Algo que seguro todos sabemos es que el tipo de educación que tengamos va a afectar de una manera u otra al desarrollo de los niños. En este sentido, la crianza flexible es una de las mejores alternativas que podemos adoptar. ¿Quieres saber por qué lo es?
La importancia de la forma de educar
Según el estilo de crianza que adopten los padres, así se desarrollarán sus hijos. Y es que, para que los menores pueden aprender a valerse por sí mismos, necesitan de unas figuras de referencia que les guíen y que les hagan ver que es lo que sí pueden hacer y que es lo que no.
El problema es cuando esas figuras adoptan modelos de crianza demasiado autoritarios o demasiado permisivos. Aunque sean situaciones antagónicas, el resultado es el mismo: probablemente, niños inseguros y algo rebeldes.
Teniendo esto en cuenta, lo mejor que se puede hacer a la hora de educar es buscar el equilibrio. ¿Y cómo conseguirlo? Con flexibilidad. Es decir, con educación flexible.
La educación flexible
Cuando hablamos de ser flexibles con los niños no quiere decir que tengamos que permitirles hacer todo lo que quieran, cuándo y cómo quieran. Para nada. De hecho, esto no es conveniente para ellos.
Lo que los pequeños necesitan son figuras de referencia que les permitan desarrollarse social y emocionalmente bien, pero también que establezcan unas normas y les pongan límites. Además, sumado a ello, que también sepan combinar todo esto con cariño, atención, comprensión y cuidado.
Esto último viene a resumir que siempre vas a necesitar flexibilidad para lograr el equilibrio en la forma de criar a tus hijos. Si la flexibilidad es la protagonista, los niños ganarán seguridad y confianza en sí mismos.
Cómo aplicar la educación flexible
Para que haya una educación flexible, lo que debes hacer es establecer unas normas y también unas consecuencias para saber actuar en el caso de que no cumplan esas reglas. Estas repercusiones las deberán conocer tus niños porque de esta manera les hará potenciar su autocontrol, su toma de decisiones y se mejorará su empatía y pensamiento crítico.
Como decimos, los pequeños deben entender el porqué de las reglas impuestas. Cuánto más claro esté para ellos, más fácil tendrán cumplir con lo acordado. Escucharlos, comprenderlos e involucrarlos en las decisiones, también es muy útil cuando vayáis a acordar unas medidas. Pedirles su opinión sobre las normas también puede ser efectivo para que las cumplan.
Además, la crianza flexible es flexible en sí misma porque muy probablemente, la forma de educar que utilizas hoy, la tengas que modificar y adaptar, sobre todo mientras el niño crece. No vas a educar de la misma manera a un peque de tres añitos que a un adolescente de dieciséis.
Por otra parte, no debes olvidar que los niños necesitan amor, respeto y cariño constantemente. Los pequeños deben sentirse queridos siempre e incondicionalmente, tanto si han tenido un comportamiento adecuado, como si no. El amor que muestres a tus hijos es parte de la disciplina y es muy necesario para ellos, tanto para su presente, como para su futuro.