Cuando un niño tiene una rabieta la paciencia de los padres baja a mínimos nunca antes conocidos. Entre la vergüenza cuando la sufre en público y la imposibilidad de hacer nada para poder ayudarle a que se pase, muchos terminan cediendo a ellas o, incluso, castigando al menor que la sufre a la espera de que se pase. Mientras, espetan frases como ‘no es posible que te hayas puesto así por esa tontería o ‘hasta que no te tranquilices no te voy a hacer caso’.

Frases que, de acuerdo a los expertos, no hacen ningún bien al desarrollo del menor y que, además, pueden poner en jaque el buen desarrollo de su autoestima.
Frases y estrategias que demuestran que en momentos tan críticos lo único que hacemos es sacar a relucir nuestro yo más primitivo y, con él, la educación que recibimos en casa cuando éramos pequeños (y que no en todos los casos fue la más adecuada).
A sabiendas de ello, la pediatra Lucía Galán (más conocida como Lucía mi Pediatra) ha expuesto una serie de frases que todos los padres deberíamos recordar en caso de toparnos con una rabieta infantil. De acuerdo a su criterio, estas expresiones nos ayudarán a tener más empatía que con los niños (puesto que es lo único que necesitan en ese momento de desborde emocional).
Tres frases para recordar cada vez que tu hijo tenga una rabieta
“Con su inocencia, su ingenuidad y su entrega, nuestros hijos nos ayudan a ser mejores personas y nos animan a luchar por un mundo mejor, pero también nos hacen perder la paciencia habitualmente”, asegura Lucía Galán en su libro El gran libro de Lucía Mi pediatra.
Así pues, especifica cinco expresiones que todos deberíamos recordar cuando están atravesando una rabieta. Frases que nos ayudan a ponernos en su lugar y a recordar que no lo hacen porque tengan algo en contra de nosotros, o porque sean unos egoístas, sino porque no tienen las herramientas suficientes para controlar y gestionar sus emociones.
Los niños no son adultos en miniatura
La pediatra asegura que los niños no son adultos en miniatura. “No esperes que tu hijo actúe como un adulto ni lo trates como si lo fuera”, afirma en su libro especializado.
Y es que, según ella, para los niños no hay prisas, solo existe el juego. Así que, si tienen que hacer cosas que impliquen un esfuerzo adicional, habrá que pedirlo varias veces.

Los niños reclaman atención constante
Y también recuerda que necesitan atención constante y que, si no se la damos, recurrirán a cualquier estrategia: incluso gritar. “Si mamá o papá están ocupados, la manera más sencilla de llamar su atención es portarse mal para atraer su atención de forma instantánea”, explica en su libro.
“Cuando estés con tu hijo jugando o escuchándole con atención, préstale toda tu atención”, recuerda la profesional.
Los niños hacen las cosas a su ritmo y su manera
Aunque nos parezcan un desastre, los niños tienen su orden mental. No tienen prisa, no hacen varias cosas a la vez y tampoco hacen una detrás de otra. Aunque parezca un caos, “su manera es la manera de un niño”, dice lucía.
Por eso, si queremos que sean ordenados y coherentes, hay que enseñarles a serlo con límites y mostrando cómo deben actuar.
Nuestros hijos nos necesitan
“Los niños no se preocupan del mundo de los adultos, no les importan nuestros problemas y nuestro cansancio. Lo que buscan son los mimos y los momentos de juego con mamá y papá”, dice Lucía.
Los niños son impulsivos y se mueven por emociones
Por último, recuerda que las rabietas son un ejemplo de “secuestros emocionales” en los que sus emociones predominan sobre la razón. “no esperes que un niño reaccione como un adulto”, afirma.