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ARFID en niños: el diagnóstico de un trastorno alimentario desconocido

Se trata de un trastorno alimentario que, a diferencia de la bulimia o la anorexia nerviosa, no está relacionado con el peso corporal. Y va mucho más allá de que el niño sea quisquilloso para comer. Estar atento a sus síntomas es clave para identificarlo a tiempo.

En nuestro país se estima que alrededor de 400.000 personas padecen algún tipo de trastorno de la conducta alimentaria (TCA), de los cuales cerca de 300.000 son chicas y chicos de entre 12 y 24 años. Es considerada la tercera causa de enfermedad crónica en la adolescencia. Aunque es cierto que tiende a afectar, en mayor medida, a la población femenina, que comprende el 90 por ciento de los casos.

Es cierto que muchos padres pueden tener muchas dificultades a la hora de la comida cuando se trata de la alimentación de sus hijos. Por ejemplo, la mayoría de los casos de anemia en la infancia ocurre en niños / as que tienden a ser bastante quisquillosos para comer.

Pero, en otras ocasiones, puede ocurrir que los padres se enfrenten realmente a un problema de comportamiento en la mesa, o que simplemente duden de si el niño está siguiendo una nutrición adecuada. En todos los casos, alimentar a los más pequeños puede acabar desencadenando una gran cantidad de dudas y preguntas.

Recientemente se está hablando mucho de otro trastorno alimentario que se está volviendo cada vez más común en niños y adolescentes. Es el caso del trastorno por evitación restrictiva de la ingesta de alimentos (ARFID), que consiste en un trastorno alimenticio y en un problema relacionado con la salud mental.

¿Qué es ARFID? ¿Cuáles son los síntomas en niños?

Conocido con el nombre de trastorno de ingesta de alimentos por evitación / restricción, las dificultades y los desafíos en relación a la alimentación infantil pueden acabar convirtiéndose en abrumadores.

Comprendiendo la base de este trastorno de la alimentación, los síntomas y las opciones de tratamiento existentes pueden ser de muchísima ayuda a los padres que están criando a un niño/a con ARFID. Pero, ¿en qué consiste y cuáles pueden ser las señales de alarma?

Este trastorno alimentario se caracteriza por la restricción en la ingesta de los alimentos. A diferencia de otros trastornos de la alimentación, en este caso no surge una imagen corporal distorsionada o una preocupación por la imagen corporal, como sí ocurre con la bulimia nerviosa o la anorexia nerviosa.

En un principio, puede parecerse al comportamiento que tienen los niños quisquillosos al comer, que es tremendamente común durante la infancia, cuando los niños se niegan a consumir ciertos alimentos, o alimentos de determinada consistencia, olor o color.

Foto: Istock

Síntomas de ARFID en niñosFoto: Istock

Sin embargo, cuando el niño únicamente es quisquilloso para comer es común que, a diferencia del trastorno por evitación / restricción (ARFID), por lo general tiende a involucrar unos pocos alimentos, por lo que el apetito del niño, la ingesta general de alimento, y tanto su desarrollo como su crecimiento son normales.

En el caso de ARFID puede ocurrir que el niño tienda a no comer porque pierden el interés en comer o porque les preocupa que comer tenga consecuencias adversas, como vómitos o atragantamientos.

De esta forma, el niño y adolescente con ARFID pueden restringir lo que comen porque no tienen interés por la comida o tienen poco apetito, son muy sensibles a los aspectos sensoriales de la alimentación (es decir, textura, color, olor o sabor de los alimentos), o porque simplemente tienen miedo a que les ocurra algo malo cuando comen.

Algunos niños pueden desarrollar este trastorno en la conocida como primera infancia. Mientras que, en otros casos, puede acabar desarrollándose a una edad posterior, principalmente luego de una experiencia negativa o estresante con la comida, pudiendo incluso continuar hasta la etapa adulta.

¿Cómo se trata?

Debemos tener en cuenta que no existe una prueba única que ayude al diagnóstico de este trastorno, por lo que es común que el médico hable tanto con los padres como con el niño/a acerca de su comportamiento, lo que piensa sobre la comida y sus hábitos. También es posible que lleve a cabo un examen físico completo y distintas pruebas que incluyan una analítica sanguínea y de orina, una radiografía o un ECG.

Si el niño tiene ARFID es bastante posible que necesite terapia psicológica. Lo que puede incluir sesiones individuales o sesiones de terapia familiar, la cual tiene como objetivo generar experiencias agradables a la hora de comer, introducir de forma gradual nuevos alimentos, ayudar al niño a aprender a lidiar con sus emociones mientras come y ayudarle a entender cómo se siente cuando está lleno o tiene hambre.

Con el tratamiento adecuado, tanto los niños como los adolescentes con trastorno de ingesta de alimentos por evitación / restricción pueden curarse. Solo necesitan mucho apoyo y amor para mejorar y mantener unos hábitos alimenticios saludables.

Por todo ello, en caso de que creamos que nuestro hijo/a muestre algunos síntomas relacionados con este trastorno, es fundamental comunicarse con su médico lo antes posible.

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