Claves del aprendizaje de idiomas con el método Montessori

El aprendizaje de idiomas mediante el método Montessori se basa en una serie de pilares comunes con la metodología aplicada en otras áreas. Las repasamos.
Los niños dedican cada vez más tiempo al estudio de idiomas

El aprendizaje de idiomas es una de las fortalezas del método Montessori, ya que se empieza a aplicar sus claves desde la primera etapa educativa, de 0 a 3 años. Y una de las claves más diferenciales de dicho método es que apuesta por llevarlo de la mano con el desarrollo del lenguaje, de ahí que sea muy significativo el aprendizaje hasta los 6 años.

Cita Adela Vizcaíno, del departamento pedagógico International Montessori Institute Barcelona, a la doctora Silvana Quattrocchi Montanaro, psiquiatra especializada en metodología Montessori de 0 a 3 años, que reflexionó en su libro Un ser humano acerca del aprendizaje simultáneo de idiomas a partir del funcionamiento del cerebro infantil. La doctora da una de las claves del aprendizaje de idiomas mediante el método Montessori: “Si los niños pudieran tener a su alrededor dos, tres, cuatro o cinco personas hablando diferentes lenguas, ellos podrían absorberlas todas fácilmente sin ningún esfuerzo especial, siempre que cada persona hable con ellos siempre y solamente en su lengua”.

Según la doctora Quattrocchi, en esta etapa vital tan temprana que “no hay dificultades de aprendizaje porque los niños tienen una mente que funciona de un modo muy especial y posee un mecanismo conmutador que les permite pasar de una lengua a otra sin confusión, sin necesidad de traducir y sin acento de su lengua materna”. Sin embargo, esto no es posible más allá de los primeros años de vida; el punto de inflexión está en el paso de Educación Infantil a Primaria.

María Montessori no dejó detallado si es esta etapa hasta los seis años, coincidiendo con el desarrollo del lenguaje, el período sensible para el aprendizaje de idiomas con el método Montessori, pero su legado se ha extendido hasta el punto de que así trabajan las escuelas basadas en su conocimiento y metodología. No en vano, el desarrollo de la neurociencia, a partir del conocimiento del cerebro infantil, concluye que el aprendizaje de idiomas, cuanto antes se empiece, mejor. Por eso son muchas las familias en las que uno de los progenitores habla en una lengua a sus hijos desde que son pequeños mientras el otro lo hace en un segundo idioma.

María Montessori desarrolló los primeros materiales en italiano, “una lengua casi totalmente fonética. Con algunas excepciones, cada letra del alfabeto representa un sonido, por lo tanto, una vez que el niño aprende la relación entre letra y sonido, puede empezar a escribir, a leer… ¡Pero en inglés!” Expresa su hijo Mario en referencia a las adecuaciones para el aprendizaje de este idioma.

Materiales no específicos

Dice Adela Vizcaíno, del International Montessori Institute Barcelona, que el trabajo ortográfico de otros idiomas se inicia cuando el alumno ya ha empezado a leer.

María Montessori no diseñó materiales específicos para el aprendizaje de lenguas distintas a la materna, pero dado que se asocia al desarrollo del lenguaje, se utilizan se utilizan los empleados en el área de lenguaje. Un ejemplo son las letras de lija.

En el método Montessori, y más en estas primeras etapas educativas, todos los idiomas se enseñan por los sonidos, no por las letras, modelo que ya siguen numerosas escuelas y colegios que no son Montessori pero que sí se inspiran mucho en esta metodología de aprendizaje. Es decir, los peques aprenden antes como suena la sílaba que se el nombre de cada letra. Se acabaron esas cuartillas de los noventa donde se trabaja de manera aislada por letra.

Adela Vizcaíno cita de nuevo a la doctora Montessori, en esta ocasión una reflexión del libro El descubrimiento del niño: “Una de las partes prácticas consiste en facilitar y casi completamente revolucionar el aprendizaje de la escritura de una lengua no fonética. Aquí, de hecho, interviene la intuición del niño, que es estimulada por su potencial creativo. Así como antes fuimos testigos del fenómeno de niños que leían en letras impresas y con caracteres góticos, sin haber recibido ninguna instrucción formal, por medio de la intuición los niños leen palabras no fonéticas (que corresponden a su lengua materna), simplemente usando objetos o actividades atractivas”.

El objetivo es el aprendizaje de idiomas a través de la asociación, y por eso también se vincula la enseñanza de idiomas a recuerdos, juegos, canciones y demás actividades prácticas que tienen como objetivo un aprendizaje significativo. “El éxito no solo depende del alumno, sino de la habilidad del guía de estimular el interés infantil y de lograr un balance entre la receptividad natural del niño y la influencia de la importancia que el entorno social da a este aprendizaje”, asegura Adela Vizcaíno.

A todo este proceso de aprendizaje Montessori se puede sumar el aprendizaje en casa a través de actividades guiadas que tengan un carácter lúdico. Por ejemplo, los dibujos y películas en versión original, la música, juegos de vocabulario en otras lenguas que trabajen en el aula, o los juegos de mesa cuando tengan edad para ellos los peques de la casa. Siempre, como mandan los cánones Montessori, de la mano de los intereses y nivel de sensibilidad del niño o niña.

Cualquier opción que les motive y atraiga es buena siempre y cuando les permita estar en contacto, aunque sea sin darse cuenta de ello, con una segunda o tercera lengua durante el mayor tiempo posible y desde que son pequeños. Y siempre y cuando facilite la comprensión antes incluso que la expresión, algo que es común en todas las áreas dentro del aprendizaje Montessori.

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