Ya son numerosos los estudios que afirman lo enriquecedora que es la infancia rodeada de una mascota. Así, los primeros conceptos que asocian la mayoría de los niños cuando les preguntan por la relación con su perro o gato son: "cuidar", "alimentar" y “jugar”.
Los beneficios que aportan los animales a la infancia son innumerables. De hecho, un estudio realizado por La Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía (AMVAC) realza que, en general, la compañía de un animal mejora la calidad de vida de todo ser humano; aumenta la longevidad, preserva el equilibrio físico y mental, reduce el estrés y disminuye el índice de depresión en general. Pero, si echamos la vista a la infancia, las mascotas juegan en los niños un rol aún más importante.
Es por esto que nos animales contribuyen en el desarrollo educativo y social; obligándoles a asumir responsabilidades y a aprender valores como el respeto por los demás. También es significativo cómo aumenta su autoestima y mejora su integración en la familia. Los animales desarrollan la capacidad en los niños de cuidar de alguien, lo que fomentará su seguridad, indispensable en el primer ciclo de vida del niño para conseguir un correcto equilibrio emocional.
Principal fuente de apoyo después de los padres
Las personas que recuerdan haber compartido su infancia con animales tienen intrínsecos valores como la empatía, la compasión y el cuidado. Esto es importante a la hora de desarrollarse socialmente en un futuro con otras personas, como por ejemplo la pareja o la familia. Además, según un estudio psicológico de la Universidad de Florida, la relación con los perros o los gatos ejerce como estabilizador de la conducta infantil, contribuye a fomentar la alegría y a eliminar la tristeza así como a disminuir los miedos que son normales en la infancia. De hecho, los niños acuden a su mascota cuando quieren encontrar alivio a situaciones emocionalmente complicadas.
Por ello, según el estudio anteriormente mencionado, para el 46% de los niños el animal es percibido como la principal fuente de apoyo emocional después de los padres. Si por el contrario prestamos atención a los momentos de diversión y felicidad, como sus momentos de ocio, el 50% asocian al perro o gato con su compañero de actividades y juegos.
Desarrollo social y emocional más avanzado
Un grupo de investigadoras del Departamento de Psicología de la Universitat Rovira i Virgili (URV) se propuso comprobar científicamente la percepción y vivencias compartidas por familias con hijos pequeños que conviven con un perro. El objetivo de este estudio era determinar si los niños que viven con perros en casa muestran un desarrollo social y emocional más avanzado que aquellos que no lo hacen.
El estudio ha realizado un seguimiento de 120 niñas y niños de entre tres y cinco años para analizar el impacto del contacto con los perros en su desarrollo social y emocional. Los investigadores han evaluado diversos aspectos: la interacción de niños que conviven con un animal de compañía con los adultos, cómo expresan sus sentimientos, el afecto, la imagen propia, la interacción entre iguales o la cooperación.
En todos los aspectos estudiados se han hallado diferencias entre los niños y niñas que conviven con perros y los que no. Todos los resultados son positivos en favor de los primeros. Además, el estudio a concluido que los más pequeños de la casa, que siempre tienen ganas de jugar, son también un buen antídoto para el aburrimiento, porque los perros siempre están dispuestos a jugar, con lo que el buen rato estará más que asegurado.

Beneficiosos para los niños con apoyo y atención específica
Tener mascotas puede ser especialmente beneficioso para niños con apoyo y atención específica, trastornos del neurodesarrollo o problemas emocionales.
Las mascotas pueden brindar un apoyo emocional constante y pueden ser una fuente de consuelo para los niños que enfrentan desafíos emocionales, neurológicos o psicológicos. La simple presencia de una mascota puede reducir la ansiedad y el estrés, y proporcionar una sensación de calma.
Sabiendo que los niños con atención específica a menudo pueden tener dificultades para establecer relaciones sociales o emocionales, las mascotas pueden ayudarlos a desarrollar vínculos significativos y a practicar habilidades sociales en un entorno seguro y sin juicios.
Asimismo, los ayuda a mejorar su autoestima. Ver que son capaces de cuidar y proporcionar cariño a una mascota puede aumentar la autoestima y la confianza de los niños, lo que es esencial para su desarrollo emocional y psicológico.
Por último, cuidar de una mascota puede proporcionar a los niños una estructura y una rutina diaria, lo que puede ser especialmente favorable para aquellos que tienen dificultades con la organización y la gestión del tiempo. La responsabilidad de cuidar de una mascota puede motivar a los niños a realizar tareas diarias.