El nuevo libro de la pediatra, escritora y divulgadora Lucía Galán Beltrán, Los virus no entran por los pies (Planeta, 2024) nace fruto de su experiencia de más de veinte años de profesión y con el objetivo de derribar los mitos con los que ella misma se ha cruzado en su camino como doctora, madre y mujer.
Galán es una auténtica embajadora de la salud infantil y juvenil. No en vano es miembro del Consejo Asesor de Unicef y ha sido incluida en la lista Forbes de los 100 mejores médicos de España durante dos años consecutivos.
Autora de más de una decena de libros, ha recibido varios premios como el otorgado por la Organización Médica Colegial de España o el Reconocimiento a la Infancia por la Comunidad de Madrid. por su labor como divulgadora (su cuenta de Instagram @luciamipediatra, tiene cerca de un millón de seguidores).
Basados en la evidencia científica y avalados por esta fulgurante trayectoria profesional, los consejos médicos que Lucía Galán incluye en esta nueva guía son una excelente fuente de información a la que puedes recurrir haciendo caso omiso de esos bulos disparatados que circulan por redes sociales y a los chascarrillos y recomendaciones sin fundamento que muchas veces recibes sin pedirlo, de vecinas, abuelas, suegras, amigas y hasta de personas desconocidas con las que coincides en el parque.
A continuación, encontrarás una pequeña selección de los muchos mitos y creencias que la pediatra derriba en su nuevo libro.
Cinco mitos que "Lucía, mi pediatra" derriba en su nuevo libro
MITO 1: No andes descalzo que te resfrías (Aclaración de Lucía: Los virus no entran por los pies): El mito que da título al libro hace referencia a esa frase tan repetida que seguramente nosotros mismos hemos escuchado muchas veces a lo largo de nuestra infancia: “No andes descalza que vas a enfermar”. Sin embargo, Beltrán explica que el frío no resfría exactamente, lo que causa la enfermedad es el virus, un organismo que habita en nuestra nariz y en nuestra garganta y que se contagia por el contacto directo con otras personas. Caminar descalzos o que se enfríen los pies no hace que contraigamos virus, insiste Beltrán y a continuación aclara que lo que hace el frío en realidad es enlentecer nuestros mecanismos naturales de defensa frente a las infecciones. Tampoco es verdad que si te acuestas con el pelo mojado te vayas a resfriar ni que el crecimiento produzca fiebre. Y así, tenemos tres mitos desmentidos por la experta de un plumazo.

MITO 2. Si el niño tiene mocos hay que llevarle al pediatra (Aclaración de Lucía: No, salvo excepciones. Los mocos son un mecanismo de defensa natural): El hecho de que un niño tenga mocos indica que ha cogido una infección vírica, la mayoría de las veces banal y que su cuerpo está luchando de forma natural contra ella. Otra cosa es que, además, tenga fiebre. Si esto es así, lo habitual es que dure dos o tres días. Si la fiebre dura más, si tiene tos que le despierta por la noche o una respiración agitada, entonces sí hay que acudir a consulta porque puede haber una inflamación de los bronquios que necesita asistencia.
Pero los mocos sin más, son el mecanismo de defensa que utiliza nuestro cuerpo frente a agentes extraños que entran por la nariz. Nuestras mucosas se inflaman y producen esa sustancia viscosa para expulsar esos gérmenes a través de la tos, sonando la nariz, con lavados nasales y a veces hasta vomitando ese moco.
MITO 3 El zumo de naranja es un hábito saludable (Aclaración de Lucía: No lo es, el organismo lo asimila igual que agua con azúcar) La rutina de tomar un zumo de naranja en el desayuno porque es saludable es otra falsa creencia que derriba la pediatra. Beltrán remite a la Academia Americana de Peditria que desaconseja el consumo de zumos naturales en niños menores de un año y en los mayores de un año lo acota a no más de medio vaso porque lo realmente saludable de la fruta se encuentra en la fibra: “Al exprimir la fruta en zumo, se extraen los azucares de la matriz y en nuestro metabolismo se comporta como agua con azúcar, lo que provoca hipoglucemia, un pico de insulina posterior poco saludable para nuestro organismo”.
MITO 4 Desayunar igual que papá y mamá no es sano y lleva mucho tiempo de preparación (Aclaración: desayunar fruta cortada y otros hábitos saludables de los padres es sano para los niños y no roba mucho tiempo). Beltrán aconseja a las familias que cambien el zumo de naranja por una naranja u otra fruta cortada a trocitos. Es más, la pediatra sostiene que es partidaria de que los niños desayunen igual que sus padres si estos tiene la rutina de desayunar de forma sana y equilibrada: “A un plato de fruta cortada: unas fresa, un plátano… presentada con unos palillos o un tenedor no hay niño que se resista”, asegura convencida.
Y en lugar de cereales cargados de azúcares, ofrezcámosles mejor unas rebanadas de pan integral con un poco de aceite de oliva, atún, aguacate o queso. Un vaso de leche, un yogur con fruta y copos de avena… Hay un sinfín de posibilidades de desayunos saludables y en contra de la creencia de que que prepararlos roba mucho tiempo, Beltrán contrapone: “El tiempo que te lleva cortar las frutas es el mismo que tardas en hacerte un café”.
MITO 5: Un bebé de ocho meses tiene que dormir como una persona adulta (Aclaración de Lucía: No, hay que respetar las horas de sueño según cada etapa de crecimiento) Para asentar unos hábitos de sueño saludables, lo primero que hay que entender son las horas de sueño necesarias para un niño según su etapa de crecimiento, explica la doctora. “Me he encontrado con padres en consulta que pretenden que su bebé duerma como una persona adulta y hay que distinguir que un bebé de 0 a 6 meses no necesita las mismas horas de sueño que uno de 6 a 12 meses, como tampoco es igual lo que necesita uno de 12 a 24 meses…A partir de ahí los hábitos son determinantes en su descanso.
Respecto a estos hábitos nocturnos saludables destaca en niños más mayores que hay que evitar las pantallas dos horas antes de irse a la cama: “Ni tablet, ni televisión, porque la luz incide en los ojos y esto disminuye la síntesis de melatonina”.