La autocompasión en la maternidad y paternidad: por qué es clave para ser mejores padres

Silvia Escribano aborda el concepto de compasión en su libro ‘El bienestar egoísta’. Lo hace desde un prisma global, para encontrar el bienestar personal, pero sus consejos son extrapolables a la crianza de los hijos.
En grande, una madre abrazada a sus hijos. En pequeño, un padre hace lo propio con los suyos
En grande, una madre abrazada a sus hijos. En pequeño, un padre hace lo propio con los suyos (RG)

Silvia Escribano, promotora del bienestar integral, aborda la cuestión de la autocompasión en su libro ‘El bienestar egoísta’. Lo hace desde un prisma global, para encontrar en la vida el camino hacia la felicidad y el bienestar personal, pero sus consejos se pueden aplicar también a la crianza de los hijos. Lo vimos en este reportaje sobre el motivo real por el que es importante que tus hijos vean que también necesitas tiempo para ti.

La destacada coach ejecutiva y promotora del bienestar Silvia Escribano ha escrito el libro ‘El bienestar egoísta’ (Pinolia, 23,70 euros), una guía de la que se pueden extraer consejos y aprendizajes muy válidos para la crianza de los hijos e hijas. Por ejemplo, cómo fomentar el autocontrol y la disciplina en los niños desde una edad temprana.

En la obra, que es colaborativa —participan varias autoras expertas en psicología y coaching bajo la dirección de Escribano—, se abordan cuestiones vitales que son perfectamente extrapolables a la maternidad y paternidad. Entre otras, la cuestión que nos ocupa en estas líneas: por qué la compasión es clave para ser mejores padres.

un hombre muestra amor y compasión a sus dos hijos
Un hombre muestra amor y compasión a sus dos hijos (RG)

La compasión impacta de manera indirecta en la crianza de los hijos

Silvia Escribano defiende en las páginas de ‘El bienestar egoísta’ que “conseguir la felicidad y el bienestar depende de ti”. Para ello, añade, contó con “tres herramientas maravillosas que son la voluntad, la atención plena y la regulación emocional, pilares clave que exploran cómo el cerebro humano, genera, percibe y experimenta la felicidad”.

Escribano destaca los factores que más impactan en conseguir la felicidad: la personalidad, los objetivos, las fortalezas, la cultura y la fuente de infelicidad. “Esto exige de nosotros un autoconocimiento claro y una adecuada gestión de las emociones, señala la experta.

Y es en este contexto donde la autora del libro cita el nombre de Sonja Lyubomirsky, doctora en Psicología Social y de la Personalidad por la Universidad de Stanford, profesora de Psicología en la Universidad de California en Riverside y autora de los libros ‘La ciencia de la felicidad’, en el que propone lo que Silvia Escribano bautiza como “la fórmula de la felicidad”.

Una familia se abraza al completo
Una familia se abraza al completo (RG)

En su teoría, Lyubomirsky destaca varias estrategias; entre ellas, la amabilidad y la compasión. Sus estudios, defiende Silvia Escribano, “demostraron que ser generosos y atentos con los demás un solo día a la semana hizo felices a las personas que lo llevaron a cabo”. Y estas mismas cualidades, la amabilidad y la compasión se pueden volcar sobre uno mismo para que luego revierta sobre los demás, incluidos los hijos e hijas.

Silvia Escribano defiende que la autocompasión, por lo tanto, es una manera de sanarse a uno mismo y, por ende, de poder ejercer mejor aquello que somos o queremos ser en la vida. Tanto a nivel profesional como personal: mejores hijos, mejores amigos… mejores padres.

“No juzgarme con dureza por no haber salido antes de todo aquello me dio fuerzas para sanarme. La autocompasión y el amor hacia nosotros mismos son dos palancas fundamentales hacia el bienestar, asegura Escribano, que defiende la necesidad de mostrar cariño, en primer lugar, con uno mismo. “El primer afecto es tuyo, el que tú te das. El primer amor es tuyo, el que sientes hacia ti. La compasión empieza por ti. Primero debe ser autocompasión para poder luego darla fuera. Esto es algo que ya he aprendido”, apostilla.

'El bienestar egoísta'
'El bienestar egoísta' (pinolia)

Tomar conciencia del propio sufrimiento

Para Silvia Escribano, en la vida, también en la crianza de los hijos e hijas, “vivimos en una sociedad tan competitiva que estamos continuamente comparándonos con los demás”, lo que nos lleva a padecer las consecuencias de “la inseguridad, la ansiedad, la depresión” debido a la “imagen irreal que nos hemos fabricado”. Sirve también la teoría para la imagen que a menudo creamos de quienes tenemos cerca, los hijos entre ellos.

Según Silvia Escribano, la solución es sencilla: “dejar de etiquetarnos como buenos o malos en función de esas quimeras, y aceptarnos con generosidad. Tratarnos con la misma amabilidad, cariño y comprensión que mostraríamos hacia un buen amigo”. Y una vez conseguido este primer hito, empezar a mirar al frente, a lo que nos rodea, a quienes tenemos cerca, con los hijos e hijas en primera instancia.

Es aquí donde la compasión en la crianza aparece de nuevo en un sentido positivo.Trasladar esa compasión que trasladamos hacia los demás, que implica reconocer y ver claramente el sufrimiento, a nosotros mismos. Tener esos mismos buenos sentimientos hacia los que sufren para con nosotros mismos”, expone Escribano.

Un padre abraza a sus hijos pequeños
Un padre abraza a sus hijos pequeños (RG)

Por todo ello, para la experta en bienestar emocional, es esencial “empezar por tomar conciencia del propio sufrimiento”. Pero, al mismo tiempo, defiende en las páginas de ‘El bienestar egoísta’ que “tener autocompasión no es creer que mis problemas son más importantes que los de los demás, sino pensar que también son importantes y que requieren mi atención”.

A modo de reflexión final sobre la compasión y su impacto en todos los ámbitos de la vida, también en la crianza de los hijos e hijas, Silvia Escribano recuerda que algunas “antiguas tradiciones dicen que la gratitud, así como el contento y la compasión son virtudes del corazón, y muchas investigaciones recientes nos hablan de que el corazón genera un campo magnético que puede activarse a través de esos sentimientos; ese campo magnético nos conecta con los otros y con el universo entero”.

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