Si tenemos en cuenta que los diagnósticos de TEA o trastorno del espectro autista se han multiplicado en España por cuatro solo en los últimos 12 años, nos debería llamar un poco la atención lo poco que está representado este colectivo tan enorme en el audiovisual, en las películas, en las series y aún más en las películas en las que se habla de historias de familias, de niños y niñas, de problemáticas comunes y corrientes. Por ahí va Wolfgang, una película familiar, divertida y al mismo tiempo respetuosa y sincera, según señalan sus protagonistas, su guionista y el propio director.
Wolfgang es el nombre de un niño, un niño especial, un niño como todos los niños y diferente a los demás al mismo tiempo. Un niño que por circunstancias de la vida se ve obligado a convivir con un adulto al que apenas conoce y que es su padre. Un niño que tiene autismo y además altas capacidades, que toca el piano como su tocayo más famoso, Wolfgang Amadeus Mozart pero que no lleva demasiado bien el tema de las relaciones sociales.
El director de Wolfgang es Javier Ruiz Caldera y ha sido él también quien se embarcó en la aventura de adaptar la novela en la que se basa la película, el libro escrito por Laia Aguilar, con el que ganó en 2016 el Premio Carlemany para el fomento de la lectura y que se ha convertido en una de las novelas más leídas y recomendadas por los jóvenes españoles.
“Está muy bien Marvel pero nuestros hijos también pueden ver películas que hablen de temas más profundos” ha comentado Ruíz Caldera en alguna de las numerosas entrevistas de promoción de la película que ha realizado estos días. Igual que están muy bien los espaguetis con tomate y no se los ponemos todos los días para comer a nuestras hijas e hijos, con el cine pasa un poco lo mismo.

Cine de niños para todos
“Es fundamental generar referentes literarios y audiovisuales” comentaba el protagonista adulto de Wolfgang, el actor Miki Esparbé que da vida al padre de este niño quien además reconoce que durante todo la grabación de la historia, el equipo contó con el asesoramiento de la Asociación Asperger de Cataluña porque “consideran que la película y la novela son muy útiles” de cara a mostrar referentes literarios y audiovisuales para muchos de los niños que puedan estar en una situación más o menos parecida a la de Wolfgang.
Porque las estadísticas dicen que en solo unos años, hay un 300% más de niños y niñas con algún tipo de trastorno del desarrollo como los que se muestran en esta historia, pero la realidad va mucho más allá de las cifras, la realidad son niños y niñas con sus historias, con sus vidas, con sus angustias y sus ganas de ser felices también.
Wolfgang quiere ser pianista y estudiar en la misma academia en la que estudió su madre pero en ese camino que tiene que recorrer, también tendrá que aprender a convivir con su padre, al mismo tiempo que su padre tiene que aprender a convivir con él. Una tarea complicada para ambos en la que surgen situaciones peculiares, tiernas, conmovedoras a veces y disparatadas otras tantas.

Aprender a equivocarse
“En muchas ocasiones hablar de algunos tabúes resulta incompatible con hacer una película de corte familiar y yo creo que es importante generar una conversación con nuestros hijos con respecto a asuntos que en ocasiones pueden resultar incómodos” ha señalado el director durante la promoción de la película que ya está en las salas.
No se dirige única y exclusivamente a familias y a niños como Wolfgang, se dirige a todo aquel que entiende que tenemos derecho a equivocarnos y la obligación de revisar nuestros errores, que la tolerancia es el camino y que intentar hacer las cosas bien es una meta en sí misma.
La película ha sido muy bien acogida por la crítica especializada por la sensibilidad sin dramatismos ni paternalismos que se muestra en la historia. Ahora solo falta que también el público acoja la historia de Wolfgang con ganas de hablar con los niños sobre lo que les rodea, con ganas de no sobreprotegerlos, con ganas de que su menú cinematográfico se haga más rico, más variado y en consecuencia, mucho más saludable también.

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