Es posible que una infancia marcada por el trauma tenga más impacto del que creemos. La psicología ya ha demostrado con creces cómo puede influir en la persona expuesta a distintas adversidades traumáticas en las primeras etapas de la vida, pero ¿y si también tuviera relación con los hijos en el futuro? Un estudio escandinavo recién publicado concluye que las experiencias adversas de las madres en la infancia pueden tener relación con el TDAH, TEA y otros trastornos del neurodesarrollo de sus hijos e hijas.
Cada vez más investigaciones apuntan a que las huellas de experiencias adversas durante los primeros años de vida pueden transmitirse de una generación a otra, afectando incluso al desarrollo neurológico y emocional de los hijos. Un reciente estudio publicado en febrero de 2025 por el Nordic Journal of Psychiatry ha arrojado nueva luz sobre esta compleja herencia emocional.
Con un enfoque pionero, el equipo del Gillberg Neuropsychiatry Centre (Universidad de Gotemburgo, Suecia) analizó el impacto de las experiencias adversas infantiles (ACEs, por sus siglas en inglés) en madres y padres cuyos hijos tienen diagnóstico de TDAH, TEA o ambos. Los resultados revelan una conexión significativa: las madres que vivieron más situaciones traumáticas en su infancia tienden a tener hijos con más dificultades emocionales y de conducta.
El hallazgo no implica una relación de causa efecto directa ni culpa alguna sobre las madres, pero sí invita a repensar cómo la historia personal de los adultos puede influir en el bienestar y el desarrollo de sus hijos, y cómo la atención clínica podría integrar estas dimensiones si se siguen destinando recursos a la investigación
Este enfoque cobra especial importancia en una época en la que los diagnósticos de TDAH y TEA han aumentado considerablemente —entre otras razones, precisamente, por la mejora en los procesos de detección precoz y la formación del personal especializado—, y las familias buscan respuestas más allá de los síntomas. Comprender el papel del entorno emocional y del pasado de los padres puede abrir nuevas vías de prevención, acompañamiento y apoyo.

Detalles clave del estudio novedoso: diferencias entre madres y padres
El trabajo, publicado en febrero de 2025 en el Nordic Journal of Psychiatry, fue liderado por Maria Davidsson, psicóloga clínica especializada en psicología infantil y adolescente y estudiante de doctorado en el Centro de Neuropsiquiatría Gillberg de la universidad de Gotemburgo, y su equipo. El estudio incluyó a 48 niños y 123 progenitores (86 madres y 37 padres) que fueron atendidos en clínicas psiquiátricas infantiles de Suecia.
Los investigadores recopilaron información sobre las experiencias adversas vividas por los padres antes de los 18 años —maltrato físico o emocional, abuso sexual, negligencia, disfunción familiar—, así como sus propios rasgos de TDAH o TEA. Paralelamente, evaluaron los problemas emocionales y de conducta de sus hijos a través de cuestionarios estandarizados como el Strengths and Difficulties Questionnaire (SDQ).
Hallazgos más relevantes
Entre los hallazgos más relevantes destacan estos tres que resaltamos a continuación:
- Las madres que habían vivido más ACEs (especialmente abuso emocional o sexual) tendían a tener hijos con mayores dificultades conductuales, emocionales y sociales.
- Las ACEs maternas estaban también asociadas con una mayor presencia de síntomas compatibles con TDAH o TEA en las propias madres.
- Se confirmó una continuidad intergeneracional de las ACEs: los hijos de madres con puntuaciones altas también reportaban más adversidades en su infancia.
Llama la atención que estas asociaciones no se encontraron en los padres. Los autores sugieren que podría deberse a una menor participación de los padres en el estudio o a una subrepresentación de figuras paternas con antecedentes adversos graves.
Además, se comprobó que los niños con mayores puntuaciones de ACEs también presentaban más síntomas emocionales. Y que, cuando la madre había sufrido abuso emocional o sexual, la puntuación total de dificultades del niño aumentaba significativamente (hasta casi 6 puntos más en la escala SDQ).

Conclusiones y aplicaciones para la crianza
Los autores destacan que las experiencias adversas en la infancia no solo afectan a quienes las vivieron, sino que pueden influir en su forma de ejercer la crianza y en la salud emocional de sus hijos.
Esta transmisión no es determinista, pero sí plantea una gran oportunidad: si se detectan y abordan los traumas tempranos en los adultos, podrían reducirse los riesgos en la infancia de la siguiente generación.
Para muchas familias con hijos diagnosticados con TDAH o TEA (estos son sus síntomas), este enfoque puede suponer un giro, un cambio de mirada, o mejor dicho, una ampliación de esta. No se trata solo de centrarse en los síntomas del niño, sino de observar el contexto familiar con una mirada más amplia, que integre también la historia emocional de los progenitores.

Entre las recomendaciones prácticas del estudio, los investigadores destacan la necesidad de incluir cribados de ACEs en las evaluaciones clínicas de niños con problemas del desarrollo; de formar a los profesionales en enfoques de atención centrados en el trauma, con perspectiva familiar; y de fomentar espacios de acompañamiento psicológico también para los padres, especialmente las madres, como vía preventiva.
Este estudio conecta en cierto modo con otras investigaciones de las que nos hemos eco en Ser Padres, que vinculan cuestiones de la madre con el bebé: por ejemplo, este artículo sobre el impacto del vínculo materno durante el embarazo, o este otro estudio con más de 61.000 madres que ha encontrado una posible relación entre la dieta en el embarazo y el riesgo de trastornos del neurodesarrollo en la infancia.
También cabe reflexionar sobre cómo estos hallazgos pueden tener impacto en políticas públicas. Desde la inclusión de preguntas sobre antecedentes familiares en protocolos escolares hasta el diseño de intervenciones en salud mental perinatal que contemplen el pasado emocional de los padres, son dos ventanas que se abren con este tipo de investigaciones.
Referencias
- Maria Davidsson, Frida Ringström, Bibbi Hagberg, Christopher Gillberg, Eva Billstedt. Adverse childhood experiences in children with neurodevelopmental disorders and their parents. Nordic Journal of Psychiatry, 2025. DOI: 10.1080/08039488.2025.2469737