Decir que “no” es uno de las cosas más complicadas que el ser humano afronta en su vida. Para muchas personas, adultas y con experiencia incluso, puede resultar un reto de la dimensión de escalar el Everest. Son incapaces de decir que “no” y las pocas veces que lo consiguen, es demasiado tarde o las formas les pierden. Y por eso es tan importante la asertividad, una de las capacidades y aprendizajes más valiosos que existen a nivel social.
Es esencial despertar, potenciar y valorar la asertividad en nuestros hijos e hijas desde que son pequeños. Son cada vez más los centros educativos que dan prioridad al trabajo de este tipo de cuestiones desde las primeras etapas escolares, y los psicólogos y docentes dedicados a la divulgación insisten en ello siempre que tienen ocasión: en que ayudemos a nuestros peques a reconocer sus emociones y les demos herramientas para expresarse de forma respetuosa pero honesta y clara.
Esto es lo que permite la asertividad, que no es otra cosa que “la capacidad de autodefenderse y expresarse respetando las creencias y derechos de los demás”, dice la psicóloga María Palau.
Para la experta, la asertividad es una cualidad “beneficiosa que muchos padres desean para sus hijos, aunque no siempre resulta natural para todos”. Y es que, como decíamos, no todo el mundo tiene desarrollada desde la cuna la capacidad para comunicar sus emociones, pensamientos, ideas y necesidades de manera respetuosa con los demás y honesta al mismo tiempo. Capacidad que es decisiva en la vida cuando tenemos que poner límites a los demás, cuando tenemos que entonar el “no”, algo que ocurre a menudo a lo largo de la vida.

Consejos para enseñarles a decir que “no”
La asertividad es una habilidad, y como tal, se puede trabajar, adquirir o potenciar a través de la experiencia y de la ayuda por parte de personas que lo son y comparten herramientas y consejos.
“Algunos niños se desarrollan rápidamente en este campo, mientras que otros necesitan más tiempo”, apunta la psicóloga María, pero todos tienen la capacidad para desarrollarla. Es clave, eso sí, que les ayudemos a través de hábitos, consejos, estrategias y comportamientos determinados.
Por ejemplo, es esencial ayudarles a desarrollar la inteligencia emocional, que no es otra cosa que acompañarles en el aprendizaje que todos los peques tienen para ser capaces de reconocer y entender sus emociones. “Enseñar a tu hijo a reconocer y etiquetar sus emociones puede hacerle sentir que tiene más control. Esto puede fomentar la confianza, lo que ayuda a potenciar la inteligencia emocional y la asertividad”, señala María Palau.
La psicóloga comparte otros consejos que son muy positivos para desarrollar la asertividad y que los peques aprendan a decir que “no” de forma respetuosa. Practicar la escucha activa es uno de ellos: “Significa prestar toda tu atención a tu hijo y darte cuenta, en la medida de lo posible, de lo que intenta comunicarte. La escucha activa forma parte de la crianza consciente y puede enseñar a tu hijo a ser más asertivo”, dice.
Otro consejo es escuchar sus opiniones, tenerlas en cuenta en la medida de lo posible y también preguntar más que afirmar. “Si les preguntas cómo se sienten y tratas su respuesta con respeto, pueden adquirir la confianza necesaria para compartir su opinión”, explica María Palau.

Predica con el ejemplo
Por supuesto, es esencial también saber modelar la asertividad, ejercerla y valorarla cuando aparece en nuestros hijos e hijas. “Entre las formas de modelar la asertividad para tu hijo se incluyen hablar de tus sentimientos y opiniones; mantener la calma; utilizar frases en primera persona; crear límites; y abogar por ti mismo”, expone la psicóloga.
Dando ejemplo será más fácil que tu hijo o hija sea asertivo, así que si te hace algo que no te gusta, házselo saber de manera asertiva. Y cuando él o ella lo sea, no dudes en reforzar esa conducta, resaltándola. Esto es lo que María Palau describe como comportamientos asertivos. “A veces, la forma más fácil de enseñar un conjunto de habilidades es centrarse en comportamientos individuales. Suelen ser específicos y más fáciles de entender”, apunta.
Algunos ejemplos de comportamientos asertivos son los siguientes: iniciar o terminar conversaciones, hacer peticiones, solicitar algo, hacer peticiones, decir “no”, hablar de sus sentimientos y mantenerse firme. “Intenta elegir un comportamiento para empezar, o espera a las oportunidades de momento de enseñanza y aplica las respuestas adecuadas”, recomienda María Palau.
Los cuentos, las actividades extraescolares, las horas de parque… Todo esto y mucho más son herramientas y hábitos que puedes poner al servicio del desarrollo de la asertividad de tus hijos e hijas.