Ayudas al parto
9 posturas que alivian el dolor del parto
La dilatación transcurre de forma más rápida cuando la embarazada se mueve, en lugar de permanecer todo el tiempo tumbada. Hay ejercicios que ayudan a hacer más llevaderas las molestias.
El parto es un proceso largo en el que cualquier ayuda que alivie el dolor es bienvenida. Aunque una vez que llegues al hospital es posible que no puedas moverte (si te monitorizan o te ponen la epidural), una parte importante de la dilatación transcurre en casa. Estas posturas facilitan la respiración, ayudan a que el periné se dilate mejor y a que la espalda se relaje.

Entre contracción y contracción resulta muy relajante recibir un suave masaje a la altura de los riñones. Si te puedes mover, la mejor postura es sentada a caballo en una silla, de forma que el peso del cuerpo descanse sobre el respaldo.
El masaje se realiza trazando amplios círculos (como si se amasara pan) en la zona lumbar, con cuidado de no tocar la columna vertebral.

Si te sientas a horcajadas, con las piernas abiertas y los pies apoyados en el suelo (los puedes subir a dos pequeños taburetes), el peso de la tripa recae sobre el respaldo y se relajan los músculos de la espalda.

Para practicar las respiraciones que alivian el dolor, es mejor sentarse en el borde de la silla con las rodillas separadas, los pies apoyados en el suelo (con la espalda bien recta) y las manos sobre la tripa.

En el hospital la movilidad se ve limitada por la monitorización (salvo que el centro disponga de un equipo portátil). Se aconseja descansar recostada sobre el lado izquierdo porque así se favorece el retorno venoso al corazón, con las rodillas flexionadas y una almohada entre ellas.

Si tienes que estar mucho tiempo tumbada, puedes probar esta variante de la posición de la izquierda y que consiste en doblar una pierna por delante del cuerpo, apoyándola en un almohadón y dejando la pierna de abajo un poco flexionada.

Para aliviar el dolor puedes sentarte en el suelo sobre los talones, con las rodillas separadas, para que la tripa quepa entre las piernas, y los brazos apoyados en una silla. Al echar la pelvis hacia atrás, se relajan los músculos de la espalda y se facilita la bajada del bebé.

Una variante de la posición anterior (sin silla) es echar el cuerpo hacia delante y apoyar los brazos en el suelo (puedes usar un almohadón para estar más cómoda). No conviene estar mucho tiempo en esta postura, pues las piernas se pueden entumecer.

Sentarse sobre los talones con la espalda recta favorece la respiración y el descenso del bebé. No estés mucho rato en esta postura, pues también dificulta la circulación.

La pelota gigante es una gran ayuda para relajar el periné. Siéntate sobre ella, con las piernas muy separadas y traslada el peso del cuerpo a un lado y a otro. El movimiento también favorece la dilatación y el encajamiento del bebé.
Virginia Urcelay es fisioterapeuta.