“Pobrecito que no le dejan comer galletas” y otros mitos en alimentación infantil

Es muy común que los niños, pequeños y grandes, coman galletas para el desayuno, a media mañana y la merienda. Y aunque pensemos que son adecuadas, en realidad no son nada saludables. ¿Qué otros mitos habituales podemos encontrar?
Mitos alimentación infantil

A pesar de que cada vez existe más concienciación entre las familias en cuanto a la toma de azúcar refinado o alimentos procesados por los niños, todavía existe esa asociación de tomar dulces con felicidad o con la edad infantil. Rompamos los mitos de una vez.

Los niños deben tomar azúcar para crecer

Nada más lejos de la realidad. Lo que necesitamos son hidratos de carbono, presentes en frutas, verduras, pastas y arroces, pan o patatas. Pero el azúcar refinado, el azúcar que contienen los productos de bollería industrial, las galletas o las chucherías, no solo no tiene ningún valor nutricional, sino que es adictivo.

¿Los niños deben comer galletas y azúcar siempre que quieran? - Istock

Asociamos felicidad con azúcar y con los niños

¿A nadie le amarga un dulce, verdad? Pero pensemos. La sociedad ve con naturalidad que se le den galletas o caramelos a un niño. Asociamos los dulces con cumpleaños, con celebraciones, con meriendas infantiles, visitas a casa de los abuelos ("¿pero mujer, no le vas a dar una galleta?"- repetido por la abuela o la suegra). Es increíble cómo se llenan los restaurantes de comida rápida los viernes por la noche, asociando la ingesta de estos procesados con la felicidad del fin de semana que acaba de empezar. ¿Y a qué nos lleva esto? A llegar a la edad adulta necesitando una tableta de chocolate o una bandeja de dulces cuando te sientes deprimido o has tenido un mal día.

¿Necesitamos el azúcar en alguna etapa de la vida?

Pues no. La realidad es que el azúcar en todas sus versiones, o los azúcares añadidos a multitud de productos, no son necesarios en absoluto en ningún momento de nuestra vida, ni en la infancia, adolescencia o la edad adulta. La Asociación Española de Pediatría nos recomienda evitar ofrecer azúcar o productos azucarados a los niños hasta los 2 años, pero es que realmente tampoco sería necesario hacerlo después. El consumo de azúcar se asocia con obesidad, diabetes y caries dental.

Azúcar y sabores

El ser humano reconoce el sabor dulce desde que empieza a ser amamantado por su madre. Existe una tendencia natural a elegir este sabor por dos motivos: porque la leche materna es dulce y porque durante nuestra evolución como especie en la naturaleza aprendimos que los frutos dulces no eran tóxicos o venenosos como sí lo eran aquellos de sabor más amargo o agrio.

Pero nuestros antepasados desarrollaron su preferencia por el dulzor de las frutas o la leche. No por dulces procesados o azúcar refinada, cosas que por entonces no existían. Si ofrecemos a los niños productos demasiado dulces desplazaremos su percepción de este sabor a productos cada vez más azucarados. Es muy probable que un niño te diga que una mandarina no es dulce, pero un pastel si.

Los bebés necesitan cereales en el biberón para engordar

Este es otro de los mitos más extendidos y, por desgracia, una recomendación que todavía dan muchos profesionales a sus familias. Llegan los cuatro meses y empiezan a recomendar a los padres que añadan cereales hidrolizados en el biberón de sus hijos. Esta recomendación no debería hacerse por varios motivos:

En primer lugar, los cereales que se añaden directamente al biberón están hidrolizados para favorecer que se disuelvan adecuadamente en la leche y que el niño los pueda digerir

En este proceso de hidrólisis rompemos las partículas de almidón, generándose azúcares libres, que no resultan beneficiosos en ningún caso. Además, estamos aumentando la concentración de la preparación que ofrecemos en el biberón y, para rematar, estos cereales dan un sabor dulce a la leche que ya está acostumbrando al bebé al azúcar desde los pocos meses de vida. Muchos de ellos rechazarán la leche de vaca cuando se la demos sola, y habrá que “aderezarla” con azúcar o productos con cacao azucarados, o tirar de “leches de crecimiento” endulzadas y con aromas a vainilla. Sin darnos cuenta, ya tenemos a nuestro peque adicto al azúcar.

Los pediatras han alertado en más de una ocasión de la gran cantidad de azúcar que comen los niños al día - Istock

Mi primer... y otros productos en la alimentación infantil

La industria alimentaria se ha encargado de hacernos creer que los bebés necesitan productos diferentes a los que consumimos los adultos. Mi primer yogur, mi primera galleta… suelen aparecer de mano de las principales marcas. La realidad es que ninguno de los llamados “mi primer…” es necesario, y la mayoría de las veces incluso resultan perjudiciales, ya que, si nos fijamos en los ingredientes, muchos de ellos contienen azúcares. Tu bebé podrá toma yogur natural cuando llegue el momento o unas galletas caseras elaboradas sin azúcar en casa, igual que el resto de la familia.

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