Desde que nos enteramos que estamos embarazadas empezamos a hacer selecciones y guardar en Pinterest, en un álbum del móvil o simplemente en nuestro imaginario todas las cosas, más o menos necesarias que necesitaremos para preparar la llegada de nuestro retoño: ropita, arrullos, chupetes, cuna, hamaca... Pero en esta lista infinita hay un artilugio totalmente necesario que a menudo se nos olvida, sobre todo a las mamás primerizas. Hablo de la bañera.

Nuestra mente caprichosa y nuestro estado de hormonas revolucionadas nos hace, en muchas ocasiones, pasar por alto este item, que es más necesario que mono, y que por lo tanto no se nos "ha antojado" al vérselo a nadie.
Pero si eres tú la que se encuentra en ese estado de buena esperanza, realizando la lista de necesidades materiales que ello conlleva, hazme caso y prioriza todo lo relativo al baño, porque este momento, el de asear a tu bebé a diario, será mucho más que eso, un momento. Pasará a ser un ritual de tranquilidad y conexión entre ambos, uno de los encuentros más tiernos que jamás experimentes y con el que serás bendecida una vez al día durante varias años, hasta que su autonomía lo clausure. Una estampa que se convertirá en recuerdos y a la que a menudo recurrirás cuando se escurra de tus abrazos y te grite: "¡Mamá, cierra!" si se te ocurre entrar en el baño mientras él o ella anda haciendo aquello que tú antes hacías por ellos. Hazme caso, es un momento sagrado, en el que te aconsejo que no escatimes en los accesorios que hagan de él los minutos más agradables que ambos podáis pasar juntos.
La elección relativa a los champús, geles, cremas y otros productos de higiene y aseo puede ser algo muy personal, en el que no me atrevería a recomendarte nada excepto que que estés atenta a la composición de los mismos y que intentes mantener siempre el mismo, por la carga emocional que los olores conllevan.
Pero igual que todo lo demás es subjetivo (el orden que establezcas, la música que pongas, etc), hay un requisito que creo que todo momento baño de bebé debe cumplir y que deberías tener en cuenta: busca una bañera con la que ambos estéis cómodos. Si tú tienes que estar incómoda y encorvada, ello te impedirá relajarte y disfrutar del momento como merece. Si ella, por su parte se resbala y tiene que hacer la fuerza que no le corresponde para no tragar agua o mantenerse sobre tus brazos de forma tensa, no podrá abandonarse a la tranquilidad que le estás brindado.

Y para mí, tras casi cuatro hijos y muchas pruebas y errores, sólo hay una opción que asegure este requisito: la bañera plegable Stokke Flexi Bath con patas.
Lo mejor de la Stokke Flexi Bath
Esta bañera destaca por su acabado y resistencia, yo llevo usándola durante siete años y está como nueva. Además, si ya a mí no me ha resultado jamás pequeña y he seguido bañando a mis hijos sentados hasta los cuatro y cinco años, me consta que la marca ha ido incluyendo mejoras en el diseño y aumentando su dimensión.
Además, al ser plegable se convierte en la compañera perfecta de viajes. Y la opción de incorporarle o no las patas, que también se pliegan, te permite la comodidad de no tener que agacharte a la par que no ocupa gran espacio, ideal para baños pequeños.