Una niña sufre un síndrome en el cabello que le ha impedido peinarse en 9 años
Imagina que cada vez que te cepillases el pelo fuera casi una tortura. Pues esto es lo que ha vivido una pequeña durante unos 9 años. La niña padecía un síndrome que hace que los folículos crezcan en vez de redondos, con forma de corazón, lo que le provocó que, en lugar de mechones, tuviera una especie de rastas.
Es muy posible que muchos papás se sientan identificados con ciertos llantos que aparecen cuando han intentado desenredar un pelo largo. Y más cuando es por la mañana y hay prisas. Pero el caso de esta niña es un nivel mucho más extremo. Tanto, que hasta se trata de una complicación médica denominada Síndrome de Cabello Impeinable.
Lyla Grace Barlow, esta pequeña de nueve años, que vive en Derby, Inglaterra, padece un síndrome que hacía que su pelo fuera prácticamente imposible de peinar. Esto se producía porque sus folículos, en lugar de crecer redondos u ovalados como es habitual, lo hacían en forma de corazón.
No es de extrañar que los tirones y las ganas de llorar apareciesen cada vez que intensen desenredar su pelo. Y si bien a priori podría parecer que esto es algo común en niños pequeños, lo cierto es que sus padres, Alex y Mark, se dieron cuenta de que a su cabello le pasaba algo más.
Como estuvo muchas veces enferma y acudía al hospital en varias ocasiones, los médicos aprovechaban para mirar su melena e intentar descubrir que le ocurría. Llegaron a pensar que era causa de alguna insuficiencia vitamínica, pero fue durante un ingreso que vivió a los cinco años cuando le diagnosticaron de forma oficial el Síndrome de Cabello Impeinable.
Algo curioso, a la par que afortunado, es que esta niña en vez de sentirse mal por ello, ha llegado a apreciar su particularidad. E incluso, a pesar de que todos podríamos haber pensado que los demás niños se podrían burlar de ella en el colegio, la realidad es que en su centro es bastante conocida y muchos le piden si pueden tocarlo.
Después de Lyla, los padres volvieron a esperar otra hija, y la verdad es que estaban muy asustados por si a ella también le sucedía lo de su hermana. Pero afortunadamente no ha sido así, ya que solo hay una posibilidad entre cuatro de que, si tú tienes el gen, tu hijo lo herede.
Mientras tanto, el pelo de Lyla aunque aún sigue teniendo los mismos folículos, ahora ha mejorado enormemente. Por fin puede decir, aunque sea a los 9 años, que puede hacerse peinados, o incluso cepillarse sin sentir dolor.