¿Por qué mi hijo tiene mucha cera en los oídos?

No hay una explicación concreta y definitiva al respecto, pero sí se estima, según datos de la American Academy of Pediatrics, que alrededor del 5% de los niños produce más cerumen que el resto de la población infantil.
¿Por qué mi hijo tiene mucha cera en los oídos?

Hay personas, no solo niños, que acumulan más cera de lo habitual en sus oídos. Según la American Academy of Pediatrics, en el caso de los menores es alrededor de un 5% la población que produce más cerumen que la media. Esto puede ser un incordio desde el punto de vista de la limpieza, también de la estética si no se aprecia a tiempo, pero el simple hecho de tener mucha cera en los oídos no implica que exista un problema de salud o un riesgo elevado de ello.

“El cerumen es algo normal y sano, no se trata de una muestra de suciedad o falta de higiene”, añade la AAP. De hecho, la cera sirve para proteger el oído: “desempeña funciones para la salud como protegerlo de bacterias y hongos, gracias a que su pH es ácido y a que contiene lípidos con acción antibacteriana, lubricarlo e hidratarlo y, en caso de que entre agua, evitar que se irrite, y además es capaz de atrapar la suciedad, el polvo y otras partículas que podrían dañar o alterar el tímpano”, explican desde Cinfa Salud.

La cantidad y el tipo de cera tampoco son indicativos de nada porque puede variar muchísimo en los seres humanos. Así lo indica la AEPAP: “Es normal que el aspecto de la cera varíe mucho de unas personas a otras, e incluso en una misma persona. Puede ser desde casi líquida a muy dura; y de casi blanca a casi negra, o rojiza o ámbar”. Por lo tanto, no es fácil explicar por qué una persona tiene más cera que otra o por qué la suya tiene unas características concretas. En circunstancias normales, como ves, puede cambiar incluso en la misma persona a lo largo de su vida.

La labor de la cera

Lo que sí está claro es cuál es el camino que toma la cera una vez producida. “En el conducto auditivo externo, la parte comprendida entre la parte carnosa de la oreja y el oído medio, se hallan las glándulas ceruminosas y las glándulas sebáceas. Ambas fabrican y secretan unas sustancias que forman el llamado cerumen líquido”, exponen desde Cinfa Salud. Esta cera se deposita después en el conducto auditivo y, poco a poco, se solidifica y se mezcla con pelos, polvo y células epiteliales del conducto. “Así forma el conglomerado que conocemos como cerumen”, apuntan desde Cinfa.

Tal y como continúan describiendo en este caso desde la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPAP), “una vez la cera se produce en la parte más externa del conducto auditivo, poco a poco, va saliendo hacia fuera”. Si no hay síntomas asociados que indiquen la posibilidad de que el oído sufra alguna patología, no es necesario retirar la cera hasta que no se visualiza desde el exterior, una vez es expulsada por el llamado meato auditivo del oído, porque “Habitualmente sale por sí sola si no se empuja hacia dentro con los dedo”, indica la AAP.

Cómo limpiarla

Para limpiarlo, todos los expertos en la salud del oído inciden en la importancia de no utilizar bastoncillos y en intentar evitar que los niños empujen hacia dentro la cera con sus dedos. Para ello, hay que prestar atención a la higiene de la concha auricular, la parte de la oreja donde desemboca el meato auditivo, que es la única zona que sí se puede lavar, además del resto de la oreja, lógicamente. Basta con utilizar agua y jabón y luego secar bien toda la zona, por lo que el momento ideal para hacerlo es el baño o ducha del día.

Cuando el mecanismo de limpieza propio del oído no elimina la cera expulsándola, la cera se puede quedar retenida, y es entonces cuando se forman los famosos tapones, que afectan directamente a la capacidad auditiva en sentido negativo. Aunque parezca que están directamente relacionadas la falta de higiene y su formación de tapones de cera, no es este el principal motivo por el que ocurre este problema que es muy habitual en los niños y también en los adultos.

Las causas son muy variadas, desde el mencionado uso de los bastoncillos u otros utensilios que en vez de sacar la cera la introducen hacia el interior, la existencia de patologías previas que hayan requerido intervención quirúrgica en la zona o una estrechez excesiva del canal auditivo, entre otras. También es un motivo de riesgo para sufrir tapones de cera el exceso de secreción de cerumen, por lo que este es el único riesgo probado que tienen aquellas personas que producen mucha cera en los oídos.

En cualquier caso, un tapón de cera no es un problema grave por mucho que cueste un poco más detectarlo en los niños ya que no suelen quejarse con tanta evidencia como los adultos de ello. Basta con acudir a atención primaria, donde lidian a diario con esta obstrucción en los oídos.

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