Herpes zóster en el embarazo: todo lo que debes saber

El herpes zóster causa una erupción cutánea dolorosa debido a una infección reactivada por el virus de la varicela zóster. Aunque las complicaciones ocurren con mayor frecuencia en adultos mayores, son menos comunes en embarazadas.
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El herpes zóster es una forma reactivada del virus varicela-zóster, que es el mismo virus que causa la varicela. Como señalan los expertos, cuando hemos tenido varicela con anterioridad, es en realidad poco probable volver a tenerla. Pero el virus latente, en ocasiones, puede reactivarse en forma de herpes zóster.

Durante el embarazo es posible que los casos de herpes zóster tiendan a aumentar, debido principalmente a que se produce un estado de inmunosupresión natural, haciendo disminuir las defensas inmunitarias.

Si el herpes zóster aparece durante el embarazo, no dañará al bebé. Es más, la inmunidad que la futura mamá puede ya tener a la varicela ayudaría a proteger al bebé antes del nacimiento.

No obstante, la exposición a la varicela durante la gestación sí es potencialmente más peligrosa para el bebé si la mamá no tiene inmunidad al virus y/o no está vacunada. Aunque estos riesgos no se aplicarán al herpes zóster, ya que solo puede aparecer cuando ya hemos estado expuestos a la varicela.

¿Cuáles son los síntomas del herpes zóster?

Cuáles son los síntomas del herpes zóster - Foto: Istock

Una erupción de color rojizo suele ser uno de los síntomas distintivos de la infección por herpes zóster. Generalmente aparece en un área pequeña en un lado del cuerpo, a menudo en el torso, la espalda o la cara.

Dicha erupción puede incluir ampollas llenas de líquido, y pueden llegar a picar, arder o dolor muchísimo. Unos días antes de que la erupción aparezca, es posible que el área donde se vaya a desarrollar se sienta sensible al tacto, con picazón o con una sensación incómoda de hormigueo.

Aunque es verdad que estos son los síntomas más comunes, también es muy posible que surjan otros, como: dolor de cabeza, dolor de barriga, sensibilidad a la luz, dolor de los nervios, fatiga, escalofríos y fiebre.

¿Cuáles son las causas?

El herpes zóster es una infección causada por un virus, conocido con el nombre de varicela-zoster. Efectivamente, se trata del mismo virus que causa la varicela.

Tras el contagio con este virus, y una vez nos recuperamos de la varicela, el virus permanece latente en nuestro cuerpo, lo que significa que ya no hay ningún síntoma, pero el virus puede reactivarse más adelante. Si se reactiva, el virus causa el herpes zóster.

Sin embargo, si nunca se ha tenido la varicela, no es posible contraer el herpes zóster. Aún cuando no es en sí contagioso, si alguien que no tiene inmunidad a la varicela se expone a alguien que tiene herpes zóster, esa persona sí podría contraer la varicela.

¿Cómo se trata el herpes zóster durante el embarazo?

Dado que el herpes zóster es causado por un virus, no puede ser curada con antibióticos ni con otros medicamentos. Pero, a menudo, es posible usar un medicamento antiviral, lo que ayudaría a disminuir los síntomas y acortar la duración de la enfermedad.

En su gran mayoría, los antivirales son seguros durante el embarazo, especialmente cuando existe un riesgo para la mamá o el bebé si la infección viral no es tratada.

Y es que, aún cuando el herpes zóster no es peligroso para la embarazada o para el bebé, algunos de los síntomas sí pueden ser dañinos, sobre todo cuando son prolongados o severos. Es lo que suele suceder, por ejemplo, cuando hay deshidratación o fiebre, ya que sí pueden causar complicaciones.

¿Es verdad que durante el embarazo el herpes zóster aparece con más frecuencia?

Debemos tener en cuenta que, durante el embarazo, se produce un estado de inmunosupresión natural (es decir, una disminución de las defensas inmunitarias), con la finalidad de evitar que el cuerpo de la futura mamá rechace al bebé en desarrollo.

Y la disminución de las defensas inmunitarias tiende a ser un factor que favorece la aparición del herpes zóster. Eso sí, los linfocitos T se encuentran presentes para controlar la reactivación del virus.

En cualquier caso, cuando el sistema inmunológico se reduce, en general con la edad, la incidencia de herpes zóster aumenta. Además, durante situaciones de estrés severo, como puede ocurrir antes de un examen, es habitual que los estudiantes puedan también desarrollarlo.

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