Marian Rojas Estapé, sobre el uso descontrolado de redes sociales por los adolescentes: “Hay drogodependencia emocional”

Concienciar a madres, padres y educadores sobre los efectos negativos del uso descontrolado de redes sociales en adolescentes, basándose en el enfoque de Marian Rojas Estapé, y fomentar una reflexión urgente sobre la necesidad de establecer límites saludables para proteger su desarrollo emocional, cognitivo y social.
Cuando el cerebro adolescente se moldea al ritmo de los estímulos digitales, la forma de sentir, pensar y vivir también se transforma.
Cuando el cerebro adolescente se moldea al ritmo de los estímulos digitales, la forma de sentir, pensar y vivir también se transforma (Midjourney_RG)

Vivimos en una época en la que los adolescentes crecen acompañados de una pantalla. Móviles, tablets, ordenadores, televisores y espacios digitales como videojuegos y las redes sociales forman parte de su vida cotidiana casi desde que tienen uso de razón. Pero, ¿qué consecuencias tiene esta sobreexposición digital en una etapa de desarrollo tan delicada como la adolescencia? Cada vez más expertos, entre ellos la psiquiatra Marian Rojas Estapé, advierten de los efectos negativos de permitir un uso descontrolado de las redes sociales y de las pantallas en general.

La ciencia ha demostrado varias consecuencias negativas del uso excesivo de pantallas y redes sociales en la adolescencia. Por eso hay países como Australia que han prohibido TikTok en estas edades y por eso hay tanto debate en España sobre el uso del móvil en el ámbito educativo.

Marian Rojas Estapé señala al respecto que estamos ante una generación expuesta a una constante estimulación digital que modifica su cerebro y su conducta. “Muchos adolescentes viven enganchados a las pantallas y esto tiene serias consecuencias en su desarrollo cognitivo y emocional”, explica. 

La psiquiatra alerta de que las redes sociales actúan como una droga emocional: generan adicción, alimentan la búsqueda de sensaciones intensas y dificultan la gestión emocional.

Entre likes y notificaciones, muchos adolescentes buscan paz en medio de un caos digital que no cesa. ¿Qué espacio queda para el silencio interior?
Entre likes y notificaciones, muchos adolescentes buscan paz en medio de un caos digital que no cesa. ¿Qué espacio queda para el silencio interior? (Midjourney-RG)

Consecuencias del uso descontrolado de las redes sociales

Según Marian Rojas Estapé, el uso descontrolado de las redes sociales genera drogodependencia emocional. Así explica este concepto y el resto de consecuencias de este hábito negativo que podemos limitar en nuestra función de madres y padres. 

Drogodependencia emocional

Rojas Estapé utiliza este término para referirse a la necesidad constante de estímulos y emociones que las redes sociales generan. Cuando los adolescentes no reciben la validación inmediata que buscan (likes, comentarios, reacciones), aparece el vacío, la frustración y una sensación de desconexión muy difícil de gestionar.

Esta dependencia emocional se parece mucho a la que provoca una droga: activa el sistema de recompensa del cerebro y exige dosis cada vez mayores.

Viven distraídos: se pierde la concentración

Marian Rojas Estapé denuncia que el uso constante del móvil, las notificaciones incesantes y el cambio rápido de contenido dificultan el desarrollo de la atención sostenida. Los adolescentes se acostumbran a un entorno fragmentado, donde es complicado detenerse, concentrarse o pensar en profundidad.

Esta falta de atención afecta tanto al rendimiento académico como a la vida emocional y social.

La adicción emocional a las redes sociales no deja marcas visibles, pero encadena la mente. Marian Rojas Estapé lo llama drogodependencia emocional.
La adicción emocional a las redes sociales no deja marcas visibles, pero encadena la mente. Marian Rojas Estapé lo llama drogodependencia emocional (Midjourney-RG)

El sistema de recompensa se modifica

La psiquiatra explica que la manera de disfrutar, de relajarse o incluso de tolerar el dolor cambia con el uso excesivo de redes. Las experiencias reales (una conversación, un paseo, un juego de mesa) pierden atractivo frente a la inmediatez de las pantallas.

Se entrena al cerebro para reaccionar a estímulos digitales, desnaturalizando otras formas más saludables de placer y descanso.

Búsqueda constante de gratificación instantánea

Las redes enseñan a los adolescentes que todo debe suceder ya, critica Marian Rojas Estapé. Un vídeo tras otro, una emoción tras otra. Esta hiperestimulación genera una necesidad continua de novedad, haciendo que el aburrimiento —una emoción necesaria para la creatividad— se vuelva intolerable.

La paciencia y la capacidad de espera desaparecen.

Cero tolerancia a la frustración y al dolor

Sin tiempo ni herramientas para procesar lo difícil, los adolescentes entran en espirales de angustia, apatía y malestar emocional. Rojas Estapé subraya que “las pantallas son expertas en arrebatar herramientas para resolver situaciones complicadas”.

En lugar de fomentar la resiliencia, debilitan la capacidad de afrontar el sufrimiento y gestionarlo de forma constructiva.

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