actualmente a millones de niños y adultos con dislexia.

La dislexia como dificultad del procesamiento cognitivo
El panel definió la dislexia como un conjunto de dificultades en el procesamiento que afecta la lectura y la escritura, especialmente la fluidez lectora y la ortografía.
Estas dificultades pueden presentarse incluso cuando el rendimiento general en lectura se encuentra dentro del promedio, lo que subraya la importancia de considerar más que el resultado de una prueba.
La dislexia no es una condición binaria, sino un continuo de severidad. Esto significa que no todas las personas la experimentan de la misma manera ni con la misma intensidad.
La definición consensuada también se aleja de los enfoques que la limitaban a niños con un coeficiente intelectual promedio o superior.
Se reconoce que la dislexia puede coexistir con capacidades cognitivas altas, medias o bajas, y que el rendimiento lector debe interpretarse en relación con la edad, el contexto educativo y la calidad de la enseñanza recibida.
Múltiples causas, un fenómeno complejo
Uno de los grandes avances de esta nueva definición es el reconocimiento de que la dislexia tiene causas múltiples. Aunque las dificultades en el procesamiento fonológico —la habilidad de reconocer y manipular los sonidos del habla— siguen siendo el marcador más común, no son el único factor involucrado.
El panel incluyó como factores relevantes la memoria de trabajo, la velocidad de procesamiento y la habilidad para identificar patrones ortográficos. También se destacó que factores genéticos y ambientales interactúan en la expresión de la dislexia.
Este enfoque multifactorial permite entender por qué la dislexia puede manifestarse de formas diferentes según la persona, el idioma o la etapa del desarrollo. En algunos idiomas, por ejemplo, las dificultades se presentan más en la fluidez que en la precisión de la lectura.

Una condición que evoluciona con el tiempo
Otro aspecto clave del consenso es que la dislexia no es estática. Sus manifestaciones cambian a lo largo de la vida. En la infancia, puede afectar la decodificación de palabras; en la adolescencia y adultez, persisten dificultades en la velocidad lectora, la comprensión y la ortografía.
Este reconocimiento permite adaptar el apoyo educativo y las estrategias de intervención según la etapa vital y las demandas académicas o laborales. También ayuda a identificar a personas con dislexia que han compensado sus dificultades y pueden pasar desapercibidas.
La dislexia también puede interactuar con otros trastornos, como el TDAH, los trastornos del lenguaje, la discalculia o las dificultades en la coordinación motora, lo que refuerza la necesidad de una evaluación integral.
Una guía para la evaluación y el diagnóstico
El estudio no solo definió la dislexia, sino que propuso un modelo de evaluación en cuatro etapas estandarizadas que podría reemplazar los enfoques desiguales y fragmentados actuales:
- Descartar otras causas potenciales de las dificultades lectoras o de escritura.
- Intervenir tempranamente ante las primeras señales, sin esperar un diagnóstico formal.
- Monitorear la respuesta a la intervención para evaluar la persistencia de las dificultades.
- Derivar para una evaluación especializada si no hay avances suficientes.
Este enfoque podría reducir las desigualdades en el acceso al diagnóstico y mejorar los resultados educativos de niños con dislexia, evitando que queden excluidos por no cumplir criterios rígidos o por barreras geográficas.

Un cambio de paradigma con respaldo global
La definición consensuada de dislexia representa un hito por su amplitud, su base empírica y la diversidad de voces que la respaldan. Participaron expertos de psicología, educación, neurociencia, logopedia y personas con dislexia, lo que le da un carácter inclusivo y multidisciplinario.
Aunque algunas controversias persisten —como el diagnóstico en personas con discapacidad intelectual o la relación exacta entre ortografía y lectura—, el consenso alcanzado sienta las bases para una comprensión más precisa y compasiva.
Actualizar las definiciones oficiales y los marcos normativos con base en este consenso podría transformar la educación inclusiva y la equidad en el acceso a apoyos especializados.
Es un paso hacia un sistema que entienda la dislexia no como una etiqueta limitante, sino como una condición compleja que requiere estrategias individualizadas.
Referencias
- Carroll JM, Holden C, Kirby P, Thompson PA, Snowling MJ; Dyslexia Delphi Panel. Toward a consensus on dyslexia: findings from a Delphi study. J Child Psychol Psychiatry. (2025). doi: 10.1111/jcpp.14123