Discusiones en pareja o con otras personas del entorno directo en el que tus hijos se relacionan se van a tener. Se pueden limitar, pero será complicado que en alguna ocasión no se produzcan. Eso sí, es conveniente, según los expertos, controlar determinados aspectos acerca de estas discusiones.
Por encima de todo, hay que evitar las discusiones de pareja delante de ellos y ellas porque los niños se sienten inseguros y angustiados, cuando no, culpables. Los adultos tienen que aprender a demorarlas y a no hablar en clave delante de ellos.
Puede que muchas de estas discusiones en pareja se eviten siguiendo las cinco claves que Alberto Soler aconseja hablar en pareja antes de que nazca el bebé. También puedes poner en práctica las 5 R para cultivar la calma en el hogar y evitar las discusiones inútiles.

“Discutir sobre ellos delante suya, ¡Jamás!”
En la edición papel de la revista Ser Padres, expone su punto de vista como especialista en la materia Alicia Sanzo, psicóloga clínica infantil y maestra. Esto opina ella sobre discutir de cuestiones relacionadas con los hijos delante de ellos y ellas:
“Uno de los grandes temas que preocupan a los padres: discutir sobre ellos en su presencia. Esta es la peor de las opciones porque les damos el control.
Hay una serie de normas que padre y madre, aun siendo diferentes, tienen que tener consensuadas, aunque luego cada uno la aplique a su manera. Y es bueno que cada uno las aplique a su manera porque son personas diferentes y no pueden dejar de ser ellos mismos por el hecho de ser padres.
El problema de que ‘si papá tiene unas normas y mamá otras’ es que la inseguridad que se genera en los niños es inmensa. Esos son sentimientos poderosos y peligrosos en manos de los niños: inseguridad y poder, por no hablar del sentimiento de culpa. Al final acaban poniéndose al mando de las decisiones.
Al principio quizá no se darán cuenta, pero cuando tomen conciencia de que son capaces de interferir en decisiones de sus padres porque entre ellos no se ponen de acuerdo, se aprovecharán de estos desencuentros en su propio beneficio".

Lo que no hay que hacer delante de ellos
Ni discutir acerca de ellos y ellas ni tampoco es recomendable cualquiera de estas conductas y hábitos a la vista de los hijos e hijas:
Gritarse
Educamos a los niños en el respeto hacia el otro, nos afanamos en ayudarles a resolver conflictos de manera civilizada y luego ven que las personas que más quieren en el mundo se gritan cuando discuten. Esto no lo pueden entender bien y les genera mucha angustia.
Faltarse al respeto
De igual modo, los dobles sentidos, los portazos, los reproches, elevar la voz, seguirse el uno al otro por la casa cuando uno quiere dar por zanjada la discusión, etcétera, desequilibra enormemente a los niños.
Hacerles tomar partido
Los niños nunca pueden formar parte de la pelea ni con un “¿qué te parece?”, ni con un “dile a papá o a mamá de mi parte...”. Ellos, pase lo que pase, tienen que estar siempre al margen.

Detalles que no se pueden olvidar
Es importante, además de no caer en lo mencionado anteriormente, no olvidar lo importante que es para el ejemplo que damos a los hijos e hijas saber parar a tiempo.
La vehemencia o irritabilidad nos impide dejar el tema aparcado. Pero a veces, también de cara a la pareja, es mejor esperar que los niños no estén delante y tratarlo a solas.
Además, en paralelo, es igual de importante no hacerlos sentir culpables. En este sentido, es fundamental que el niño entienda que él no es el causante de la discusión, sino que sus padres somos los que vemos la situación de diferente manera.
Y recuerda, los hijos no necesitan que sus padres estén juntos, necesitan que sean felices.