Es probable que hayáis oído a otros padres más experimentados que duchaban con ellos a sus pequeños desde muy pronto, o incluso alguien os lo ha recomendado directamente, pero es lógico que tengáis muchas dudas al respecto, como todo lo nuevo a lo que os enfrentáis desde que tenéis un recién nacido a vuestro cargo.
La respuesta correcta es un sí, pero condicionado a distintos factores. Todo lo que sea fortalecer el vínculo es interesante y el contacto físico no hace más que potenciarlo, pero el de la ducha es un contexto muy peculiar porque sus circunstancias son especiales. Además, también lo son las limitaciones físicas de un recién nacido.
Por lo tanto, la ducha sí es recomendable, tanto solos desde el momento en el que ya pueden andar y son capaces de ser autónomos dentro de la bañera mientras les ayudáis desde fuera, como acompañados, pero no en todos los casos. Por ejemplo, no se debe hacer antes de que se le caiga el cordón umbilical, y durante los primeros meses de vida tampoco es lo más recomendable según los expertos por dos motivos: de seguridad y de relajación para el recién nacido.
Espera el momento
Por un lado, es peligroso duchar al niño por muy bien protegido que le tenga el adulto que esté con él antes de que se sujete su cabeza. Si hay que prestar la máxima atención a sujetarle, habría que usar las dos manos en ello, y esto dificulta muchísimo la ducha. Podría hacerse con ayuda de una tercera persona, pero no parece lo más cómodo del mundo, ni tampoco lo más relajante, que al fin y al cabo es uno de los objetivos principales del baño en un recién nacido.
Un buen truco para ver qué tal os apañáis en la ducha y cómo le sienta al bebé es aprovechar el verano en la piscina, donde las duchas son exprés, o si acudís con él a clases de matronatación. En este caso es probable que el instructor os recomiende que os duchéis con él en casa poco a poco, pero ya sabes que no será antes el bebé ya sujete su cabeza, algo que tiene lugar en torno a los seis meses de edad.
Consejos para el momento de la ducha
Cuando os decidáis a ducharle con vosotros por primera vez, es importante tener en cuenta una serie de consejos para que la tarea sea seguro y lo más cómoda posible para el adulto encargado. Tener ayuda siempre es aconsejable, ya sea dentro de la ducha o desde fuera para sacar al bebé cuando ya esté listo.
También tener todo listo para que la transición de la ducha a estar seco, hidratado y vestido sea lo más rápida posible. Por supuesto, la temperatura del agua es un detalle a tener en cuenta, al igual que meterle poco a poco en la ducha para no generarle una impresión negativa al pequeño. La ducha, además, no debe ser larga, y si llora o se muestra incómodo, es mejor no forzar la situación. Por último, es recomendable colocar en la ducha algún tipo de protector antideslizante porque toda seguridad es poca. Y si no os notáis seguros con él en la ducha, no dudéis en sentaros hasta que cojáis confianza y práctica. Más vale prevenir que curar.