Qué es el hematoma retroplacentario, síntomas y tratamiento

¿Qué es exactamente un hematoma retroplacentario y cuáles son los síntomas que pueden surgir? ¿Cómo se trata?
¿Por qué se produce el hematoma retrocorial en el embarazo?

Un hematoma retroplacentario es una acumulación de sangre que se sitúa entre la placenta y el útero. Es más frecuente que se produzca durante el primer trimestre de embarazo, con riesgo de aborto.

Es común que los médicos también hablen de desprendimiento prematuro de placenta o de desprendimiento prematuro de la placenta normalmente insertada, principalmente cuando el hematoma aparece en la segunda mitad del embarazo o incluso en el momento del parto.

Sea como fuere, es considerada como una complicación muy grave del embarazo, que, se estima, ocurre entre el 0,25 al 0,5 por ciento de los embarazos, generalmente al final del embarazo, o incluso en las primeras etapas del trabajo de parto.

Concretamente, sabemos que el desprendimiento de la placenta puede provocar anoxia del feto (falta de oxígeno), así como un riesgo mayor de muerte materna a consecuencia de la hemorragia. De ahí que sea importante que el hematoma retroplacentario deba ser tratado médicamente como urgencia obstétrica importante, realizándose en este caso una cesárea de emergencia. 

¿Cuáles son las causas del hematoma retroplacentario? ¿Hay factores de riesgo?

No siempre es fácil conocer o encontrar la causa exacta y precisa de un hematoma retroplacentario, que también puede ser conocido médicamente con el nombre de desprendimiento retroplacentario.

No obstante, se sabe que ciertos traumatismos (tanto directos como indirectos) podrían ser la causa del desprendimiento de la placenta, como un accidente, una caída o un golpe intenso.

Por otro lado, los factores de riesgo de hematoma retroplacentario han sido bien documentados. Por ejemplo, incluyen una edad mayor de 35 años de edad, haber tenido varios embarazos, tabaquismo, consumo de cocaína y tener antecedentes de hematoma retroplacentario.

Además, tanto la hipertensión arterial como la preeclampsia también son considerados como factores de riesgo, ya que se encuentran presentes en, al menos, la mitad de los casos.

¿Qué síntomas se presentan?

Aunque puede presentarse de forma asintomática, es común que el hematoma retroplacentario se manifieste con mayor frecuencia por una pérdida de sangre roja, marrón o incluso negra (debido a la presencia de sangre coagulada), además de dolor pélvico intenso como consecuencia de las contracciones uterinas, que suelen ser de alta intensidad y larga duración (el dolor se presenta en ocasiones de forma mantenida, no teniendo periodo de descanso como ocurre con las contracciones uterinas normales).

También es posible que surjan otros signos, como tener una barriga dura de forma mantenida, menos o incluso un incremento de los movimientos fetales, síntomas de preeclampsia (hipertensión arterial y presencia de proteínas en la orina), y estado de shock.

Diagnóstico del hematoma retroplacentario - Foto: Istock

El diagnóstico se lleva a cabo mediante la observación de los síntomas mencionados anteriormente y ecografía. Aunque se puede hacer un examen vaginal, este último solo debe realizarse en ausencia de placenta previa (que es cuando la placenta cubre el cuello uterino).

¿Cómo se trata?

Nos encontramos ante una emergencia médica potencialmente mortal, tanto para la embarazada como para su bebé. Si el feto está vivo, el manejo dependerá de la situación: en función de la frecuencia cardíaca fetal, el contexto vascular y la evolución de los diferentes síntomas, así como la etapa en la que se encuentre la gestación.

Por ejemplo, si ocurre en un período cercano a la fecha probable de parto, el equipo médico posiblemente prefiera inducir el parto. Una vez hecho esto, el parto será por vía vaginal o por la práctica de una cesárea de emergencia (lo cual ocurre en las mayoría de los casos en los que el desprendimiento es importante para evitar mayores riesgo por las contracciones) dependiendo de las condiciones, en especial cuando el hematoma se asocia con la presencia de placenta previa, que bloquea el cuello uterino (o si hay señales de sufrimiento fetal). El objetivo es extraer al bebé a la mayor brevedad posible para evitar complicaciones. 

Si el feto ha fallecido, el trabajo de parto debe iniciarse de inmediato, porque el pronóstico vital de la paciente está comprometido.

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