¿Los bebés alimentados al pecho necesitan vitaminas?

La leche materna se convierte en el principal alimento del bebé hasta, al menos, los seis primeros meses de edad, momento en el que debe ser complementada con los alimentos sólidos. Pero, ¿los bebés alimentados a pecho necesitarían vitaminas?
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La leche materna se convierte en el alimento ideal para el bebé, ya que está repleto de nutrientes esenciales que los ayudan a crecer, desarrollarse y a combatir un buen número de enfermedades víricas y bacterianas. Por este motivo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja la lactancia materna exclusiva durante, al menos, los seis primeros meses antes de empezar con la introducción de los alimentos sólidos.

No obstante, es posible que la mamá se pregunte si, en realidad, la leche materna contiene todo lo que el niño necesita. Más aún, si es necesario que el bebé que toma leche materna en exclusiva necesita o no tomar vitaminas.

Si se está amamantando al bebé en exclusiva, es probable que ya se haya asumido que la leche materna se convierte, efectivamente, en el alimento “perfecto” completo con todas las vitaminas que el recién nacido y el bebé podría necesitar.

Lactancia materna

Y aunque es cierto que la leche materna se constituye como el alimento ideal, no contiene la suficiente cantidad de algunos nutrientes esenciales, sobre todo durante las primeras semanas de vida, como podría ser el caso de la vitamina D, el hierro y la vitamina K.

Vitamina D

El cuerpo del bebé necesita vitamina D para absorber el calcio proporcionado a través de la leche materna, y es esencial para desarrollar unos huesos y dientes fuertes. Además, también juega un papel esencial en su sistema inmunológico, pudiendo ayudar positivamente a la hora de prevenir infecciones.

Además, cuando un niño no obtiene la suficiente cantidad de esta vitamina podría desarrollar una afección conocida con el nombre de raquitismo, la cual puede originar huesos blandos y problemas con su desarrollo óseo, además de problemas asociados con un crecimiento más lento, dolor y ciertas deformidades óseas (como las piernas arqueadas).

Vitamina D en bebés - Foto: Istock

Si bien es cierto que la leche materna contiene vitamina D, la cantidad varía en realidad de una mamá a otra, mientras que la principal fuente de nuestro cuerpo proviene del sol, ya que al exponer la piel a la luz solar la producimos, pero dicha cantidad depende de distintos factores, como el color de la piel, la cantidad de tiempo que se pasa al sol y el uso o no de un bloqueador solar.

Dado que no se recomienda exponer a los bebés a la luz solar directa, y la leche materna puede no contener la suficiente cantidad de vitamina D, es muy común la suplementación con esta vitamina durante el primer año de vida del pequeño, recibiendo 400 UI al día en forma de suplemento, empezando desde los primeros días de vida.

Vitamina K

A diferencia de la vitamina D, solo encontramos una pequeña cantidad de vitamina K en la leche materna. Además, todos los bebés tienen niveles disminuidos de vitamina K cuando nacen. Esta vitamina es esencial para la correcta coagulación de la sangre, y controlar el sangrado.

Por todo ello, es común que se administre una dosis inicial de vitamina K cuando el bebé nace, la cual se aplica de hecho inmediatamente después del nacimiento, algo que es imprescindible para que su sangre se coagule y prevenga un trastorno hemorrágico que puede producirse en recién nacidos (el cual, aunque poco común, sí es peligroso).

Cuando se trata de bebés que toman leche de fórmula, la situación es un poco diferente. Dado que la leche de fórmula ha sido enriquecida y fortificada con vitamina D, hierro y otros nutrientes esenciales, en estos casos y siempre y cuando el bebé ingiera alrededor de 960 ml de leche de fórmula al día (lo que dependerá de la edad que tenga), obtendrá todos los nutrientes que necesita.

Evidentemente, esto no significa que la leche de fórmula sea mejor que la leche materna, puesto que la leche materna continúa siendo el alimento recomendado y perfecto para bebés hasta la introducción de los alimentos sólidos, pero sí se convertirá en la mejor opción cuando el bebé no toma pecho.

Es más, recordando la propia recomendación de la OMS, no solo se aconseja la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida, sino que, además, se recomienda su mantenimiento hasta los 2 años de edad, complementando con la alimentación sólida.

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