Niños aburridos en la escuela: qué hacer y cómo ayudarlos

Al igual que los adultos, es absolutamente normal que los niños también se aburran. Y en la escuela, en ocasiones, puede ser incluso todavía más habitual. Especialmente si nuestro hijo se queja de aburrimiento en la clase constantemente, es esencial averiguar la causa para poder ponerle solución.
Niños aburridos en la escuela: qué hacer y cómo ayudarlos

Es normal que los niños se aburran en la escuela, y además bastante a menudo. Las razones pueden ser muy variadas, desde no tener los suficientes desafíos a simplemente no sentirse demasiado motivados por el tema que se esté tratando o discutiendo en esos momentos.

Aunque es común que, para la mayoría, el aburrimiento en la escuela sea algo normal y pasajero, que únicamente ocurre en determinadas clases por las que no tienden a sentir demasiado interés, en ocasiones sí puede acabar convirtiéndose en una angustia real, e incluso puede conllevar comportamientos de rechazo al colegio o evasión.

En ocasiones puede ser complicado o difícil encontrar la razón por la que el niño/a se aburre en la escuela. Algunos padres pueden pensar que el maestro no presenta el material o el tema a tratar de forma que verdaderamente atraiga a los alumnos. Mientras que, en otros casos, pueden llegar a creer que su hijo es superdotado, y que, para él, el trabajo marcado en clase es demasiado sencillo y fácil de hacer.

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Aún cuando ambas posibilidades pueden ser válidas, la realidad es que siempre debemos tener en cuenta algo fundamental: no son las únicas. Por tanto, es necesario considerar otras razones que pueden influir directa o indirectamente.

Principales causas por las que los niños podrían aburrirse en el colegio

Poco motivados

En ocasiones, es posible que los niños no vean ningún tipo de incentivo. Por ejemplo, es común que los estudiantes con poca motivación se quejen de aburrimiento en la clase porque sienten que ya conocen aquello que se les está enseñando, de tal forma que no poseen ese incentivo de hacer el trabajo con la finalidad de aprender algo nuevo.

A menudo, consideran que la escuela es aburrida, y posteriormente tienden a utilizarlo como “excusa” para justificar por qué no completaron un determinado trabajo, o por qué no le prestaron atención a la profesora. Básicamente lo que está intentando decir el niño es que no se sienten involucrados con el trabajo en clase.

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En cualquier caso, no debemos confundir al niño poco motivado con el niño vago. Por ejemplo, en algunos casos la falta de motivación podría estar ligado a la sensación de que aquello que están aprendiendo no es personalmente importante; que ese proceso de aprendizaje no tiene ningún tipo de significado para él y / o para su vida.

No sienten un desafío

Cuando el niño por lo general no necesita demasiadas explicaciones con la finalidad de dominar una habilidad, o incluso tienden a desarrollarla o a entenderlo antes que el resto de la clase suelen quedarse a menudo de estar aburridos en la escuela. En estos casos, es común que el alumno sienta que no está siendo desafiado por el trabajo en el aula.

No debemos entenderlo como niños superdotados. Un estudiante que no tiene suficientes desafíos no siempre es un superdotado, pero por lo general sí se caracterizan por ser muy capaces y muy inteligentes.

Eso sí, no siempre suelen presentarse de esta manera. Además, también pueden caracterizarse por ser descuidados en su trabajo, tienden a no estudiar demasiado (aún así continuarán obteniendo buenas calificaciones), y suelen hacer bien su trabajo sin necesidad de revisar o editarlo excesivamente.

No se sienten conectados con sus compañeros de clase (o con el profesor)

En ocasiones, los niños se aburren en clase porque tienen problemas para entablar cierta con sus compañeros, o incluso con el maestro, de tal forma que pueden sentirse muy aislados.

Causas del aburrimiento de los niños en la escuela - Foto: Istock

Por ejemplo, si nuestro hijo no ha establecido una relación cómoda con nadie de la clase, es posible que sienta que no tiene a dónde acudir o a quién preguntar cuando necesite algún tipo de ayuda con su trabajo.

Esto podría hacer también que se sienta un poco desconectado, creyendo estar aburrido cuando incluso originalmente podría no ser del todo así. Lo que en realidad estaría experimentando es la necesidad de sentirse parte de la comunidad del aula.

¿Cómo podrían ayudar los padres?

Las razones por las que los niños tienden a aburrirse en la escuela no tienen por qué ser mutuamente excluyentes. La clave está en descubrir lo que nuestro hijo nos está realmente diciendo cada vez que dice que se aburre en la escuela. ¿Y de qué manera podemos averiguarlo?:

Haciéndole algunas preguntas

Una buena opción es animar al pequeño a desglosar qué ha aprendido en clase, y los detalles de lo que hizo durante la lección. También es conveniente obtener respuesta a algunas preguntas básicas que podrían ser de cierta ayuda, como por ejemplo qué fue exactamente lo que le pareció aburrido, si terminó la tarea antes que los otros niños o si disfrutó del tema en general o de la tarea en sí.

En caso de que el aburrimiento tenga que ver con la forma cómo el tutor presenta la tarea o la lección, una buena idea es preguntarle si le gustó o no cómo el maestro presentó la información, o qué haría de forma diferente si enseñara esa lección, o si fuera él / ella quien presentara ese tema.

Esto podría ser de mucha ayuda a la hora de descubrir qué es lo que estaría haciendo que el niño se aburra en la clase, y lo que puede originalmente estar contribuyendo a que surjan esos sentimientos.

La importancia de involucrar al maestro y al niño

Si la situación se tiende a extender demasiado en el tiempo, y observamos que el niño/a se queja constantemente de estar aburrido en clase, es fundamental hablar con los maestros de nuestro hijo/a y hacerles saber qué puede parecerle interesante, y qué no.

Es conveniente tratar de frenar cualquier negatividad, y ofrecer comentarios constructivos acerca de las diferentes necesidades de nuestro hijo. También es una buena idea involucrar al pequeño en el proceso cuando creamos que pueda ser el momento más oportuno.

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