Nos hemos desarrollado con la voz de nuestra madre vibrando en todo nuestro cuerpo, incluso antes de haber nacido. Y es que, a partir del séptimo mes de embarazo el feto oye al padre. O sea que a la hora de adaptarse al nuevo mundo no todo es nuevo: la voz es antigua, pertenece a ese espacio de completa seguridad del útero. Será la voz la primera que mostrará al niño que, a pesar de no ver a mamá, ella está ahí, en algún lugar... Porque suena su voz.

Los bebés solo entienden el entusiasmo auténtico
Cualquiera que conviva con un niño pequeño habrá observado que, cuando consigue algo por sí mismo, nos busca inmediatamente para comprobar si hemos sido testigos. Confirmamos con nuestra mirada su acto, pero también con la voz: "¡Qué bien!", decimos realmente admirados. No se trata de las palabras interesadas de alguien que estimula, sino de las palabras cargadas de auténtico entusiasmo de un acompañante sorprendido. (A los bebés y niños, expertos en tonos de voz y gestualidad, no los engañamos con estudiadas fórmulas de aprobación, sólo prestan atención a las expresiones auténticas).
Con nuestras palabras honestas nos convertimos en los principales impulsores de su desarrollo, además de transmitirles qué se puede hacer y qué no. Al principio todas nuestras palabras, sobre todo las que permiten o reprueban comportamientos, tendrán que ir acompañadas de una acción coherente por parte del adulto. Cuando los pequeños integren el mensaje nuestras palabras actúan como una mano en el aire. Podemos explorar las posibilidades de nuestra voz de muchas formas.
La magia de las nanas
Las nanas son algo más que una canción infantil. Lo reúnen todo: el abrazo, la mirada y la voz, que canta para el niño adaptándose a su estado de ánimo y necesidades. Son una auténtica puerta para la comunicación entre madre o padre e hijo. Este momento de bienestar tiene un alto rendimiento: no en vano señalan las nanas y canciones infanciles como claves para el desarrollo del bebé. (Para bebés)
Vamos a leer un cuento
Al contar un cuento el padre o la madre se diluyen en la historia; lo importante ya no son ellos sino lo que están contando. Sin embargo ¿hay algo mejor y más seguro que la voz de los padres para adentrarse en fascinantes y desconocidos parajes, en las turbias y complejas emociones de los cuentos? Juguemos con nuestra voz, ese vehículo (o pasaporte) a tantas historias que nos divierten y dan sentido a lo que ocurre. (Para leer a niños mayores de un año)
La importancia de cantar canciones infantiles
Cantar juntos en el coche, en casa o en cualquier situación, es un ejercicio de coordinación y afinación familiar que nos permitirá compartir algo importante: la belleza de nuestras voces. Y nos divertiremos un montón cantando al compás. (Para jugar a partir de dos o tres años).
¿Cómo lo dirías si estuvieras...?
Nuestra voz es la principal expresión de nuestra emoción. Expresa no solo por lo que dice, sino sobre todo por cómo dice. Este juego nos permite tomar conciencia de ello, además de ponernos en el lugar del otro. Proponemos una frase sencilla, por ejemplo, "Toma el zumo", y la decimos por turnos en distintos tonos (enfado, alegría, desconfianza, desgana...). Se trata de explorar las diferentes emociones, y de comprobar si las identificamos. (Para jugar con niños de más de cuatro años).