Reproducimos el relato en primera persona que Ona Carbonell compartió en la edición papel después de ser madre, cuando todavía estaba en activo. Es un relato de gran valor por la figura de Ona Carbonell, una de las deportistas que criticó que los Juegos Olímpicos de Tokyo no facilitaran la conciliación familiar a las deportistas madres, y una de las grandes figuras del deporte español. Esto provocó un cambio: en los Juegos Olímpicos de París se incorporaron una sala de lactancia y una guardería.
El relato de Carbonell coincide con el estreno de un documental donde muestra el camino andado desde el nacimiento de su hijo hasta su vuelta a la competición, con el reto que le supuso la conciliación de su vida familiar y profesional. “Mi hijo perdió el reflejo de succión cuando me fui a los JJ.OO. de Tokio”, dice en la entrevista.
¿Cómo llevas el embarazo?
Muy bien, contenta y feliz. Entrenando con la selección un par de días a la semana y con el preparador físico el resto. Disfrutando también de la maternidad de mi hijo mayor: bañándole, cocinándole, contándole cuentos…
¿Coincide lo que estás viviendo con la idea que tenías sobre la maternidad?
Tampoco me había hecho ninguna idea preconcebida, pero sabía que sería algo precioso, y lo está siendo a 100 %. Es maravilloso y se lo recomiendo a todo el mundo porque yo lo estoy disfrutando mucho. ¡Menos lo de no dormir!

¿Qué cambios en la pareja se producen cuando sois uno más?
Bastantes. Dejas de ser tú o él el centro de atención o el pilar para a estar dedicado al niño, pero, por suerte, nuestros padres ya nos avisaron de ello y nos hablaron de la importancia de cuidar a la pareja y de educar ambos al niño, y lo estamos haciendo.
¿Pudiste seguir con el mismo ritmo de entrenamiento cuando nació tu hijo?
Cuando di a luz a mi primer hijo fue una situación muy excepcional porque al mes y medio ya estaba entrenando para unos Juegos Olímpicos que tenía a la vista. No podía realizar ejercicios de impacto para proteger el suelo pélvico, pero entrené mucho y fue muy duro. Por eso, el documental habla del apoyo y las ayudas que quedan todavía por dar a las madres. Hay que visibilizar más el problema de la falta de conciliación.
Te llevabas a tu hijo a los entrenamientos para darle el pecho. Sí, algunas veces lo llevaba y otras lo compaginaba con un sacaleches. Cuando estaba en plena lactancia materna llegaron los Juegos Olímpicos de Tokio, a los que me tuve que ir sin mi hijo y, aunque me sacaba la leche con el sacaleches, cuando regresé, él había perdido el reflejo de succión y tuve que dejar de amamantarle sin quererlo.
Por ello, creo que es muy importante poner más facilidades a las madres, para que sea posible viajar con tu hijo a las competiciones. Y no solo me refiero a las mujeres deportistas, cualquier mujer trabajadora con un bebé necesita salas de lactancia, más ayudas económicas y más apoyo moral.
Yo me siento una privilegiada por contar con una estabilidad económica y con mucha ayuda, desde la que recibo en casa, hasta la que me ofrecen mi familia y mis entrenadoras, pero a muchas mujeres trabajadoras no se les da ninguna facilidad cuando tienen hijos.

¿Sigues entrenando embarazada?
Sí, pero solo dos días a la semana y con ejercicios que pueda hacer sin dañar la salud del bebé.
¿Cómo escuchas a tu cuerpo?
Siempre lo he escuchado mucho porque, en el deporte, tu cuerpo es tu herramienta de trabajo. Ahora que estoy embarazada lo escucho más.
¿Siempre te has sentido fuerte?
Siempre, no. He tenido muchos momentos de sentirme mala madre y mala deportista, de no llegar a todo. He tenido una fatiga mental muy grande algunas épocas. Por ello, es importante que cale el mensaje de que es muy difícil ser madre trabajadora hoy en día y que tienen que cambiar muchas cosas en la sociedad para que la conciliación sea real.
¿Consigues descansar?
Ahora duermo mucho mejor porque mi hijo es un poco más mayor, pero estoy en la fase de tener que agacharme y cogerle a todas horas, lo cual también cansa. No obstante, los primeros meses de mi hijo fueron los más agotadores, porque, además, entrenaba al 100 %.
¿Cómo mantienes en casa unos buenos hábitos saludables?
A nuestro hijo Kai (el original nombre vasco de diferentes significados que comienza a estar de moda en España) siempre le cocinamos casero, jamás ha probado el azúcar, casi no ponemos sal en nada y no tomamos ultraprocesados. Mi hijo come fenomenal la verdura, la fruta, los lácteos, los frutos secos, el pescado…
¿Te da tiempo a llegar a todo?
¡No, para nada! Es difícil cuando tienes poco tiempo, pero trato de organizarme mejor y tengo. Aun así, siempre te queda la sensación de no llegar a todas partes. Creo que la pandemia me ha enseñado en disfrutar de las pequeñas cosas y a no querer abarcarlo todo. Intento decir basta y disfrutar y vivir al máximo.

Cuando no estás nadando, ¿realizas también otros deportes?
Hago un poco de yoga y me gusta mucho la danza, pero generalmente tengo tan poco tiempo libre que termino agotada y ni me apetece hacer nada.
¿Cómo te ha cambiado la maternidad?
Me ha hecho ver la vida de otra manera, tener otros puntos de vista. Ha crecido en mí el sentimiento de amar, siento un amor enorme. Educar a un hijo es un reto difícil pero apasionante.
Eres imagen de Stokke, ¿qué plus te aporta la marca?
Para mí es una marca maravillosa por su confort, su seguridad y su diseño. He estudiado diseño de moda y todos los productos de Stokke, su cuna, su trona, su carrito, su bañera…, son productos muy fáciles de utilizar, muy seguros y con un diseño increíble y muy bien pensado. Desde el principio me enamoré de la marca. Son productos que duran mucho porque son evolutivos. La cuna de mi hijo, por ejemplo, tiene tres años y la sigue utilizando porque se convierte en cama.