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Aprender a hablar: ¿qué palabras les cuestan más y cuáles menos?

Aprender a hablar es uno de los grandes hitos del desarrollo de los niños. Las primeras palabras son esperadas con gran emoción entre los padres, pero este tema también genera muchas dudas. Aclaramos algunas de las inquietudes más frecuentes.

El momento en el que los hijos dicen su primera palabra es de gran emoción e ilusión, un hito que los padres esperan con muchas ganas y celebran con gran alegría. La primera palabra de muchos niños suele ser "mamá" o "papá", pero ¿cuándo suele producirse este momento? ¿Hay palabras que les cuesta más y otras menos? La respuesta es sí y vamos a ver de qué sonidos se trata.

¿A qué edad empiezan a hablar los niños generalmente?

Como insistimos muchas veces desde Ser Padres, debemos tener en cuenta que cada niño tiene su ritmo de aprendizaje y de desarrollo y esto, obviamente, también se va a manifestar en la edad en la que empiezan a hablar. Hay niños que aprenden a hablar antes que otros, pero sí debemos estar atentos para detectar algún posible trastorno del lenguaje.

"Las primeras palabras suelen aparecer alrededor de los 12 meses de edad. Tras la etapa del balbuceo, el niño comienza a asociar palabras (o aproximaciones a ellas, como “aba” para referirse al “agua”) con objetos y acciones familiares. Es entonces cuando podemos decir que aparecen las primeras palabras ya que tienen un significado", explica Paula Quintero, logopeda de Vithas NeuroRHB Valencia Consuelo.

¿Cuándo podemos empezar a sospechar de un problema con el lenguaje?

Como decíamos, hay que tener en cuenta el grado de desarrollo de cada niño y respetar su ritmo sin intentar comparar constantemente con otros niños, ya que esto puede generar falsas valoraciones y un estrés o preocupación fuera de lugar, sin embargo, sí hay una serie de actitudes y señales que podemos observar para tratar de saber si puede haber algún problema: "debemos respetar el desarrollo natural de cada niño, sin realizar comparaciones con las progresiones de otros niños. Pero hay que estar atentos a un retraso significativo en la adquisición del habla y en la comprensión del lenguaje hablado. Durante el primer año de vida debemos preocuparnos si el niño no emite sonidos vocálicos, parece no oír, no responde a su nombre, parece no comprender, no muestra contacto ocular en las interacciones o no muestra intención comunicativa (entre otras). A partir del primer año hay que prestar atención si el niño no imita ningún sonido conocido, no comprende órdenes sencillas acompañadas de gestos, no aparece el habla o algún sonido asociado a objetos o acciones, no reconoce objetos familiares, acciones, lugares de la casa… Así mismo, debemos sospechar de algún problema con el lenguaje si, al final del segundo año, el niño posee un habla ecolálica (sólo repite lo que oye) sin ser funcional, no es capaz de unir dos o tres palabras para formar una frase, no comprende órdenes sencillas, no imita sonidos o palabras, no sabe expresar sus necesidades o sentimientos, no muestra intención comunicativa; o simplemente, no ha aparecido el habla", sostiene Quintero.

¿Qué sonidos y palabras les resultan más fáciles a los niños al empezar a hablar?

No todos los sonidos ni las palabras presentan la misma dificultad para los niños, por eso, es frecuente que algunas de las palabras de los niños más frecuentes cuando empiezan a hablar sean comunes: "por lo general, los niños inician la etapa del balbuceo produciendo sílabas aisladas y reduplicadas (ba, papa…) uniendo diferentes consonantes con las vocales. Los sonidos más fáciles de producir, tras las vocales, suelen ser los fonemas bilabiales /p/, /b/ y /m/, así como los velares /g/ y /k/ y la interdental /t/. Aunque esto no excluye el que muchos niños puedan incorporar otros sonidos a sus primeras producciones, o que haya otros que encuentren problemas en la adquisición de alguno de los fonemas mencionados. Por tanto, las primeras palabras con significado en aparecer suelen ser las monosílabas y bisílabas con estos fonemas, como “mamá”, “papá”, “aba” (para agua), “eta” (para galleta), “mimí” (para dormir)…", analiza la experta.

¿Cuáles son las palabras y los sonidos que más les cuestan?

Al igual que hay sonidos y palabras que resultan más sencillas a los niños al aprender a hablar, hay otras que cuestan más: "la adquisición y articulación correcta de todos los fonemas del español se puede alargar hasta los 7-8 años de edad. Una vez adquiridos todos los fonemas de forma aislada, las combinaciones de dos consonantes en la misma sílaba con determinados fonemas (sílabas trabadas con los fonemas /l/ y /r/) son los que más dificultades entrañan, así como la producción del fonema /r/ múltiple. Por tanto, las palabras con /r/ múltiple (perro, correr...) y las que incluyan las trabadas mencionadas (globo, clavo, granja, cristal…), serán las últimas en producir de forma correcta", aclara la logopeda.

¿Cómo podemos ayudarles en este proceso de aprendizaje del habla?

Una de las preguntas que más se plantean los padres cuando los niños se encuentran en esta etapa es cómo pueden ayudar a que los niños aprendan a hablar y qué pasos pueden seguir para estimular su aprendizaje. La experta asegura que la influencia y la ayuda de los padres desde edad temprana puede ser muy beneficiosa: "para estimular la aparición del habla podemos comenzar a muy temprana edad. Durante su primer año es importante hablar al bebé con frecuencia, con un lenguaje simple y concreto y responder a sus primeros intentos comunicativos (sonidos reflejos, gorjeos, balbuceos); cantarle canciones infantiles, estimular mediante juegos de imitación vocal y gestual con cambios de tono, voz y expresiones faciales; jugar con diferentes onomatopeyas; enseñarle vocabulario familiar,… A partir de los 12 meses, cuando el niño ya ha comenzado a adquirir las primeras palabras, estimulamos la adquisición del lenguaje aprovechando los momentos de juego, durante el baño, la comida, el paseo; le enseñamos palabras nuevas; le explicamos experiencias cotidianas con un lenguaje sencillo; le preguntamos sobre sus acciones, juegos, sentimientos; leer junto al niño cuentos sencillos apoyados de imágenes para favorecer su comprensión y expresión sobre los dibujos… Es importante evitar corregir sus errores articulatorios de forma negativa (“así no se dice”) o riéndonos de su producción, en su lugar debemos expandir su habla de forma correcta para conseguir que la experiencia de hablar y escuchar se convierta en una actividad estimulante y divertida".

Resumiendo, cada niño es diferente, pero hay señales que debemos observar en su desarrollo y también podemos influir en estimular ese progreso: "cada niño es diferente, su contexto familiar, su ritmo de aprendizaje… pero todos están deseando aprender y comprender el mundo que les rodea. Está en nuestra mano acompañarlos en su camino haciendo de ese viaje una experiencia enriquecedora, positiva e inolvidable", concluye Quintero.

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