Las niñas con síntomas de inatención durante la infancia tienen mayor riesgo de desarrollar ansiedad en la adolescencia. Además, esa relación parece reforzarse con el tiempo, en un patrón bidireccional que no se observa en los niños.
Comprender cómo evoluciona la salud mental desde la infancia requiere estudios a largo plazo que analicen trayectorias específicas. Con ese propósito, un equipo de investigadores de la Norwegian University of Science and Technology (NTNU) llevó a cabo uno de los seguimientos más extensos en población infantil.
Publicado en 2025 en la revista Journal of Child Psychology and Psychiatry, el estudio analizó durante 12 años a más de 1.000 niños y niñas, desde los 4 hasta los 16 años, para explorar cómo se relacionan los síntomas de TDAH y ansiedad a lo largo del desarrollo y según el sexo.
Una relación que afecta más a las niñas que a los niños
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) incluye dos dimensiones principales: inatención e hiperactividad-impulsividad. Aunque ambas pueden aparecer juntas, hay patrones diferentes según el sexo. Las niñas suelen presentar mayor inatención, mientras que los niños exhiben más hiperactividad.
Los investigadores encontraron que la inatención en niñas predijo el aumento de ansiedad dos años después, en cada una de las etapas estudiadas desde los 4 hasta los 16 años.
En cambio, esta relación solo fue significativa en niños entre los 10 y 12 años, y no fue consistente en otras edades.
Esto sugiere que la inatención es un factor de riesgo sostenido para la ansiedad en niñas, y que esa vulnerabilidad puede aparecer de forma temprana en la infancia.

Ansiedad que también alimenta la inatención en la adolescencia
El estudio también identificó un patrón de retroalimentación en niñas adolescentes: la ansiedad a los 12 y 14 años predijo un aumento de la inatención dos años después. Esta relación no se observó en niños.
Durante la adolescencia, las niñas enfrentan cambios hormonales, demandas sociales y académicas, y mayor propensión a rumiación y preocupación excesiva.
Estos factores pueden intensificar las dificultades de atención, especialmente en quienes ya mostraban signos previos de TDAH.
Los investigadores señalan que la combinación de presión social, menor autoestima y exigencias cognitivas podría explicar por qué las niñas con ansiedad presentan más problemas de atención a medida que crecen.
Inatención: el síntoma invisible que retrasa el diagnóstico
Las niñas con TDAH de tipo inatento suelen pasar desapercibidas. Son vistas como tranquilas, distraídas, soñadoras o desorganizadas, pero no generan conflictos de conducta que llamen la atención de padres o docentes.
Esta invisibilidad hace que el diagnóstico de TDAH en niñas ocurra más tarde, muchas veces cuando los síntomas se agravan o cuando aparece ansiedad.
En algunos casos, la ansiedad es la primera razón de consulta, y solo entonces se detecta la inatención subyacente.
Identificar los síntomas de forma temprana es clave. Distinguir entre inatención clínica y simple distracción infantil requiere evaluación especializada, especialmente en niñas que no presentan hiperactividad.

Diferencias de género: hiperactividad en niños, ansiedad en niñas
En los niños, el estudio encontró que la hiperactividad-impulsividad a los 6 y 8 años predijo un aumento de ansiedad dos años más tarde. Sin embargo, la ansiedad no tuvo efecto sobre la hiperactividad posterior.
Esto refuerza la idea de que la manifestación y evolución del TDAH y la ansiedad difieren por sexo.
Mientras que la inatención es un predictor más fuerte y consistente de ansiedad en niñas, en los niños son los rasgos de hiperactividad los que anticipan dificultades emocionales.
Los autores destacan que comprender estas diferencias puede mejorar la detección precoz y permitir intervenciones más eficaces adaptadas al perfil de cada niño o niña.
Implicaciones para la prevención y el tratamiento
Detectar y tratar los síntomas de inatención antes de los 12 años podría reducir el riesgo de ansiedad en la adolescencia, especialmente en niñas. De forma recíproca, abordar la ansiedad podría prevenir el empeoramiento de los síntomas atencionales.
El estudio sugiere que la comorbilidad entre ansiedad y TDAH no se explica solo por factores genéticos compartidos, sino por una relación funcional que cambia a lo largo del desarrollo. Por ello, la intervención debe ser sensible al momento evolutivo y al sexo del menor.
Las niñas que pasan desapercibidas en clase, que no causan conflictos, pero se distraen fácilmente o parecen ausentes, merecen una atención clínica tan urgente como quienes presentan síntomas más evidentes.

Mirar más allá de lo evidente
Este estudio aporta evidencia sólida de que los síntomas de inatención en niñas tienen un impacto acumulativo y profundo en su salud mental.
La ansiedad no solo es más frecuente en ellas durante la adolescencia, sino que puede ser la expresión final de una dificultad cognitiva no detectada a tiempo.
Frente a diagnósticos tardíos y oportunidades perdidas de intervención, la detección precoz del TDAH tipo inatento puede cambiar el curso del desarrollo emocional en muchas niñas.
Comprender que el TDAH no siempre se manifiesta con hiperactividad ni se detecta con facilidad, es esencial para evitar que el silencio de las niñas distraídas se convierta en una ansiedad que pudo prevenirse.
Referencias
- Habibi Asgarabad M, Wichstrøm L, et al. Reciprocal relations between dimensions of attention-deficit/hyperactivity and anxiety disorders from preschool age to adolescence: sex differences in a birth cohort sample. J Child Psychol Psychiatry. (2025). doi:10.1111/jcpp.14038