María Pombo vive unos días duros después de que se adelantara el parto de su segunda hija, Vega, que nació por cesárea finalmente el mismo día del cuarto aniversario de boda de sus padres. La influencer abandonó el hospital junto a su marido, Pablo Castellano, el pasado jueves, reconociendo que estaba “regular” y que necesitaba descansar en casa. Días después, la recuperación sigue su curso, pero no está resultando fácil para Pombo, que con la naturalidad que le acostumbra, ha compartido sus sensaciones y su experiencia estos días en una ronda de stories con sus seguidores de Instagram.
La madrileña, que en una galería de imágenes reciente ya ha presentado en sociedad a la pequeña Vega, hermana de Martín, su hijo mayor, y que también había mostrado las secuelas de la cesárea, la cicatriz o “mi segundo tatuaje by Vega”, según la describe la propia Pombo, ha explicado cómo se encuentra. “Físicamente, un poquito mejor, pero para que entendáis un poco la situación, hasta hablar alto me duele”, ha dicho. “Y psicológicamente, estoy triste porque sin quererlo creé una expectativas en mi cabeza dando por hecho que el parto iba a ser igual de maravilloso que el de Martín”, ha añadido.
Más recuerdos negativos
Además, María Pombo también describe su estado emocional como “frustrada” porque el posparto no está siendo para nada tan llevadero como el primero que tuvo. “Está siendo muy diferente. Necesito ayuda para todo, me siento inútil y odio no poder estar al 100% ni para Vega ni para Martín”, ha reconocido. “Para rematar, soy una fiesta de hormonas”, ha apostillado.
En otra pregunta de una seguidora, María Pombo también se ha referido al parto, que acabó en cesárea, y al momento posterior. “Me dejaron hacer piel con piel, pero estaba tan mareada y temblaba tanto que tuve que pedir a Abi (mi matrona) que me la quitara y la cogiera Pablo (su marido)”, ha contado. Luego ha contado que los temblores eran por los nervios y porque “alguna medicación de la cesárea me sentó fatal”.
Y por si fueran pocos detalles negativos, María Pombo ha explicado que tampoco fue como esperaba el reencuentro con Martín. “Estaba en la piscina, se hizo el ‘chulito’ y no quería ni mirarnos a la cara”, ha comentado la influencer.

Por qué acabo en cesárea
En una ristra de stories más largos, emocionada, María Pombo ha contado por qué tuvo que ingresar varias semanas de salir de cuentas y por qué el parto acabó en cesárea.
Confiesa que rompió aguas a las 6 de la mañana del 19 de junio y que una vez llegó al hospital, el personal sanitario consiguió que su hija Vega se colocara para salir por el canal del útero. Este momento lo describe como de alivio y alegría la empresaria, que pudo irse a descansar para ver si dilataba y comenzaba el proceso de parto. Pero esto no ocurrió.
Como no dilataba, tuvieron que suministrar oxitocina a María Pombo para provocar las contracciones. El problema fue que el bebé comenzó a sufrir cuando estas llegaron. “Veían que bajaban sus pulsaciones, no les gustó nada y tuvieron que decidir hacer una cesárea”, ha expuesto María Pombo, cuya reacción fue de nervios mostrados a través de las lágrimas.
Finalmente, su hija nació y está en perfectas condiciones de salud —ha bajado de peso desde que nació 200 gramos, algo que entra dentro de lo normal en los primeros días tras el nacimiento, pero pesó casi dos kikos y medio pese a nacer en la semana 36+1—, aunque su madre está sufriendo las consecuencias de este accidentado final de embarazo que se complicó sobremanera porque “Vega venía con una vuelta de cordón en el hombro y el tobillo, entonces cuando intentaba bajar por el canal del útero no podía, le hacía efecto arnés”, ha detallado María Pombo.
La influencer ha reconocido también que ahora está más nerviosa porque el posparto favorece que se produzcan brotes de esclerosis múltiple, enfermedad que padece.
Algún aspecto positivo también
Pese a las dificultades superadas, María Pombo ha dejado claro que hay algo muy positivo en ella estos días: el amor.
“No todo iba a ser negativo. Estoy feliz y, sobre todo, completamente llena de amor”, ha escrito. Según Pombo, le daba “mucho miedo no tener ese sentimiento de ‘amor a primera vista’ con Vega como lo tuve con Martín”, pero ha dicho que “desde el segundo 1 se ha multiplicado”. Tanto, ha apuntado Pombo, “que se me saltan las lágrimas al mirarla”.