En la actualidad casi la mitad de los niños duermen a menudo con sus padres. Se trata de un hábito común en países como Alemania, en el que el 23% de las familias pasan gran parte de la noche durmiendo juntas, o Irlanda, en el que ocurre en el 21% de los casos. En España muchos padres también duermen con sus hijos al menos durante los primeros años de vida, un hábito que ofrece numerosos beneficios tanto para el bebé como para sus progenitores. Como siempre, cada familia decide qué le funciona mejor y cómo se organizan para dormir.
Diversos estudios han demostrado que dormir con los hijos facilita la alimentación del bebé, a la vez que contribuye a regular su temperatura. También es una estrategia excelente para controlar el llanto nocturno del pequeño, facilitar el descanso de las madres y fortalecer el vínculo entre el niño y sus padres. Una investigación realizada por científicos de la Universidad de Ciudad del Cabo encontró que dormir con los padres reduce los niveles de cortisol en los niños, facilita la eliminación de toxinas a nivel cerebral y estimula la segregación de la hormona de crecimiento infantil. Pero también tiene desventajas.
Tres razones por las que los niños deben dormir en su propia cama
1. Descansan más y mejor
Un estudio publicado en la revista Pediatrics encontró que los niños que duermen en la misma habitación que sus padres descansan menos que quienes duermen en una habitación distinta. Tras analizar los patrones de sueño de casi 280 familias, los investigadores encontraron que compartir habitación con los niños hasta los nueve meses se relaciona con una reducción de las horas de sueño infantil durante la noche. En cambio, los niños que duermen en habitaciones propias descansan una media de 40 minutos más, en comparación con los que pasan la noche en la habitación de sus padres.
2. Se despiertan menos durante la noche
Un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, encontró que los niños que descansan en una habitación diferente a la de sus padres pueden dormir una media de 100 minutos más, en comparación con quienes descansan junto a sus progenitores. Los expertos explican que esto puede deberse a que los niños que duermen con sus padres tardan más en aprender a dormirse por su cuenta, lo cual afecta sus horas de sueño.
3. Son más independientes
Dormir en una habitación propia desde una infancia temprana potencia la autonomía e independencia de los niños, a la vez que estimula una alta autoestima y la seguridad en sí mismos.
¿A qué edad debe comenzar el niño a dormir solo?
No existe una edad apropiada a la que tu hijo deba comenzar a dormir solo. Algunos expertos sugieren que a partir de los 3 años el pequeño ya debería estar adaptado a dormir en su propia habitación mientras que otros especialistas retrasan este momento hasta los 5 años. De una u otra forma, se trata de una decisión que debe tomar cada familia teniendo en cuenta el nivel de madurez del pequeño y sus necesidades emocionales. También es importante tomar en consideración el criterio de cada niño ya que, si bien algunos prefieren dormir solos desde muy temprana edad, otros necesitan pasar más tiempo cerca de sus padres porque no están preparados psicológicamente para dar ese paso.