Las rutinas de autocuidado están a la orden del día. Y no es para menos, teniendo en cuenta la enorme presión psicológica a la que estamos sometidos a diario. Cuando la vida nos puede, encontrar un tiempo para desconectar y cuidarnos no es un lujo, sino una necesidad.
Sin embargo, el autocuidado no es solo cosa de adultos. De hecho, ¿sabías que 4 de cada 10 niños también sufre estrés, según un estudio realizado por la Universidad de Girona? Sí, sus problemas son diferentes a los de los adultos, pero eso no significa que tus hijos no sientan la presión y no necesiten liberarla.
Autocuidado infantil: cultivando hábitos saludables desde la niñez

La mejor etapa para empezar a cuidarse es la infancia. Por ese motivo, enseñar a tus hijos a prestarse atención y priorizarse desde pequeños es el mejor regalo que puedes hacerles. Quizá aún no tengan la edad suficiente para disfrutar de un baño relajante o una sesión de masajes, pero existen algunas rutinas básicas que pueden implementar.
1. Cuidar el cuerpo como si fuese un templo
Enseña a tus hijos a amar y cuidar su cuerpo desde una edad temprana. Háblales sobre la importancia de mantener una buena higiene del sueño. Ayúdalos a crear una rutina relajante por la noche con la que puedan descansar mejor y mantengan a raya el estrés, como comprobó un estudio de la Universitas Indonesia. Durante el día, proponles actividades para que se mantengan activos.
Y no te olvides de su alimentación. Asegúrate de que en casa todos sigan una dieta rica en fruta y verdura, así como de mantenerse bien hidratados, un hábito que no solo facilita el metabolismo celular y cuida su piel, sino que también mejora su memoria y atención, como constataron investigadores de la Universidad de Swansea.
2. Más vale prevenir que curar
¿Sabías que muchas de las enfermedades que padecemos están determinadas por nuestros hábitos? Los genes desempeñan un rol importante, por supuesto, pero nuestras rutinas diarias también son decisivas para mantenernos saludables, de acuerdo con un estudio realizado por la McGill University. Entonces, ¿por qué no enseñarles a los niños hábitos más beneficiosos?
Existen diferentes rutinas de autocuidado que puedes inculcar a tus hijos. Por ejemplo, puedes animarlos a llevar una dieta baja en azúcares, grasas saturadas y alimentos refinados para prevenir alteraciones como la diabetes o la obesidad o enseñarles a planificarse y priorizar las tareas para que no caigan en las garras del estrés y la ansiedad.
3. Entrenar la mente a diario

No hay mejor manera para mantener la mente activa que aprender cosas nuevas a diario. Pero cuando se trata de los niños, que están en una etapa de constante aprendizaje, es necesario animarlos a ponerse retos cognitivos que fomenten sus habilidades analíticas.
Por ejemplo, motívalos a incluir en su día a día aficiones como el ajedrez, los juegos de palabras, los crucigramas o los sudokus, ideales para mejorar la agudeza mental y la capacidad de razonamiento, según un estudio de la Universidad de Exeter. Asimismo, despierta en ellos el interés por estudiar e investigar temas que les resulten interesantes o anímalos a crear rutinas de lectura que alimenten su mente.
4. Encontrar la calma, incluso en medio de la tormenta
Mantener la serenidad es fundamental para llevar una vida plena. Y los niños deben aprenderlo pronto incluyendo en su rutina de autocuidado algunos hábitos que los ayuden a comprender y gestionar mejor sus emociones. Meditar, por ejemplo, es uno de los mejores recursos que puedes enseñarles para encontrar la paz mental. Si nunca antes la han probado, proponle algunas actividades de iniciación a la meditación que despierten su interés.
También existen diversos ejercicios de relajación o respiración que pueden convertirse en valiosas herramientas para controlar la ansiedad y el estrés. ¿Quedarse quieto no es para tu hijo? Intenta introducirlo en la práctica de disciplinas más dinámicas, pero igual de efectivas, como el yoga, el tai chi o el qigong.
5. Encontrar la felicidad en cada detalle
Disfrutar de todo lo que nos rodea, incluso de los detalles aparentemente más insignificantes, es una de las claves para ser felices. Enseña a tus hijos a valorar las pequeñas cosas y encontrar el placer en actividades tan sencillas como disfrutar de una taza de chocolate o ver una peli bajo las mantas.
Los niños deben aprender a sentirse agradecidos y valorar lo que tienen. En lugar de “comprar” su felicidad con caprichos materiales o caros, anímalos a encontrarla en sus vivencias personales, las experiencias compartidas con otras personas o en artículos que tengan un significado emocional importante para ellos.
Por último, recuerda que tus hijos son quienes deben configurar su propia rutina de autocuidado infantil adoptando los hábitos con los que más cómodos se sientan. A fin de cuentas, el cuidado no es algo que se pueda imponer sino un acto de amor hacia ellos mismos.