Qué es meteorosensibilidad o por qué a los niños también les afecta el cambio de tiempo a su estado anímico

¿Sabías que los niños se pueden ver afectados anímicamente por los cambios de clima? Te lo explicamos en el siguiente artículo.
niño frío

Los cambios climáticos tienen efectos en varios aspectos de nuestra vida, incluyendo la salud y el bienestar. Si bien se ha prestado mucha más atención a los impactos físicos que puedan tener estos cambios (enfermedades respiratorias, alergias, entre otros), cada vez surge más evidencia que el clima también afecta el estado de ánimo de las personas, claramente incluidos los niños.

- Claudia Dewald

Los niños son sensibles a su entorno y experimentan emociones de manera intensa. Los cambios en el clima, como los días lluviosos, nublados o calurosos, definitivamente pueden tener un impacto en su estado de ánimo. Como padres, vemos que nuestros hijos no se comportan igual si tienen mucho frío o mucho calor, por ejemplo. Además, los cambios en las estaciones también pueden afectar el estado de ánimos de los más peques. Por ejemplo, durante los meses de invierno, cuando los días son más cortos y hay menos luz solar, algunos niños pueden experimentar síntomas de tristeza.

Todo esto nos hace mencionar a una condición poco conocida pero bastante frecuente en cierta parte de la población: la meteorosensibilidad. Su nombre da pistas, pero nada como un testimonio experto para confirmar lo que ya estarás imaginando que puede ser y, sobre todo, para profundizar en ello. “Cuando se producen ciertos cambios en variables meteorológicas como presión, temperatura, viento o electricidad atmosférica, ciertas personas pueden ver afectada su salud física o psicológica, a este grupo se le conoce como meteorosensibles”, explica Mar Gómez, doctora en Físicas y responsable del área de meteorología de eltiempo.es.

Un 305% de la población podría ser meteorosensible

Los expertos afirman que entre un 20% y un 30% de la población podría ser meteorosensible. Sin embargo, al mismo tiempo, conviene aclarar antes de profundizar más en ello que no se trata de una patología en sí misma, porque los cambios del tiempo no producen enfermedades, ni de carácter psicológico ni físico. 

Pero, sí que puede ser una especie de intensificador de problemas de la salud: “Aquellas personas que tengan patologías previas o problemas en el sistema circulatorio y respiratorio son más propensas a ser meteorosensibles, así como aquellas que puedan tener problemas de ansiedad o trastornos depresivos”, advierte Gómez, que cita en concreto a los ancianos como “uno de los grupos más predispuestos a sufrir con mayor gravedad los cambios de tiempo”.

Mal humor e irritabilidad, principales síntomas

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Estos apuntes iniciales sobre esta relación directa entre la salud y la climatología descartan que los niños sean un colectivo de riesgo, pero no que exista dicha posibilidad, como deja bien claro la experta consultada: “No hay estudios que demuestren que se ven más o menos afectados. Lo que sí está demostrado es que pueden sentir los cambios en la transición de una estación a otra. Por ejemplo, es común que los niños en la transición a la primavera manifiesten decaimiento, irritamiento o incluso mal humor”, advierte Gómez, aunque a continuación aclara que de producirse este tipo de síntomas “no duran demasiado y desaparecen a medida que avanza la estación”.

Ya sabemos, por lo tanto, que un porcentaje alto de la población entre el que se incluyen menores de edad es sensible a los cambios bruscos del clima, y que esta sensibilidad tiene más consecuencias en las personas con patologías previas, especialmente de carácter reumático pero también psicológicos.

A nivel reumático, los cambios de presión son los mayores enemigos dentro de los factores climáticos que afectan a las personas meteorosensibles. “La llegada de un anticiclón (altas presiones) puede provocar un aumento de migrañas en las personas que sufran esta dolencia, mientras que un descenso de temperatura brusco puede afectar a los huesos, y un cambio repentino en las condiciones de humedad suele estar asociado a problemas articulares y musculares”, afirma Mar Gómez. 

En cambio, según la responsable del área de meteorología de eltiempo.es, a nivel psicológico son otros dos los factores climáticos que más incidencia tienen: las altas temperaturas y el viento. Las primeras pueden provocar “aumento de la ira y agresividad, y especialmente las olas de calor dan lugar a fatigas, golpes de calor, deshidratación y problemas dermatológicos”, y el segundo, sobre en el caso de que sean secos y cálidos, “puede provocar un aumento de episodios de ansiedad, cefaleas y depresiones”.

Por lo tanto, no estamos ante un fenómeno altamente preocupante, pero sí a tener en cuenta como posible causa de un empeoramiento en la salud mental o física de un niño -también de un adulto- si este presenta patologías previas. Desgraciadamente, no hay nada que se pueda hacer para evitar que estas se agraven por los cambios bruscos del tiempo salvo hacer un trabajo mental previo con el pequeño si te informas de antemano de cuándo se van a producir dichas alteraciones radicales de las condiciones climáticas.

¿Cómo ayudar a los niños a lidiar con los cambios climáticos?

Descripción de la imagen - Getty Images

Sea o no tu peque un niño meteorosensible, si ves que le afecta los cambios del clima, puedes emplear estas estrategias para manejar la situación:

  • Promueve la actividad física: el ejercicio libera endorfinas, sustancias químicas que generan sensaciones de bienestar y felicidad.
  • Mantén una rutina: si tienen horarios regulares para las comidas o el sueño, los niños pueden tener una mayor sensación de seguridad y estabilidad, independientemente del clima exterior.
  • Fomenta actividades en interior: si el clima no permite actividades al aire libre, siempre puedes dar la opción de realizar actividades creativas en el interior de tu casa u otro espacio. Por ejemplo la pintura, manualidades, lectura, música…
  • Brinda apoyo emocional: escucha y valida los sentimientos de tus peques. Es esencial que hablen sobre cómo se sienten y ayudarlos a afrontar situaciones. 

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