El tabaco tiene efectos negativos no solo sobre el embarazo en sí, sino también en el desarrollo del bebé. De ahí que se aconseje a las mujeres embarazadas no fumar, ni exponerse al humo de otros fumadores.
Esto se debe a que el tabaco interfiere con el normal desarrollo del feto. De hecho, los químicos que contiene evitan que el bebé pueda recibir todo lo que necesita para desarrollarse y crecer bien. Un buen ejemplo lo encontramos en el monóxido de carbono, el cual disminuye la cantidad de oxígeno que alcanzará al bebé en desarrollo.
Es más, incluso una pequeña cantidad de cigarrillos puede acabar teniendo repercusiones negativas. Pero es evidente que, cuanto más fuma la embarazada, mayores serán los riesgos. Pero, como señalan muchos estudios, los beneficios son mayores si la mujer embarazada deja fumar durante el primer trimestre. Incluso si lo deja en el tercer trimestre, todavía sigue siendo ventajoso.
Esto significa que nunca es demasiado tarde para dejar de fumar; o, al menos, reducir su consumo. De hecho, incluso una pequeña reducción en el hábito puede marcar la diferencia, dado que los riesgos para la salud del bebé disminuyen incluso unas pocas horas después de haber fumado el último cigarrillo.
Aunque los efectos nocivos del tabaco tanto en la mamá como en su bebé son más que conocidos, un nuevo estudio publicado en Journal of Perinatal Medicine encontró una correlación bastante clara entre el tabaquismo y los resultados de la gestación.
Concretamente, se trataría de un estudio poblacional retrospectivo, que incluyó más de 9 millones de nacimientos durante 10 años. Y encontró efectos tanto positivos como negativos del tabaquismo durante el embarazo.
¿Qué indica el estudio?

Este estudio analizó a un total de 9.096.788 nacimientos ocurridos entre 2004 y 2014, a través del Healthcare Cost and Utilization Project-Nationwide Inpatient Sample. Dentro de esta gran muestra, el 4,8% de las embarazadas eran fumadoras, lo que significa una cifra de 443.590 mujeres. Además, los investigadores usaron un grupo de control de embarazadas que no fumaron a lo largo de la gestación.
¿El objetivo? Examinar la supuesta correlación existente entre el tabaquismo y la restricción del crecimiento intrauterino, el desprendimiento de placenta, el parto prematuro o la muerte perinatal. Y el estudio, de hecho, también recordó que, con anterioridad, se habían llevado a cabo estudios más pequeños que corroboraron la creencia de que fumar aumentaba el riesgo de estas preocupaciones, aunque disminuía el riesgo de hemorragia posparto o de preeclampsia.
Los resultados mostraron un aumento en la tasa de rotura prematura de membranas, una mayor tasa de partos prematuros y bebés más pequeños para la edad gestacional en la que originalmente se encontraban, en mujeres embarazadas que fumaban.
No obstante, los hallazgos también mostraron un menor riesgo de corioamnionitis, hemorragia posparto, preeclampsia o parto vaginal operatorio. Pero los expertos señalan que, posiblemente, la reducción de la preeclampsia se deba al bajo peso que los bebés de madres fumadoras tienen al nacer, ya que dan a luz antes, por lo que el riesgo de parto prolongado que conduce a hemorragia e infección es, a fin de cuentas, mucho menor.
Por otro lado, los propios autores del estudio señalan que sería interesante estudiar la relación existente entre el tiempo transcurrido desde que una mujer deja de fumar hasta que se quedó embarazada, y las complicaciones de la gestación, en especial con respecto a las complicaciones fetales a largo plazo.
¿Por qué las embarazadas deben evitar fumar?
Es evidente que fumar es malo para todos. Pero es aún más negativo en las embarazadas, ya que fumar cigarrillos genera todo tipo de estrés en el cuerpo de la futura mamá. Por o que, cuando se añaden los cambios propios de la gestación, y particularmente los cambios que ocurren en el sistema circulatorio, también aumentan los riesgos de malos resultados, como el bajo peso al nacer.
Este efecto se debería al bajo suministro de oxígeno por fumar, que también puede resultar en un riesgo menor de preeclampsia. Eso sí, como señalan los expertos, ese bajo peso al nacer puede conducir a órganos o miembros subdesarrollados.